Cristóbal Briceño y su visión del cine chileno: "Está tan financiado por fondos, que realmente no les importa vender entradas"
Cristóbal Briceño está nervioso. El líder de proyectos insignes de la escena musical nacional como Ases Falsos, Fother Muckers y Los Mil Jinetes, entre otros, se desliza por la antesala de la Cineteca Nacional entre caras conocidas, amigos y familiares. A pesar de haber mostrado en pantalla grande "Bremen", su primera película, más de diez veces en distintas partes de Chile, e incluso en Bremen, Alemania, cada función tiene su propia cuesta arriba. Pareciera como si se alistara más bien para un concierto que para el estreno de una cinta audiovisual.
Sin ir más lejos, en esta entrevista asegura no sentirse como un cineasta aún. "Quizás nunca lo sea", reconoce.
Minutos antes de iniciar la función se acerca a su hija -que tiene un pequeño papel en la película-, sentada en una de las tantas butacas, y le dice que va a estar dando vueltas por la sala, sentándose en distintas partes para analizar "cómo se escucha" la película. Al finalizar la función, incluso dirá que aún están haciendo trabajo de postproducción de sonido, porque cada cine suena distinto y quieren igualar ese aspecto.
Si la cineasta argentina Lucrecia Martel piensa que el sonido es el aspecto más importante de una película, más lo debe ser para un músico como Cristóbal Briceño, que ha hecho del sonido y de la manufactura de canciones con vocación masiva, su oficio.
Un oficio colectivo, tanto en grupos como solista, en el que se ha arropado de diversos músicos para sacar adelante sus proyectos, haciendo carne esas diferencias, para hacer distinta cada propuesta. Algo que se ve reflejado en "Bremen", una historia basada libremente en un cuento de los Hermanos Grimm, que relata la aventura de cinco animales músicos que harán de todo para llegar a la "tierra prometida" que da nombre a la película.
Un relato sobre pandillas o clanes de desplazados como forma de sobrevivencia frente al mundo, que muchas veces pueden chirriar por esas divergencias. "Si hay algún asiento vacío es por alguna persona de la producción que se peleó con nosotros durante la película", bromea durante la presentación previa. Una idea a la que volverá durante esta conversación por correo electrónico. "La terminamos como pudimos y los remiendos se ven por todos lados. Pero creo que logramos convertir eso en el estilo de la película", asegura.
-"Bremen" parece reflejar la idea de que el destino soñado no siempre es alcanzado, pero el viaje mismo tiene su propio valor. ¿En qué medida esto refleja tu experiencia con Ases Falsos?
La película está muy ligada a la banda, por supuesto. Y se pueden hacer paralelos con nuestra historia, seguro, pero principalmente quisimos hacer algo divertido, no hay nada que tema más que tener a alguien aburrido, atrapado en la sala de cine.
-Las expectativas que la prensa y el público pusieron sobre Ases Falsos como "la próxima gran banda chilena", ¿contribuyeron al agotamiento del proyecto? ¿Fue el resurgimiento de Fother Muckers una respuesta a esa presión y un espacio para poder crear y tocar con mayor libertad?
No recuerdo haber sentido esa presión, mucho menos conversarlo con mis compañeros. La banda nunca fue mediática, salvo cuando salía alguna cuña polémica. Quizás me hubiese gustado sentir esa presión y contar con la difusión de las grandes bandas chilenas. Pero está bien, no era para nosotros. Por otro lado, pienso que lo que la prensa pueda decir pesa poco. Piensa tú la bajísima cobertura y análisis que tiene el trap en relación a su arrastre popular. Hoy en día, la prensa musical prácticamente no existe. El momento en el que nosotros empezamos a tocar con Ases Falsos coincidió con el debilitamiento de la prensa y su impacto social. Los noticieros, por ejemplo, recién volvieron a ser relevantes gracias al morbo de la pandemia. Creo que la sociedad ha perdido capacidad crítica, si es que alguna vez la tuvo. La opinión pública suele ser grave, pero no seria. O de una seriedad fingida e irreflexiva. Me hubiese gustado recibir más retroalimentación de la prensa, claro, pero si la banda se agotó fue por simple fatiga de material, los ciclos creativos de los grupos no suelen durar más de 5 años. Después el acomodamiento se va comiendo la inspiración.
