Ucrania, un conflicto sin memoria
El ingreso de tropas militares de Rusia a Ucrania, el 24 de febrero de 2022, desató un conflicto armado en el cual el presidente Volodímir Zelenski recibió el apoyo de la Unión Europea, la Organización del Tratado del Atlántico Norte, Estados Unidos y el Reino Unido. Sin duda, un conflicto de este tipo necesita el apoyo de los grandes poderes políticos-militares, pero además una opinión pública masiva a su favor. Los poderes involucrados que apoyaron a Ucrania, desarrollaron varias operaciones y acciones paralelas al enfrentamiento armado, como parte de un plan de “guerra sicológica”.
En una primera etapa se dejó claro que en el escenario había una víctima (Ucrania) y un agresor (Rusia). Aunque era obvio, siempre es necesario aprovechar el estado de impacto y de emotividad de la población; una dimensión que permitió confirmar al enemigo común y aglutinar un apoyo masivo hacia quien es indicado como la víctima del conflicto, es decir Ucrania.
En una segunda etapa, “la justificación” se orientó a la opinión pública mundial, que ya mostraba notorios signos de sensibilidad hacia la “víctima”. Líderes occidentales y medios masivos de comunicación centraron toda la información en los fundamentos de la justificación, recurriendo a la supuesta idea del presidente Vladimir Putin de invadir Europa, agregando que la aspiración mayor del mandatario era volver a conformar el antiguo “Imperio Ruso”, sumando a lo anterior, su anhelo de recuperar los terrenos de la ex U.R.S.S.
Estas tres ideas, con énfasis en el contexto histórico (Imperio Ruso) y político (U.R.S.S.), permearon en millones de ciudadanos del mundo que adhirieron a esta tesis. Cualquier analista político-militar sabe que una expansión territorial de ese tipo es imposible, pero la formidable estrategia comunicacional desplegada, le permitió a Estados Unidos y la OTAN estructurar un apoyo irrestricto y sin vacilaciones de parte de la Unión Europea y el Reino Unido.
La tercera etapa contempló “la reacción y las acciones concretas”, que en lo posible fueran aplicadas por diferentes actores. En algunos casos las personas actúan espontáneamente y en otros, guiados por líderes que orientan estas acciones hacia lo que entienden es su “enemigo”. En varios países la respuesta fue el destrozo de estatuas y monumentos, la suspensión de seminarios, charlas y otros sobre artistas rusos del siglo XIX y principios del siglo XX.
Se suspendió la presencia de deportistas de ese país en casi todos los eventos internacionales, se aplicaron más de 22.800 sanciones económicas a Rusia y se requisaron inversiones y propiedades privadas de ciudadanos rusos. En fin, una fuerte contraofensiva en todos los ámbitos potenciada por los principales medios de comunicaciones de occidente, que informaron e instalaron en detalle esta narrativa.
La memoria olvidada
Este complejo escenario nos debe hacer reflexionar del por qué ocurrieron estos hechos. Debemos preguntarnos ¿por qué Rusia invade a Ucrania?, ¿fue una decisión espontánea del presidente Putin?, ¿cuáles son los hechos que llevaron a este presidente a movilizar sus tropas trasgrediendo las fronteras de Ucrania?. Para entender a cabalidad la situación hay que recurrir a la memoria histórica cercana, hoy olvidada en la mayoría de los medios de comunicación.
Este conflicto viene desde hace cientos de años, pero para comprender lo sucedido ahora, solo enunciaré algunos datos claves del siglo XX. A principios de ese siglo, las tierras de lo que sería la Ucrania actual se dividía entre Polonia, Austria, Hungría y Rusia.
En 1918, ya con los Bolcheviques en el poder, y su líder Vladimir Il’ich Lenin, propusieron que seis regiones industriales rusas (incluidas Donetsk y Lugansk), fueran transferidas a Ucrania para fortalecer la economía del país, el cual, en 1922, se une oficialmente al tratado que crea la U.R.S.S. En este marco, Ucrania se conforma del este que gravita hacia Rusia y de Galicia (influencia católica), que llega desde Polonia (1939), con muchos emigrantes neonazis y posturas antisemitas, antipolacas, anticomunistas y antirrusas.
