Eduardo Gatti:

Eduardo Gatti: "Con la actual clase política los chilenos comunes y corrientes estamos fritos"

Por: Matias Rojas | 06.01.2024
Sin duda Eduardo Gatti es un testigo privilegiado de una década que transformó Chile y el mundo. Sesenta años después, en medio de otro período de cambios políticos y sociales, tras dos fracasos constitucionales, el músico conversó con El Desconcierto adportas de un concierto intimo en la Aula Magna del Liceo Manuel de Salas este 14 de enero.

Era mediados de los años 60, Eduardo Gatti tenía 21 años y estaba a punto de zarpar a un viaje por Europa en el que quería conocer de primera mano el éxtasis que se respiraba en aquella época en la música y la sociedad; los ideales de amor, paz y revolución que propagaban los hippies. Poder escuchar de primera fuente bandas como Pink Floyd o Fleetwood Mac que ya movían masas en el viejo continente, pero que a Chile llegaban como un eco lejano.

Aún no se integraba a Los Blops, banda fundamental del rock progresivo chileno con discos como Locomotora (1974), esos chascones con guitarra eléctrica en mano que los periodistas de la época no sabían situar por su estilo ecléctico. Tampoco componía todavía esa obra fundamental del cancionero popular chileno como es “Los momentos”, una melodía que le llegaría en un hangar en Francia mientras padecía una neumonía en ese mismo viaje.

Aunque ese joven Eduardo ya había integrado bandas precursoras como The Apparition o Los Vidrios Quebrados, hoy vuelta de culto con una reciente reedición, a la que pertenecía su amigo Héctor Sepúlveda quien lo introdujo en la música de un artista norteamericano que definiría su estilo de tocar e incluso provocaría que se ganara el apodo del “Eric Clapton chileno”.

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En ese viaje por Europa “me di cuenta de que aquí en Chile no estábamos tan mal. Podíamos hacer cosas, teníamos muchas oportunidades y había que aprovecharlas más. Había que dejar de mirar para afuera y empezar a mirar hacia adentro”, afirma en entrevista con El Desconcierto días antes de un concierto que lo tendrá en el Aula Magna del Liceo Manuel de Salas este 14 de enero.

 

- ¿Cómo recuerdas la década de los 60 y esa época de ebullición social?

Esa época fue una especie de veranito de San Juan de la humanidad, en medio de la posguerra, y marcado por mucha creatividad, experimentación y libertad.

Además, en ese momento había mucho interés por parte de los músicos por la literatura. Incluso había bandas asociadas a cierta literatura. Estaba el caso de Los Vidrios Quebrados que tenían una canción refería a Oscar Wilde.

La poesía y la filosofía era muy importante. En el año 66 y 67, llegaron los primeros libros de literatura oriental en Chile, algo era algo absolutamente desconocido. Apareció Jalil Gibran, por ejemplo, con El Profeta, que fue una motivación para mucha gente joven. Era una cuestión muy muy humanista.

Fue un momento virtuoso en el que la poesía se alimentaba de la música, y la música se alimentaba de la poesía, y también de la gráfica, el arte, los colores, la filosofía. Estaba todo lo creativo de alguna forma encadenado.

Una creatividad muy asociada a lo colectivo…

Exacto, a diferencia de lo que es hoy. Una sociedad mucho más individualista, menos solidaria y por lo tanto menos cooperativa. Es todo ráscate con tus propias uñas.

- ¿Sientes que se ha perdido esa formación cultural que había en los años 60?

Es difícil hablar de cultura o de un tipo de cultura en este contexto tan individualista. Es curioso pero los éxitos musicales que se escuchan, la mayoría son cuestiones que no tienen ningún sentido; anodinas, tanto en el sentido musical como en el sentido de sus letras. No dicen nada. Es para mí es un arte en decadencia.

- ¿Y dentro de la música popular actual no hay nada que te interese particularmente?

La verdad es que fuera de cantautores que me merecen todo el respeto. Estoy pensando en Manuel García, Camila Moreno, Nano Stern, Magdalena Matthei, no veo mucho. Aunque ellos ya son casi de otra generación. Pero el mainstream, digamos, que hay en este momento, la verdad es que es bastante pobre.

- ¿Cómo ves el país luego del estallido social del 2019, pandemia y dos proyectos constitucionales fallidos?

Creo que erramos totalmente el punto. Se sacó este conejo del sombrero de que para poder salvar el gobierno de Sebastián Piñera nos convencimos de que había que cambiar la Constitución. Una cuestión que no caló en la gente. El millón de personas que había en Plaza Italia no sé si estaba pidiendo ese tipo de cambio, pero si se exigían cambios sustantivos en muchas leyes y eso es labor del Congreso.

- ¿Ves desconexión de la clase política con la ciudadanía?

Absolutamente. Ellos viven para ellos, mirándose el ombligo todo el tiempo. No solamente para ellos como personas, sino que para sus partidos. No perder militantes o votos en las siguientes elecciones muchas veces es su objetivo cercano. Entonces, en esa dinámica los chilenos comunes y corrientes estamos fritos.

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