-¿Qué significa el éxito para ti? ¿y el fracaso? ¿El arrepentimiento juega algún rol en tu vida, o es un prisma del cual miras el pasado? ¿O de plano lo descartas?
Dicen que de los arrepentidos es el reino de los cielos, yo soy más de la idea del que se arrepiente es dos veces miserable. A lo hecho, pecho. Claro que hay que tratar de corregir, pero sin mortificarse. Creo que en el arrepentimiento es más difícil aceptar la realidad, pues te arrastra a esa pobre fantasía del “qué hubiese pasado si…” es decir, a ver las cosas como no son. Respecto al éxito y el fracaso, me resisto a juzgarme en esos términos. Trato de acercarme a lo que me fortalece y alejarme de lo que me debilita. Vivo con una mujer que admiro y que me adora y una hija que respeto un montón, a la que le gusta pasar el tiempo conmigo. Amo mi trabajo y lo que me da me alcanza para llevar una vida desahogada. No se me ocurren mayores privilegios.
-¿Cuál crees que hubiera sido la trayectoria de los Ases Falsos si se hubiera radicado en México?
Uh, como te dije, esa no es mi manera de pensar. Imaginar lo que no fue parece un gasto de energía innecesario y dañino. Es como cuando los comentaristas deportivos dicen lo que el futbolista debió haber hecho, en vez de analizar lo que efectivamente hizo. No le sirve a nadie.
-¿Cuánto de esas expectativas te llevaron a hacer una película como Bremen? ¿Por qué adaptar un cuento del folklore de los hermanos Grimm a una película?
Mira, no sé por qué hago lo que hago. Lo reconozco. Me dejo llevar por mis instintos y mi intuición. Tampoco sabía cómo iba a resultar la película, nunca habíamos hecho una y era muy poco el control que podíamos tener a priori sobre un proyecto tan vasto. Pero la incertidumbre y el misterio de navegar en aguas desconocidas se me hacen muy atractivos. El cuento que sirve de fuente es un relato muy querido por mí desde niño y hacer la película me ha servido para explorar el por qué me identificaba tanto.
-La película retrata vívidamente las dinámicas de grupos de amigos y clanes. ¿Cómo se relaciona esto con tu experiencia en Ases Falsos y tus otros proyectos musicales? ¿Es necesaria la amistad para mantener una banda?
Para mí, sí. Pero sé que para muchas bandas exitosas no lo es. Y que viajan separados y hasta se quedan en diferentes hoteles. Yo creo que no podría.
-¿Cómo ves la música chilena actual? ¿Crees que la irrupción y masificación de la música urbana ha provocado que haya menos espacios para bandas u otros estilos musicales?
Creo que ha sido una bocanada de aire fresco. El rap y todos sus derivados calzan muy bien con nuestra naturaleza. Tenemos una manera de decir las cosas que no he oído en otras partes del continente. Por ejemplo, los argentinos son más preciosistas, y los mexicanos más cándidos. Los chilenos somos más desconfiados, maliciosos y crudos, con un ingenio más seco, menos adornado y menos afectado. También era hora de que las poblaciones ocuparan el centro del escenario. Por el rock de guitarras no me preocupo, renacerá. Son oleadas.
-¿Te gusta algún artista de esa escena?
Standly creo que tiene una facilidad melódica increíble, encuentra los ganchos sin esfuerzo. Nicko Og tiene un talento para tirar rimas que me parece superior, métricas realmente difíciles y un estilo flexible. Pablo Chill-e por supuesto todos sabemos lo potente que es, ya es todo un concepto, tiene ideas claras y una voz muy emotiva. Me gustaba Yiordano Ignacio pero no sé qué será de él, empezó muy niño y no la ha tenido fácil. En fin, son legión y va a ser interesante ver cómo evolucionan. Hay una canción, un merengue al que siempre vuelvo, el remix de Mala Piola. Su coro dice "Me tienen mala piola / pero me ven, me dicen hola / quieren darle corte maleante y a la hora de ser gangster / tan atacando pera y ahí sí son cantantes"
-La película aborda lo rural y lo provinciano. ¿Consideras que el campo chileno es un espacio desaprovechado en la cultura chilena actual?
No sé, no veo tantas películas chilenas como para decir eso, pero es el Chile que amo y el que quiero grabar. De niño pasé mucho tiempo en el campo porque toda mi familia viene de zonas rurales, entonces es un ambiente donde me siento a gusto. Pero lo que dices es cierto, tenemos muchas locaciones naturales impresionantes como para desaprovecharlas.
