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"Disposición a la corrupción": Políticos son lapidariamente evaluados en revelador estudio

Por: Carolina Ceballos | 17.10.2024
"Se enriquecieron y vieron oportunidades para mejorar por sí solos... la gente que entró a la política entró para ganar plata y no para servir a la gente”, detalla “La política de la distancia”, trabajo de investigación que indagó en cómo se percibe el ejercicio de cargos públicos en este ámbito.

“La política de la distancia”, es el nombre de un estudio que ofrece una mirada a los sectores populares y la política institucional en Chile”. De acuerdo a lo que plantea el trabajo, efectuado por el académico de la Universidad de Chile, Nicolás Angelcos, revela que “en la actualidad, las expectativas de cambio a nivel local (vivienda, a servicios urbanos, mayor seguridad) están casi totalmente desacopladas de procesos de transformación nacional”.

“Los partidos tradicionales de izquierda tienen muy poca vinculación a nivel territorial", recalca el análisis efectuado en marco del proyecto “La relación con la política institucional en sectores populares”, iniciativa conjunta entre la Fundación Friedrich Ebert en Chile y un equipo de investigación de NIUMAP (Núcleo Interuniversitario Individuos, Lazo Social y Asimetrías de Poder) de la Universidad de Santiago de Chile y la Universidad Diego Portales.

En este contexto, falta de identificación de los chilenos, “con los partidos políticos, es indicativa de la distancia que tienen, especialmente los sectores populares”.

De hecho, este revela que la mayoría de las personas entrevistadas, “rechaza la política, los políticos y los partidos políticos porque los describen como actores egoístas, que privilegian sus propios intereses, que están ubicados en un lugar distinto al de sus residencias y que, por esta razón, no pueden representarlos”.

Este rechazo no quiere decir que no tengan expectativas de cambio, pero sí evidencian serias dudas respecto a la capacidad de los actores políticos para impulsarlos.

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"La gente entró a la política para ganar plata"

Una de las críticas principales, "es que los políticos estarían interesados únicamente en el dinero, lo que se expresaría en una disposición a la corrupción inherente al cargo".

El rechazo a la política y, en específico, a los políticos es transversal: “Puros corruptos, hay puros corruptos, no hay avance en política", comenta uno de los involucrados en el estudio.

"Creo que ellos se enriquecieron y vieron oportunidades para mejorar por sí solos... la gente que entró a la política entró para ganar plata y no para servir a la gente”, es otra de las opiniones que recoge el análisis.

Paralelamente, otro argumento transversal de los entrevistados para rechazar a los políticos, es su distancia social y geográfica respecto de su propia realidad, lo que impediría representar un interés más amplio del que su posición en el espacio social le permitiría.

En el caso de Santiago, se utilizan las comunas como marcadores sociales. “Muchas de las personas, la gran mayoría, tienen el poder de decidir muchas cosas, pero ellos nunca han vivido esas cosas por las cosas que tienen que decidir. No han vivido nada, nunca han vivido en población, nunca han vivido lo que viven otras personas, nunca han pasado hambre”, es otro de los cuestionamientos evidenciados en el trabajo recopilatorio.

“Puro Santiago", y "Antofagasta le da de comer a Santiago, si no fuera por Antofagasta, Santiago no tendría nada", se lee entre las opiniones que dejó este sondeo.

“Un buen gobernante esté en terreno"

De hecho, también se aboga por presencia en el territorio, de hecho, los políticos “reales”, son identificados como distantes, despreocupados de la realidad local, entre otras variables ya expuestas, contexto en el que se apela a que “un buen gobernante esté en terreno, conozca las preocupaciones cotidianas de los vecinos y, desde esa posición, los represente".

“Juntarse con la gente, escuchar a la gente”, es parte del clamor popular.

Por otra parte, el estudio revela que “la política institucional tiene sentido solamente para un grupo, para aquellos que tienen mayores recursos y que, en general, viven en las comunas ricas de Santiago”.

Al igual que los políticos, los partidos son percibidos como actores egoístas, que se mueven únicamente por el poder y que luchan por sus propios intereses, un hecho que coincide con la progresiva pérdida de militancia activa.

