Un niño de tercero básico fue expulsado de su colegio después de que apuntara a una compañera con una pistola de juguete mientras jugaban y le dijera "manos arriba".

Según se puede apreciar en el fallo judicial, tras este incidente, el colegio activó el protocolo conocido como Aula Segura, que está diseñado para manejar situaciones peligrosas.

Como parte de ese proceso, el niño fue suspendido y más tarde, el colegio decidió expulsarlo, argumentando que portar un objeto similar a un arma era una falta gravísima.

Sin embargo, la madre del niño presentó una denuncia legal, explicando que ni ella ni el padre del menor fueron informados inmediatamente de lo ocurrido.

También recalcó que el objeto que el niño llevaba era solo un juguete de plástico, no un arma real, y que la expulsión era una medida muy exagerada considerando la edad del niño y la situación.

El colegio defendió su decisión diciendo que el niño había causado mucho miedo en su compañera y que, además, ya tenía antecedentes de mala conducta.

Según ellos, actuaron conforme a las reglas al aplicar la Ley de Aula Segura, la cual permite tomar medidas estrictas en casos de comportamientos peligrosos dentro del entorno escolar.

La Corte de Apelaciones de Santiago, tras revisar el caso, decidió que la expulsión era una medida demasiado severa para un niño de 8 años, sobre todo considerando que el incidente involucraba un juguete, no un arma verdadera.

Además, la Corte señaló que el colegio no tuvo en cuenta la edad del niño ni la gravedad real de la situación al tomar su decisión.

El fallo de la Corte también hizo referencia a la Ley de Protección de los Derechos de la Niñez, que establece que siempre debe priorizarse el bienestar de los niños en cualquier decisión que los afecte.

De acuerdo con esta ley, las sanciones deben aplicarse de forma equilibrada, y en este caso, la expulsión no cumplía con ese principio.

Finalmente, la Corte dejó sin efecto la expulsión y ordenó que el niño pueda regresar al colegio.