
Andes se calientan y sube temperatura de vientos cordilleranos que provocan olas de calor en valles de Chile
Llamado viento Raco en la zona central y Puelche en el sur de Chile, el viento que se calienta y se seca al descender de la cordillera de los Andes en verano, ha generado olas de calor intenso sobre los valles del país desde que se tienen registros.
Pero ahora el cambio climático provoca que el aire de por sí ya esté más caliente, y eso exacerba el efecto de este viento generando calores extremos en algunas ciudades del país como Chillán, Talca y Santiago, tal como han explicado meteorólogos al analizar las temperaturas de este verano.
Ya en 2024, estudios del Centro de Ciencia del Clima y la Resiliencia (CR2), analizaban la intensificación de este fenómeno y su interacción con el cambio climático: “Si el mismo viento ocurriese en los 80, habría producido una ola de calor de 35 grados. Pero en 2024, la ola de calor será más intensa, porque el aire actual está a mayor temperatura”, explicó el investigador René Garreaud sobre el estudio.
De esta forma, concluyen que el cambio climático está haciendo más frecuentes y extremas las olas de calor en los valles del país. Esto también se suma a un estudio que proyecta una reducción de las lluvias y un aumento de hasta 5° en la temperatura media de la cordillera de los Andes al 2080.
Calor y sequía
Las proyecciones científicas prevén por lo tanto un futuro más seco y cálido. Uno de los riesgos más peligrosos de las olas de calor son los incendios forestales, que ya en febrero de 2017 y de 2023 causaron estragos en la zona central del país, por lo que los investigadores recalcan la importancia de focalizar en ese sector los esfuerzos en prevención de incendios.
Y los ecosistemas que no se incendian directamente igual sienten los efectos del calor. El investigador de la Universidad Austral de Chile, Álvaro González Reyes, explica que la vegetación de los bosques patagónicos y la selva valdiviana requieren abundante agua y temperaturas moderadas, por lo que pueden verse severamente afectados con el calor persistente.
Esto también tiene un efecto en los cuerpos de agua aún poco estudiado, ya que el calor aumenta la transpiración de los bosques, por lo que el agua captada del suelo por la vegetación se evapora hacia la atmósfera.