-¿Qué directores influyeron en la realización de "Bremen"? Se pueden notar ecos de John Waters y Cristian Sánchez...
Son dos de mis héroes, me alegra que se note. Admiro mucho el estilo de Robert Altman y el de John Cassavetes. Los hermanos Coen me parecen insuperables, toda su cadena de fabricación es de primera. Me encanta Dino Risi, su película Il Sorpasso es esencial para mí. Monty Python creo que tiene una evidente influencia sobre Bremen. La lista es larga, vemos muchas películas acá en la casa. El otro día vi por primera vez Easy Rider, a la que siempre me había resistido, y creí ver muchos paralelos con nuestra película.
-¿Cuál era tu película favorita en la infancia y cuál es ahora?
Cuando tenía once años vi Top Secret (1984) de Zucker-Abrahams-Zucker y además de causarme mucha gracia me impactó muy hondo, yo creo que ahí está el germen de mi deseo de ser músico. Y una película que me guste harto ahora de grande puede ser, a ver, "La noche del cazador" (1955) de Charles Laughton. Que también me hubiese gustado mucho de niño, si alguien me la hubiese mostrado. Otra que disfruté un montón y que vi hace poco fue "Investigación sobre un ciudadano libre de toda sospecha" (1970) de Elio Petri. Maneja la cámara y la narración con la libertad a la que aspiro.
-¿Y el cine actual como lo ves? ¿Qué te provoca el cine contemporáneo?
Aburrimiento y decepción, la gran mayoría de las veces. Es una razón para intentar entrar al juego, aportar algo. Por un lado, es como si ya no existieran productores artísticamente sensibles en los grandes estudios gringos. Las películas parecen hechas a puro focus group. Y en cuanto a nuestro cine, siento que está tan financiado por fondos, que realmente no les importa vender entradas, total ya están pagados. Yo creo que el cine debe entretener, tienes a cien personas secuestradas en una sala oscura. Y la entretención puede ser desafiante y nutritiva, puede hacerte repensar tu vida.
-¿Sientes que Bremen fue un proyecto bajo control o más bien una suerte de Fitzcarraldo o película ingobernable?
Es el monstruo de Frankenstein, definitivamente. La terminamos como pudimos y los remiendos se ven por todos lados. Pero creo que logramos convertir eso en el estilo de la película. El dispositivo, como me dijo la otra noche una sonidista profesional que fue al estreno. Creo que Bremen encontró su propio lenguaje con el que se defiende muy bien. No sé si lo sabías, pero la película no tiene actores profesionales, los papeles los tomaron amigos de nuestro equipo técnico, los técnicos de escenario, el iluminador, el representante, la agente de prensa, etcétera.
-En la presentación de la película en el Centro Cultural La Moneda mencionaste no estar del todo satisfecho con el resultado final. ¿Qué harías diferente si pudieras volver a realizarla?
Quizás la haría más corta. Pero tampoco sabría que sacar. Está bien como está. Amo Bremen, la experiencia de hacerla y el resultado final, la acepto en toda su hermosa imperfección.
-¿Te consideras un director de cine?
No, para nada. Apenas empiezo y no sé si alguna vez lo sea.
-¿Tienes ya alguna idea o proyecto para una próxima película?
Sí, sé exactamente lo que quiero hacer. Veremos si la vida me lo permite.
Las próximas semanas "Bremen" tendrá una nutrida presencia en distintas salas de cine del país. La película dirigida por Cristóbal Briceño se exhibirá en la Alianza Francesa de Concepción (19 de diciembre), en la Cineteca Nacional de Chile en Santiago (del 17 al 29 de diciembre), en la Sala Insomnia de Valparaíso (18 de diciembre, con cineforo y guitarreo incluido), en la Sala Mafalda Mora de la Casa del Arte Diego Rivera de Puerto Montt (18 y 19 de diciembre), en la Sala Nemesio Antúnez de La Reina (del 18 al 28 de diciembre, con cineforo y guitarreo el 20 de diciembre), en el Centro Cultural de Coyhaique (19 de diciembre) y en Esquina Retornable de Antofagasta (18 y 21 de diciembre). Todas las funciones son parte de la Red de Salas de Cine de Chile.