Exclusivo baño con elefantes para turistas en Tailandia: Animalistas los "enemigos" número uno
El baño con elefantes que ofrecen algunos centros es una actividad controvertida para atraer turistas en Tailandia, que algunas organizaciones denuncian que entraña riesgos al estresar a animales que pesan más de una tonelada y tienen una altísima sensibilidad.
La Policía de Yao Yai confirmó este lunes a EFE que aún investiga lo sucedido a la española y "reúne pruebas" para determinar la causa precisa de su muerte.
A raíz del suceso, la española Cristina Palacio, codirectora del santuario Kindred Spirit, ubicado en la localidad tailandesa de Chiang Mai -donde no se permite el baño con los paquidermos-, incide en que "el principal problema es la cautividad de animales salvajes".
Palacio dijo a EFE que se debe proveer a los turistas de "información correcta" sobre la naturaleza de los elefantes para que se demanden "experiencias diferentes y respetuosas".
Separación materna
Por su parte, World Animal Protection advierte que el primer paso para lograr que un elefante se deje bañar por extraños consiste en "separar a las crías de sus madres, mantenerlas aisladas, privarlas de comida y agua y, en muchos casos, golpearlas repetidamente hasta que se las puede controlar con miedo".
No hay pruebas de que este método, que la ONG dice conocer a través de fuentes que no identifica, se cumpla en todos los centros turísticos que cuentan con estos animales, mientras cerca de 2.800 son exhibidos en centros para diversas actividades en Tailandia, según datos de la organización.
Estas prácticas, insisten, han ido extendiéndose en países de Asia para atraer a visitantes extranjeros, pues es vista como un espectáculo menos agresivo, dejando atrás los paseos en elefantes, cuyo atractivo ha disminuido en los últimos años, cuando -cree la ONG- ha crecido la sensibilización contra el maltrato animal.
Riesgos de salud
La reserva natural de la turística isla de Phuket prohíbe en su caso que los visitantes tengan contacto directo con los animales, salvo para observarlos desde una distancia prudencial, y en su página web aclara: "Los elefantes no quieren ser bañados por los humanos y los humanos no deberían bañar a los elefantes".
Este centro alerta sobre los riesgos de salud que encierran estos baños para el animal y para los humanos, pues -entre otros factores- el elefante puede orinar o defecar, aumentando las posibilidades de infección para sí mismo y para los turistas que se mantienen cerca, gracias a estas ofertas que permiten hasta dos horas de contacto por un precio cercano a los cien euros.
"En condiciones húmedas y resbaladizas puedes caerte. Con un elefante de tres toneladas cerca, potencialmente estresado, esto es algo que realmente quieres evitar", advierte la reserva, que no niega que los paquidermos disfrutan bañarse o cubrirse de lodo, pero solo cuando ellos así lo desean.
La actividad genera disparidad de opiniones y otros centros, entre ellos uno muy popular a 155 kilómetros de Bangkok que este lunes aparecía abierto en su web, ofrecen el baño con elefantes como una de sus actividades, defendiendo la protección del animal y negando posibles abusos.
El país de los elefantes
Tailandia, que lidera el número de elefantes en el Sudeste de Asia, intenta controlar el crecimiento de esta población con programas anticonceptivos para evitar principalmente la rápida reproducción de los paquidermos en la vida salvaje.
Según registros gubernamentales, en la actualidad hay entre 4.013 y 4.222 elefantes salvajes (que viven en libertad), que han causado la muerte a 240 personas desde 2012 y que a veces cruzan hacia áreas habitadas por personas, debido a la pérdida de hábitat natural.
Se estima, además, una población similar de elefantes domésticos en el país, de los que no hay datos oficiales recientes sobre incidentes graves con humanos, la mayoría de ellos utilizados en espectáculos destinados a turistas.
Récord de turistas
El Gobierno de Tailandia se ha propuesto atraer a 40 millones de turistas extranjeros en 2025, una cifra ligeramente por encima del récord de 39,87 millones de viajeros que visitaron el país en 2019, antes de la crisis sanitaria.
El Ministerio de Turismo reveló a comienzos de enero un plan para impulsar el turismo este año como parte de la campaña "Increíble Tailandia, Año del Gran Turismo 2025", mediante el que colaborará con agencias de viajes globales para lograr 40 millones de visitantes al país del Sudeste Asiático de ahora a diciembre.
La campaña busca en concreto potenciar las visitas de turistas de mercados con gastos elevados en el país receptor como Europa, India y Malasia para paliar el declive de turistas chinos, aún su principal Estado emisor, indicaron desde el Ministerio de Turismo y Deportes el pasado viernes.
El objetivo es conseguir hasta 3,4 billones de bat en beneficios por las visitas (98.500 millones de dólares, 95.200 millones de euros) este año.
La meta se impone después de que el país, una de las mayores potencias turísticas del mundo, cerrara 2024 habiendo recibido a más de 35 millones de extranjeros, que dejaron beneficios estimados en 2,6 billones de bat (71.500 millones de dólares, 72.500 millones de euros).
Los ciudadanos chinos, unos 6,70 millones, supusieron el mayor grupo de visitantes, seguidos por los malasios (4,93 millones), indios (2,12 millones), surcoreanos (1,86 millones) y rusos (1,72 millones), según datos oficiales.
El turismo internacional en Tailandia cayó del récord de 39,8 millones de visitantes en 2019 a 6,7 millones en 2020 y 420.000 en 2021, con un descenso del 90% de los ingresos, según datos de la Asociación de Hoteles.
Los turistas chinos supusieron casi un tercio de los extranjeros que recibió Tailandia en 2019, pero las cifras cayeron en picado debido a la pandemia de la covid-19 y no han aumentado como se esperaba tras el fin de las restricciones de viaje por parte de la potencia asiática.
El pasado año, el Gobierno de Tailandia anunció, entre otras medidas, la exención de visados a los ciudadanos chinos en un intento de reavivar el turismo, que en 2019 suponía entre el 12 % y el 20 % del producto interior bruto (PIB) tailandés.