"Juntas al frente": El feminismo frenteamplista y los desafíos de hoy

Por: Daniela Escobar y Hillary Hiner | 11.07.2024
La unificación del Frente Amplio no solo es una respuesta estratégica frente a la derecha conservadora, sino también una oportunidad para fortalecer nuestras bases políticas con un feminismo que reconozca y valore las contribuciones y necesidades específicas de las mujeres y las disidencias sexogenéricas.

Las elecciones francesas y británicas de estos últimos tiempos nos han demostrado un preocupante auge en el poder de la ultraderecha, como también un esfuerzo potente y exitoso de la izquierda por llegar a acuerdos y formar pactos contingentes. De esta manera, tanto en Francia como en Inglaterra lograron mantener a raya algunas de las amenazas más profundas a la democracia en sus países.

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Como contraejemplo, Argentina actualmente está atravesando por una profunda crisis política, económica y sociocultural, justo por la capacidad de la ultraderecha extrema de Milei de dividir las fuerzas de centro, centroizquierda e izquierda, al contrario de lo que ocurrió en Francia con su “cordón sanitario republicano” en contra de la ultraderecha de LePen.

En sus primeros meses como gobierno, Milei eliminó el Ministerio de la Mujer, entre otras políticas misóginas y machistas que buscaron arrasar con la “ideología de género” y lo “woke”.

El actual ciclo político por el que atraviesa Chile también demuestra semejanzas con estos ejemplos, en particular al considerar el auge de Republicanos, personificados en José Antonio Kast, y su amenaza potente a los acuerdos básicos de la democracia, como también, y en particular, a los derechos de las mujeres y las disidencias sexogénericas.

Todos estos ejemplos nos demuestran que al existir un avance de miradas ultraderechistas y conservadoras, se requiere de la rearticulación y fortalecimiento de la izquierda.

Eso es lo que quiere lograr la unificación del Frente Amplio, un partido de izquierda que busca contribuir de manera transparente al desmonte del neoliberalismo y forjar camino hacia un horizonte socialista y feminista, profundizando, a la vez los derechos y la democracia para todos, todas y todes. Este proyecto implica considerar una polifonía política en donde las diferencias son bienvenidas, reconocidas y respetadas.

El feminismo frenteamplista que queremos plantear no solo se instala como una bandera de lucha ante la arremetida de la ultraderecha, sino que también se levanta como parte integral de la construcción de un “buen vivir” feminista interseccional, que implica combatir las desigualdes y las violencias cotidianas vividas por miles de mujeres y disidencias sexogenéricas todos los días en Chile.

Por supuesto que esta construcción no se hace de manera aislada ni de forma ahistórica, sino, al contrario, se hace a través de una política robusta de coaliciones con los movimientos feministas, LGBTQIA+, ecologistas, etc, que ya existen en nuestros territorios y que llevan años luchando por sus derechos y demandas.

Ahora, al entrar a este nuevo ciclo político del Frente Amplio, nosotras de la lista “Juntas al Frente” queremos liderar la profundización y la diversificación de los conocimientos, los discursos y las prácticas feministas dentro de nuestros espacios políticos, y, en particular, dentro de nuestro Frente Feminista.

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El Frente Feminista del Frente Amplio es compuesto por una multiplicidad de mujeres y disidencias sexogénericas que viven a lo largo de Chile y que enfrentan diferentes desafíos según sus territorios y variables como clase social, raza/etnicidad, orientación sexual, identidad de género, edad, entre otras.

Desde el trabajo con ellas, han emergido temas cruciales para nuestra política, tales como los cuidados, los derechos sexuales y reproductivos, la violencia de género, la paridad política y salarial, las pensiones alimenticias, sólo por nombrar algunos de los temas.

El Frente Amplio se compromete a garantizar la inclusión y representación equitativa de las mujeres y las disidencias sexogénericas en todas las esferas de la vida política y pública, tanto dentro como fuera del partido.

Esto implica no solo promover políticas específicas que aborden las desigualdades de género, como la brecha salarial o la violencia machista, sino también asegurar que las mujeres tengan voz y voto en la formulación de políticas que nos afectan directamente.

A la vez, también debe considerar la dificultad de abarcar temas tan complejos y sensibles sin la activa participación y colaboración de los hombres. Es importante y necesario promover que el feminismo es “para todo el mundo”, como dice Bell Hooks y, como tal, nos beneficiará a todes en la manera en que nos ayude a co-crear, de manera horizontal y comunitaria, espacios más equitativos y libres de violencias para todas las personas en nuestras comunidades.

El feminismo frenteamplista nos llama a reconocer las intersecciones entre género, clase social, etnia, orientación sexual y otras formas de opresión y nos interpela constantemente a tener conversaciones difíciles.

A la vez, nos desafía a tejer mejores y más potentes alianzas y coaliciones en torno a nuestras luchas cotidianas y situadas. Las políticas feministas deben ser inclusivas y sensibles a estas diversidades, garantizando que ninguna mujer quede atrás y que todas tengamos acceso igualitario a oportunidades de desarrollo personal y profesional.

En conclusión, la unificación del Frente Amplio no solo es una respuesta estratégica frente a la derecha conservadora, sino también una oportunidad para fortalecer nuestras bases políticas con un feminismo que reconozca y valore las contribuciones y necesidades específicas de las mujeres y las disidencias sexogenéricas en la sociedad y en el ámbito político.

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Es el momento de avanzar hacia un futuro donde la equidad y la justicia social sean los pilares fundamentales de nuestra acción política y partidaria, donde las mujeres ocupemos roles protagónicos para la construcción de una sociedad más justa y democrática para todas, todos y todes.

Autoras de la columna: Hillary Hiner y Daniela Escobar

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