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¿Qué pasará con el Papa Francisco? Su salud, la posibilidad de renuncia y el futuro del Vaticano
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¿Qué pasará con el Papa Francisco? Su salud, la posibilidad de renuncia y el futuro del Vaticano

Por: Horacio Gutiérrez Areyte | 22.02.2025
Las opciones del Papa Francisco ante su enfermedad generan debate. Mientras sigue gobernando desde el hospital, su estado reaviva la posibilidad de renuncia, la falta de un reemplazo en caso de incapacidad y el futuro del Vaticano si no puede continuar en el cargo.

El estado de salud del Papa Francisco, quien permanece hospitalizado en el Hospital Gemelli de Roma por una neumonía bilateral, ha generado un fuerte debate en la Iglesia Católica y el mundo sobre su capacidad para seguir liderando el Vaticano.

A sus 88 años, el pontífice enfrenta una recuperación delicada que ha reavivado las preguntas sobre su posible renuncia, los protocolos en caso de incapacidad y lo que ocurriría si su estado empeorara.

El Papa Francisco no es ajeno a los problemas de salud. Durante sus doce años de pontificado, ha pasado varias veces por el quirófano: en 2021 fue operado para extirparle parte del colon, en 2023 se sometió a una cirugía de hernia abdominal y, en diversas ocasiones, ha padecido infecciones respiratorias que lo han llevado a internaciones temporales.

Sin embargo, esta última neumonía ha requerido un tratamiento más prolongado y ha limitado severamente su actividad.

El Vaticano ha intentado transmitir tranquilidad, asegurando que el papa sigue gobernando la Iglesia desde la décima planta del Hospital Gemelli, una instalación diseñada para atender a pontífices desde los tiempos de Juan Pablo II.

A pesar de su hospitalización, Francisco ha seguido firmando documentos y manteniendo reuniones con sus secretarios, aunque bajo estrictas órdenes médicas de guardar reposo absoluto.

Pero, ¿qué sucede cuando un papa está enfermo y no puede cumplir con sus funciones? ¿Existe un mecanismo para que sea reemplazado temporalmente? ¿Podría renunciar en los próximos meses? Estas son algunas de las preguntas que han surgido con fuerza mientras el líder de la Iglesia Católica sigue en recuperación.

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La posibilidad de renuncia: ¿Seguirá el camino de Benedicto XVI?

Uno de los mayores debates dentro del Vaticano y entre los fieles gira en torno a la posible renuncia del Papa Francisco.

En 2013, su predecesor, Benedicto XVI, sorprendió al mundo al dimitir, convirtiéndose en el primer pontífice en hacerlo en más de 600 años. Su decisión marcó un precedente que, hasta ese momento, parecía impensado.

Francisco ha dejado abierta la puerta a esa posibilidad. En 2022, reveló en una entrevista que ya había firmado una carta de renuncia en caso de impedimento médico grave y que la había entregado al entonces secretario de Estado, Tarcisio Bertone.

Sin embargo, no ha especificado en qué circunstancias exactas se haría efectiva ni quién tomaría la decisión final.

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En sus declaraciones públicas, el papa ha sido ambiguo respecto a su permanencia en el cargo. En 2023, ante preguntas sobre su estado de salud, respondió: "Se gobierna con la cabeza, no con la rodilla", haciendo referencia a sus problemas de movilidad que lo obligan a usar una silla de ruedas.

Pero en otras oportunidades ha admitido que, si su salud le impidiera desempeñar sus funciones, no dudaría en dar un paso al costado.

Recientemente, el arzobispo de Sevilla, José Ángel Saiz Meneses, sugirió que, dada la longevidad y los problemas físicos que pueden acompañarla, la renuncia de un papa enfermo debería ser una opción a considerar con mayor naturalidad.

Sus declaraciones han reavivado el debate sobre si Francisco se mantendrá en el cargo o si podría seguir los pasos de Benedicto XVI en el futuro cercano.

¿Quién gobierna el Vaticano si el papa no puede hacerlo?

A diferencia de otras figuras de liderazgo, el papa no tiene un vicepresidente ni un sustituto designado en caso de incapacidad temporal.

La Iglesia Católica no funciona con un sistema de suplencias, por lo que no hay nadie que pueda asumir oficialmente sus funciones mientras se recupera.

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En la práctica, la administración del Vaticano recae en la Curia Romana, una estructura compuesta por distintos dicasterios (ministerios) y tribunales que se encargan del funcionamiento diario de la Iglesia.

Sin embargo, la autoridad absoluta sigue siendo del papa, por lo que muchas decisiones importantes requieren su aprobación directa.

El problema surge si un pontífice queda incapacitado por completo. A diferencia de otras instituciones, el Vaticano no tiene regulaciones claras sobre qué ocurre si un papa entra en coma o sufre una enfermedad degenerativa que le impida gobernar.

No hay una norma específica en el Derecho Canónico que determine cómo proceder en estos casos, lo que ha llevado a algunos expertos a pedir que se establezcan reglas claras para evitar posibles crisis de liderazgo.

Durante su hospitalización, Francisco ha delegado ciertas funciones en sus colaboradores. Por ejemplo, el arzobispo Rino Fisichella ha sido el encargado de reemplazarlo en algunas audiencias y eventos relacionados con el Jubileo 2025.

Sin embargo, estos reemplazos son parciales y no significan que alguien esté asumiendo formalmente su autoridad.

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El protocolo en caso de fallecimiento

El papa ha dejado instrucciones claras sobre cómo desea que sea su funeral. A diferencia de sus predecesores, ha pedido que sea más austero y sencillo, sin la exposición de su cuerpo en la Basílica de San Pedro ni el tradicional ataúd triple que se utilizaba en el pasado.

También ha decidido que su tumba no estará en la cripta vaticana, sino en la Basílica de Santa María La Mayor, donde se encuentra el ícono mariano Salus Populi Romani, del cual es devoto.

Si Francisco fallece, se activará el protocolo de sede vacante, que deja al Vaticano sin líder hasta la elección de un nuevo papa. El encargado de administrar la Iglesia en ese período es el cardenal camarlengo, actualmente Kevin Joseph Farrell, quien se encarga de organizar el cónclave donde se elige al sucesor.

El proceso de elección se realiza en la Capilla Sixtina, donde los cardenales con derecho a voto se reúnen a puerta cerrada hasta alcanzar un consenso.

La última vez que esto ocurrió fue en 2013, cuando Francisco fue elegido tras la renuncia de Benedicto XVI.

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¿Qué pasará en los próximos meses?

Por ahora, el Papa Francisco sigue recuperándose y no ha dado señales claras de una posible renuncia.

Su estado de salud es monitoreado de cerca, y aunque ha mostrado mejoría, es evidente que su capacidad para seguir al frente de la Iglesia Católica está cada vez más limitada.

El debate sobre la sucesión papal y la necesidad de establecer normas para casos de incapacidad seguirá creciendo, especialmente si su salud se deteriora nuevamente.

La incertidumbre sobre su futuro mantiene en vilo al Vaticano y a los más de 1.300 millones de católicos en todo el mundo.

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