
Proteger la diversidad genética de los cultivos: Director de INIA Chile participa en entrega de semillas en Noruega
Conocida como la “Bóveda del Fin del Mundo”, Seed Vault es el lugar donde se guardan semillas para proteger la diversidad genética de los cultivos y garantizar su disponibilidad para las generaciones futuras, enfrentando desafíos como el cambio climático y la degradación ambiental.
En el caso de Chile, el Instituto de Investigaciones Agropecuarias (INIA) es la principal institución encargada de conservar y proteger la biodiversidad nacional, siendo un modelo en la conservación genética que se adapta a los desafíos venideros.
En una histórica contribución, el director nacional de la organización, Carlos Furche, participó en el depósito de semillas provenientes de Brasil, Georgia, Malasia y Malawi al Banco Mundial de Semillas de Svalbard. Con este hecho, ya son 86 los países que han aportado semillas a este resguardo internacional, cuidando la seguridad alimentaria y la conservación de la biodiversidad.
En este lugar se encuentran variedades de trigo desarrolladas por INIA y de maíz chileno, bajo el “Acuerdo de caja negra”, el cual garantiza exclusividad para el país si acontencen emergencias agrícolas que condicionen la producción nacional.
Luego de su visita, Furche manifestó que “este esfuerzo es un claro ejemplo de cooperación internacional con una visión a largo plazo, que permite resguardar la capacidad de la humanidad para garantizar la alimentación y la biodiversidad”.

Conservación de recursos fitogenéticos
Desde 1964, INIA Chile ha encabezado la recolección, conservación e investigación de semillas y microorganismos fundamentales para la agricultura nacional.
En la actualidad, la Red de Bancos de Germoplasma de INIA resguarda más de 33.000 accesiones de recursos fitogenéticos, que incluyen especies cultivadas y flora nativa.
Sumado a esto, la Colección Chilena de Recursos Genéticos Microbianos alberga alrededor de 5.000 accesiones de microorganismos con potencial agrícola, como biofertilizantes y agentes de control biológico.
INIA utiliza tecnologías avanzadas de conservación de semillas, como la criopreservación en nitrógeno líquido a -196°C, un método útil para proteger especies clonales y recalcitrantes de alto valor alimentario, como la papa.
“Esta experiencia ha sido muy gratificante para entender y valorar aún más nuestra Red de Bancos de Germoplasma y trazar una ruta de trabajo hacia su expansión que nos permita, como instituto tecnológico del Ministerio de Agricultura, continuar con el trabajo de conservación de los recursos genéticos y microbianos de nuestro país”, finalizó Furche.