Tanto así que este hecho, ampliamente reconocido en la opinión pública, si bien tiene alcances regionales y globales, es especialmente intenso en nuestro país.

"Una de las razones que explican esta distancia entre los sectores populares y los partidos es la ausencia de una estrategia territorial que participe en la articulación de identidades locales", detalla el análisis.

Los problemas que las personas identifican, si bien en algunos casos tienen un alcance nacional, se relacionan de forma estrecha con una experiencia local y regional que, desde su punto de vista, es desconocida por los políticos y sus partidos.

“Da igual quien gane, tengo que trabajar igual”

El rechazo que la mayoría de los entrevistados realiza a la política institucional, encarnada en los políticos y en los partidos políticos, asegura el trabajo recopilatorio, "parecería confirmar la actitud fatalista de los sectores populares en relación a las posibilidades de transformación social, resumida en la conocida frase 'da igual quién gane porque mañana tengo que trabajar igual'".

Sin embargo, entre los entrevistados, la gran mayoría se identifica con el estallido social. Si bien solamente algunos jóvenes declararon haber participado en manifestaciones, varios lo consideran como una oportunidad para expresar sus demandas, para forzar a los políticos a escuchar y atender a su realidad local.

Respecto de las principales demandas, no son exclusivamente el acceso a la casa propia o el acceso al empleo, como en décadas anteriores, sino a salud y educación de calidad.

En el caso de la vivienda, el estudio revela que diversas investigaciones han demostrado cómo, al menos en la Región Metropolitana, "los pobladores exigen al Estado no solamente la casa propia, sino una vivienda bien localizada, demanda ha sido politizada por organizaciones de pobladores que exigen que el Estado garantice ya no sólo el derecho a la vivienda, sino el derecho a la ciudad".

Seguridad, muy demandada en Santiago y Antofagasta

Entre las demandas que reportaron los entrevistados, la que apunta a la necesidad de seguridad es importante en todas las ciudades, pero es mucho más central en Santiago y Antofagasta.

En varios testimonios, se relaciona el incremento de la delincuencia con el aumento de la migración latinoamericana y caribeña.

Sólo los entrevistados más jóvenes revindicaron demandas que tienen una escala distinta, asociada a movimientos globales, por ejemplo, la igualdad entre hombres y mujeres o la creciente preocupación por el medio ambiente.

Y en cuanto a los sectores populares, el trabajo detalla que estos "no pueden caracterizarse por una posición fatalista respecto a las posibilidades de transformación social.

Sin embargo, su rechazo a la política institucional los sitúa en una encrucijada, ya que desconfían del compromiso y el interés de los políticos para representar esas demandas en el campo político nacional, una apreciación que convive con el hecho de que tampoco "confían demasiado en sus propias capacidades para liderar los cambios".

Políticos deben empatizar con la gente

Finalmente, el trabajo indagatorio revela que "la legitimidad democrática, en la actualidad, descansa en la proximidad, es decir, en la preocupación y reconocimiento del sufrimiento particular".

Los sectores populares esperan que los políticos vivan su realidad, estén presentes en el barrio, en su región; conozcan sus preocupaciones cotidianas, sean capaces de ponerse en sus zapatos.

Al contrario, la mayoría de estos y sus partidos son descritos como actores lejanos, que viven en comunas de alto estatus y preocupados únicamente de Santiago.

Adicionalmente, revela el análisis, "la mayoría de los sectores populares evalúa la oferta política de acuerdo a la distancia o proximidad que tienen en relación a los problemas materiales que cotidianamente enfrentan".

"Este rechazo a la política institucional, basado en la distancia social, geográfica y simbólica que tienen respecto al centro del campo político, no se expresa necesariamente en actitudes fatalistas", complementa el estudio.

Tanto así que este plantea que la "amplia participación de sectores populares en el “estallido social” y la identificación con sus principales demandas, muestran que tiene críticas importantes hacia el modelo económico y político y tienen expectativas de que esto pueda cambiar".

"Sin embargo, el rechazo les impide confiar en las posibilidades de transformación institucional", concluye el trabajo indagatorio.

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