La Tirana: La más famosa fiesta religiosa chilena con arraigo en la historia de la clase obrera
Frente al Templo de Nuestra Señora del Carmen, en el corazón de aldea de La Tirana, cerca de la frontera de Chile con Bolivia, se volvió a rendir culto este martes a la patrona del país, en una festividad de raigambre social y obrera, que honra la solidaridad y las tradiciones ancestrales, herencia familiar del territorio indígena.
“La Tirana es una festividad que fomenta una fuerte cohesión social, especialmente entre los pobres, los marginados y el proletariado”, explicó a EFE el sociólogo y profesor titular de la Facultad de Ciencias Humanas de la Universidad Arturo Prat de Iquique, Bernardo Guerrero.
“Tiene una gran importancia en Chile debido a su conexión con la historia social de la época del salitre”, señaló el experto, y apuntó que la fiesta se alimenta de las experiencias de las comunidades de trabajadores de las salitreras, convirtiéndose en una manifestación cultural profundamente arraigada en la historia de la clase obrera chilena.
Fervor popular
El olor a los puestos callejeros de comida local, junto con el incienso y las velas encendidas en los portales de las viviendas en honor a la Virgen del Carmen, invaden durante la festividad las calles del pueblo andino situado en el desierto más árido del mundo, en la región de Tarapacá.
La Virgen del Carmen, figura principal en la festividad, es considerada por algunos como una adaptación de la Madre Tierra, formando un diálogo intercultural en el que se demuestra cómo la población local ha conseguido adaptarse a las tradiciones del extranjero, transformándolas según sus necesidades religiosas.
“El catolicismo se impuso en América Latina con violencia, a través de la extirpación de idolatrías, pero la población indígena resistió de alguna manera, encubriendo sus cultos a través de santos y vírgenes”, concluyó Guerrero.
Para miembros de la Iglesia como María Socorro Quintana, monja del Colegio María Inmaculada de Santiago, el pueblo chileno es un “pueblo mariano” y agradece a España haber traído “esa devoción tan linda a la virgen”.
“Pueden ser practicantes, o pueden no ser practicantes, pero la virgen es sagrada”, añadió la asistente a la festividad.
Sincretismo pagano
Las danzas tradicionales son otro de los elementos fundamentales en la celebración, representadas por 204 grupos de baile federados, con vestuario y música propios, entre los que se encuentran las Diabladas, las Morenadas, los Gitanos y los Bailes Chinos, entre otros.
“Mi mujer bailó, y ahora también mi hija, por eso venimos todos los años”, explicó a EFE un padre que acudió desde Iquique a la celebración, mientras su esposa desataba las botas de bailarina a su hija, sentada en una pequeña banqueta a un lado de la calle, después de bailar para la virgen.
Distribuidos por las distintas calles de La Tirana durante los bailes, los grupos de danza tienen sus propias particularidades, como por ejemplo en el caso de los Bailes Chinos, que se diferencia del resto por ser Patrimonio Cultural y Material de la Humanidad reconocido por la UNESCO.
Mundo Andino
También participan en la festividad bailarines independientes, como los diablos sueltos, uno de los bailes tradicionales más antiguos de las fiestas religiosas del norte de Chile, los cuales aparecen circundando otros bailes y no están federados.
Lenina Barrios, participante en la festividad como diabla suelta y antropóloga social, señaló que se trata de un baile que data por lo menos del siglo XIX: “Es una tradición antigua que tiene que ver con algunos personajes del mundo andino, que venían a desordenar las estructuras sociales”.
Para Barros, participar como diabla suelta en la festividad de La Tirana es contribuir con la comunidad y reconectar con su historia familiar, además de preservar y transmitir el patrimonio cultural de la región.
"Más allá del componente de la institucionalidad religiosa, yo creo que es esa sensación de comunidad y de que la virgen es una madre que nos acoge a todos, como son las madres latinoamericanas también”, valoró la antropóloga.
La Tirana, declarada Zona Típica en 1971, atrae cada año a una multitud de fieles, especialmente provenientes de las regiones de Arica, Antofagasta, Iquique y Calama, pero también de países limítrofes como Bolivia y Perú, que acuden a pagar las demandas hechas a la virgen durante el año. EFE