Como se sabe, Hitler invade la U.R.S.S en 1941 y es bien recibido en Ucrania. Los grupos nazis ucranianos se sumaron a las S.S. y lucharon contra el ejército Rojo. Encabezados por Stephan Banderas, (líder nazi de Ucrania), comenzaron el exterminio de judíos, asesinando a 1,5 millones (un cuarto del holocausto).
Posteriormente, en el período 1945-1953, grupos anticomunistas y antisoviéticos del oeste de Ucrania que simpatizaban con Hitler, apoyados por Estados Unidos y el Reino Unido, desatan una serie de masacres de civiles, contándose más de 50 mil muertos.
El ex primer ministro de la U.R.S.S. Mijaíl Gorbachov, se reúne en 1989 en Malta, con Estados Unidos, Reino Unido, Alemania y Francia, y le dan garantías que la OTAN que no avanzarían “ni una pulgada” hacia el este; pero en 1996 rompen el acuerdo y realizan maniobras militares en conjunto con Noruega y Ucrania.
El año 2014, el golpe de estado respaldado por Estados Unidos y la OTAN, marca un momento histórico que viene a ser la base que provoca la invasión de Rusia. Derrocan al presidente Viktor Yanukovich, por ser definido “prorruso”. Incluso Estados Unidos declara que tuvo que invertir 5 mil millones de dólares en su preparación.
Zelenski, un actor-empresario en esa época, dona 1 millón de dólares a las Brigadas nazis AZOV y se instalan neonazis en distintas instancias de gobierno con posturas anticomunistas, antirrusas, y nacionalistas. Diversas manifestaciones reconocen como héroes nacionales a líderes nazis de la segunda guerra mundial (Stephan Banderas), realizando marchas en su honor, bautizando plazas y calles con sus nombres.
Los grupos neonazis comienzan una presión armada para invadir las regiones que habían decidido independizarse, al punto que el referéndum del 2014 arroja un 87% a favor, y surgen las Repúblicas Populares de Donetsk y Lugansk. Esto significó ocho años de bombardeos con armamento de alto calibre de parte de los grupos neonazis apoyados por el nuevo gobierno de Petro Poroshenko, dejando más de 13.000 personas asesinadas y miles de heridos. En Odessa, en mayo de 2014, estos grupos quemaron vivos a 42 civiles, que encerraron en la “casa de los sindicatos”.
Por iniciativa de Rusia el año 2015, junto a Francia y Alemania, concluyeron los acuerdos de MINSK, reconociendo la independencia de las nuevas Repúblicas. “Los acuerdos sirvieron para que Ucrania ganara tiempo ante Rusia”, declaró la ex canciller de Alemania Sra. Angela Merkel, quien junto al ex presidente francés Nicolas Sarkozy fueron los mediadores.
La OTAN preparaba al ejército de Ucrania y el Pentágono instala 15 laboratorios de armas bacteriológicas y 30 instalaciones militares. Ucrania, aliada a Estados Unidos y el Reino Unido, se presta a invadir las nuevas Repúblicas Populares. Ante esta situación amenazadora, Rusia propone el 2021 a Estados Unidos conversar sobre la no expansión de la OTAN, propuesta que fue rechazada.
El año 2022, el gobierno de Ucrania concentró 150.000 soldados y batallones de las brigadas AZOV en la frontera con Donbass para invadirlas. Este panorama hizo crisis total cuando el representante del Departamento de Estado de Estados Unidos, le informa al canciller de Rusia S. Lavrov “pensamos incorporar a Ucrania a la OTAN, y además instalaremos ahí armas nucleares”. Un mes después, el presidente Vladimir Putin da la orden de movilizar sus tropas militares más allá de la frontera con Ucrania.
A pocos meses del conflicto, los presidentes Putin y Zelenski elaboraron un acuerdo de paz (Turquía), el cual es interrumpido por Boris Johnson, primer ministro del Reino Unido, y muy recientemente el ex presidente Donald Trump declaró, “el establishment de USA sufre ahora una doble humillación, haber provocado un conflicto con Rusia y haber perdido”.
Crédito de la foto: Public Domain Pictures