Chile encabeza mortalidad de ballenas por choques con embarcaciones: Científicos proponen medidas para evitarlo
La mayor amenaza para las ballenas a nivel mundial son los choques con embarcaciones, los científicos observan esta situación detenidamente en pos de la conservación de estos enormes habitantes del mar.
La vasta costa de Chile aloja a casi la mitad de las especies de ballenas en el planeta. Al respecto, un estudio publicado en la revista Marine Policy informó que están siendo amenazadas por el tráfico marítimo y especificó que nuestro país posee la mayor tasa de mortalidad de estos mamíferos a causa de choques con embarcaciones en la última década (2013-2023).
La investigación se fundó gracias a diversas bases de datos acerca de varamientos de ballenas en las playas y las clasificó de acuerdo a la causa de muerte de estos animales, determinada a partir de necropsias.
Tasa de mortalidad
De los 156 varamientos reconocidos entre 2013 (año en que las necropsias se empezaron a realizar de forma sistemática en Chile) y 2023, 50 de los decesos se produjeron por colisiones con embarcaciones, lo que evidenció una tasa de mortalidad mínima de cinco ejemplares por año.
Luego de ejecutar un análisis contrastado con otras publicaciones científicas, el estudio mostró que, en relación con el número de muertes en la última década, después de Chile viene Sri Lanka y la costa oeste de Estados Unidos, ambos con una tasa de mortalidad de 3,5 ballenas por año.
Susannah Buchan, oceanógrafa y una de las coautoras de la publicación, declaró a El País que la tasa de mortalidad de ballenas por choques con embarcaciones en Chile quizá sea mayor: “hay que pensar que, por problemas logísticos para poder realizar las necropsias, en la mayoría de los varamientos registrados no se puede llegar a la causa de muerte. Entonces, probablemente se pierden algunos casos".
"Además, lo que se ha demostrado en otros estudios que realizan modelamientos, es que a causa de las corrientes marítimas, la mayor cantidad de los cuerpos de las ballenas afectadas por los choques con embarcaciones no llegan a las playas, sino que el cuerpo se hunde y no lo vemos”, añade la profesora visitante de la Universidad de Concepción e investigadora del Centro de Investigación Oceanográfica del Pacifico Suroriental (COPAS COASTAL) y del Centro de Estudios Avanzados en Zonas Áridas (CEAZA).
Accidentes evitables
Se llegó a la conclusión de que la región de Magallanes encabeza la lista de los lugares donde ocurren más choques, con un 21% de los casos, luego viene la región de Los Lagos (18%), la de Antofagasta (13%) y por último las regiones de Valparaíso y Coquimbo, con un 8% de los casos.
Asimismo, la investigación determinó que el 55% de las colisiones acontecieron entre enero y mayo, periodo que se relaciona con una mayor presencia de ballenas que llegan a las costas chilenas en búsqueda de alimento, comenta Buchan. “Son varias las especies que migran en la época más productiva del océano (...) Además, la costa chilena por ser tan extensa y variada, desde Patagonia hasta Arica, alberga una gran diversidad de ecosistemas que alimentan a distintas especies”.
La oceanógrafa explica que la hostilidad para las ballenas debido al gran tráfico marítimo es más complicada de lo que parece, porque gran parte de las especies están en riesgo de extinción a causa de la caza comercial que tuvo lugar hasta la década de los ochenta. “Estamos viendo que hoy estamos matando a las ballenas de otra manera. Entonces, de alguna manera, seguimos siendo balleneros”, afirma la investigadora.
Con el fin de contrarrestar este escenario negativo, los científicos insisten en aplicar medidas: “Somos conscientes que ninguna embarcación mata a una ballena porque quiere, son accidentes. Entonces, aquí nuestro propósito no es andar apuntando con el dedo, sino que hay una serie de cosas de planificación que se puede hacer para reducir este riesgo”, sentencia Buchan.
Una de las medidas es reducir la velocidad a la que transitan las embarcaciones en las zonas donde es posible hallar grandes poblaciones de ballenas, como también planificar las rutas marítimas teniendo en cuenta su preservación.