Radiografía laboral chilena: Los desempleados, los informales y los inactivos
Desde el punto de vista laboral una cantidad importante de la población chilena tiene 15 años o más, y compone, por lo tanto, lo que se denomina “población en edad de trabajar”. categoría en la cual se encuentran hoy en día 16 millones 382 mil personas. De ellos, hay 6 millones 244 mil personas que están fuera de la fuerza de trabajo.
Eso es así en muchos casos porque están estudiando, son jubilados, están enfermos, o por otras razones que los llevan a no buscar activamente trabajo. Los restantes, 10 millones 138 mil personas constituyen lo que se llama la “fuerza de trabajo” que se compone a su vez de ocupados y desocupados.
Los ocupados no son solo aquellos que trabajan 40 horas a la semana o más, como podría suponerse. Basta con haber trabajado una hora o más, en alguna actividad remunerada, en la semana en que se realiza la encuesta, para figurar como ocupado en las mediciones oficiales.
Es altamente probable que el que trabaja una hora a la semana se considere a si mismo más cerca de ser un desocupado y no un ocupado, pero la metodología estadística utilizada no lo considera así. Son ocupados, y no existen las categorías de medio desocupado o medio ocupado.
De acuerdo a los datos del INE, para el trimestre mayo-julio del presente año, los ocupados sumaban 9 millones 257mil personas, y los desocupados llegaban a 880 mil personas.
Entre los ocupados se encuentran, a su vez, los trabajadores informales, que son aquellos que no tiene acceso a los sistemas de seguridad social. Los informales sumaban, en el trimestre mencionado, 2 millones 632 mil personas.
También existe una cantidad grande de personas que están inactivos -es decir, fuera de la fuerza de trabajo, y no buscan activamente modificar esa situación- pero que estarían potencialmente dispuestos a trabajar si es que la situación económica del país se presentara más favorable y generara mayores ofertas laborales.
Ellos suman 909 mil personas. Aquí se ubican los que se encuentran sin trabajo pues sus intentos en ese campo han resultado infructuosos y han desistido, por lo menos temporalmente, de insistir en aquello. También se encuentran en esta categoría aquellos sectores que, sin haber buscado trabajo, estarían dispuestos a integrarse al mercado laboral si se presentara una oportunidad en ese sentido.
Si uno suma los desocupados -880 mil personas- más la mitad solamente de los informales - que serían 1 millon 315 mil personas, más un 50% de los inactivos potencialmente activos -que agregarían 450 mil personas más- se llega a una gran suma de 2 millones 645 mil personas.
Esa es una cantidad muy grande de personas que no aportan nada o muy poco a la economía nacional, a pesar de tener la capacidad como para hacerlo en mayor cuantía. Carecen de seguridad social, siendo esa una responsabilidad del Estado chileno. Constituyen el sector más débil económicamente de la población, lo cual acrecienta la mala distribución del ingreso y genera injusticia social a un nivel que es moralmente injustificable.
Son millones de compatriotas que han perdido incluso la capacidad de soñar en un mundo mejor. No hay mucha institucionalidad estatal que se preocupe de ellos y quedan sujetos solo a las vicisitudes del mercado.
Es dable suponer que el grado de integración social y política de toda esa población es baja, al igual que su fe en las instituciones nacionales. Hay que preocuparse, por lo tanto, de esta situación, no por el mero miedo a que algún día ella pueda explotar en forma impredecible, sino porque es un imperativo moral, político y económico.
Como dato complementario a toda esa situación estructural que venimos describiendo, podemos aportar unos datos coyunturales: en el trimestre mayo-julio de 2024 que es el último conocido- la tasa y la masa de desocupados aumentó, igualmente que la cantidad de trabajadores informales y la de los inactivos potencialmente activos.