Bebidas energéticas: Un peligro en la Educación Superior

Bebidas energéticas: Un peligro en la Educación Superior

Por: Cecilia Sepúlveda | 07.08.2024
Estudios indican que el consumo de este tipo de bebidas no mejoraría el rendimiento académico, sino muy por el contrario, disminuiría la calidad de sueño, y con esto la capacidad cognitiva, así como aumentarían el riesgo de suicidio, de conductas depresivas y de pánico, entre otros males.

Como Colegio de Nutricionistas nos preocupa la manera en que la industria de las bebidas energéticas y otros alimentos, con más de 3 sellos de advertencia, se han apropiado de las máquinas expendedoras en Instituciones de Educación Superior

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Queda claro que en las Universidades e Institutos Profesionales asisten personas adultas libres de decisión como consumidores, sin embargo, no nos deja de llamar la atención que se fomente y facilite el consumo de alimentos poco saludables cuando en esos recintos se forman futuros profesionales y técnicos del área de la salud. 

Entonces, ¿Qué mensaje entregan estas entidades formadoras cuando en actividades estudiantiles regalan a destajo bebidas energéticas y alimentos ultraprocesados cuyo consumo produce diversos problemas a la salud?

Según datos entregados el 2022 por la Corporación Nacional de Consumidores y Usuarios de Chile (CONADECUS), se indica que durante el año 2010 al 2020 el promedio de consumo per cápita mensual de bebidas energéticas aumentó 9 veces en la población de adolescentes y adultos jóvenes, es decir a 3,6 litros por persona.

Los ingredientes de las bebidas energéticas son sodio, algunas vitaminas del complejo B, algunos aminoácidos, taurina y cafeína. Sobre esta última, el contenido puede ser de 50 a 500 mg. por envase, y ya al consumir 200 mg. de cafeína se produce aumento en la presión arterial y ritmo cardíaco.

Entre otros síntomas se presentan: irritabilidad, nerviosismo, dolor abdominal, cefaleas, temblores musculares, náusea y alteración del tránsito intestinal. Se ha reportado que el 66% de los estudiantes universitarios consumiría este tipo de bebidas, y el 50% de ellos las mezcla con alcohol, aumentado el riesgo de intoxicaciones, dada la falsa sensación de sobriedad, aumentado con ello las conductas de riesgo. 

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Estudios indican que el consumo de este tipo de bebidas no mejoraría el rendimiento académico, sino muy por el contrario, disminuiría la calidad de sueño y, con esto, la capacidad cognitiva, así como también aumentarían el riesgo de suicidio, el malestar psicológico, síntomas del trastorno por déficit de atención e hiperactividad, conductas depresivas y de pánico, enfermedades alérgicas, resistencia a la insulina, caries dentales y desgaste dental erosivo.

Si bien no hay estudios que sustenten la relación del aumento de problemas cardiovasculares -principal causa de muerte en Chile- con el consumo excesivo de bebidas energéticas, se debe regular su acceso y expendio en recintos de formación estudiantil y así también el de los alimentos ultraprocesados, caracterizados por su alto contenido de grasas saturadas, azúcares añadidos y aditivos.

Inclusive, según datos entregados por la Organización Mundial de la Salud (OMS) se estima que la tasa de obesidad en adolescentes y adultos chilenos para el 2030 aumente a 17% y 36%, respectivamente.

Es por esto que hacemos un llamado a Universidades e Institutos a que fomenten las actividades de salud y autocuidado, y que lo realicen desde la búsqueda del bienestar real de nuestra juventud, y futura fuerza laboral, y no desde fines comerciales. Sobretodo si fomentan y facilitan hábitos que ponen en peligro la salud de la población chilena.

Solo hace falta mirar las cifras de obesidad y enfermedades asociadas en nuestro país para reforzar este llamado, y tener un discurso coherente, con visión a largo plazo.

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Por último, como Nutricionistas esperamos que dichas Instituciones tomen decisiones basadas en el principio de precaución y la promoción de la salud, considerando que sus estudiantes son adultos jóvenes en plena formación, no solo profesionalmente, sino que para la vida.

Crédito de la fotografía: pxhere.com // Creative Commons (CC0)