La académica de la Universidad Andrés Bello, Katherine Alexandre, y directora del Magister en Neurorrehabilitación, explica que el ejercicio físico es la "herramienta poderosa" que impacta positivamente en adultos con TEA.

Uno de los desafíos que existen en la actualidad es que las personas neurodivergentes accedan a espacios donde puedan realizar actividad física.

“La práctica regular de ejercicio físico puede ser una herramienta poderosa para fomentar la autonomía en adultos con condición del espectro autista y no solo contribuye a mejorar la salud física, sino que también tiene un impacto significativo en el ámbito emocional, cognitivo y social”, explicó la académica.

Y es que la actividad física reduce los niveles de ansiedad, fomenta la interacción social e impulsa las habilidades fundamentales para que personas con TEA logren el desarrollo personal.

Sin embargo, asegura la académica que las personas adultas y mayores con autismo realizan menos ejercicio que las personas neurotípicas.

En ese sentido, esto se transforma en un desafío para la salud pública, que debe considerar el deporte como una herramienta esencial para derribar barreras.

Por lo tanto, Alexandre plantea la creación de "espacios inclusivos y adaptados" a las necesidades de los adultos con TEA.

Es una de las formas para "reducir estas inequidades" y garantizar el acceso al deporte.