Día de los pueblos indígenas: Poco que celebrar y mucho por avanzar
Primero que nada, tenemos que saber que los pueblos indígenas son un grupo que ha sido desplazado de las decisiones importantes y de las políticas públicas por los diferentes gobiernos desde la transición democrática, dejando muchas de sus demandas importantes de lado, enfocando las políticas en un asistencialismo más relacionado a políticas de desarrollo económico, sin un cambio en políticas más estructurales, como sería el reconocimiento constitucional, restitución de tierras o procesos de incorporación a la representación política.
Este gobierno no es la excepción. El ejemplo perfecto lo entrega la cuenta pública, donde no se realizó ningún anuncio sobre pueblos indígenas, lo cual, exceptuando a la Comisión por la Paz y el Entendimiento, y la resonada agenda de seguridad (donde se destaca una disminución de la violencia rural en La Araucanía), evidencian que no ha sido una agenda prioritaria.
Como bien dijo la diputada por La Araucanía, Erika Ñanco, claramente existe un avance en el intento de diálogo gracias a la comisión, pero faltan cambios políticos importantes, criticando que temáticas como el reconocimiento constitucional hayan quedado en el olvido en la agenda del gobierno.
Porque la verdad es que en algunos aspectos se ha visto la poca priorización, como en la aplicación del Convenio 169 de la OIT, la cual en términos prácticos requiere que se les consulte a los pueblos indígenas en aquellos procesos que los afecten, algo que no se ha cumplido en diversas ocasiones.
Un ejemplo reciente es el acuerdo entre Codelco y SQM, donde no se le consultó a ninguna comunidad, derivando en críticas y protestas, incluso bloqueando el acceso al salar durante todo enero.
Tampoco ha existido alguna propuesta para mejorar su representación política, la cual a nivel nacional es especialmente urgente, contando con un déficit histórico de congresistas indígenas, especialmente cuando lo comparamos con el porcentaje que representan de la población nacional (12,8%).
Otro punto vital es la profundización del modelo extractivista que opera a nivel nacional, el cual obviamente viene de todos los gobiernos anteriores, no siendo fácil de modificar. Sin embargo, este gobierno supuestamente buscaba un cambio dentro del modelo, pero no solamente no se ha modificado este modelo, sino que se ha profundizado, promoviendo la extracción y exportación de recursos naturales sin mayores estándares ambientales, siendo criticado por diversas organizaciones ambientales locales e internacionales.
Este modelo afecta especialmente a los pueblos indígenas, quienes tienen una conexión importante con el territorio que habitan, cuidando y preservando la naturaleza. Especialmente grave es el caso de las forestales presentes en el sur de Chile, las cuales siguen estando en una posición de privilegio, operando en tierras ancestrales con subsidios del estado, los cuales el gobierno habló de eliminar, pero no se ha materializado nada todavía concreto.
Existen obviamente otras temáticas importantes; como las necesarias mejoras en educación, las cuales establecen políticas muy exclusivas hacia el pueblo indígena todavía; o el reconocimiento y protección de derechos colectivos, entre otros más.
Todas estas problemáticas muestran un nulo cambio en la política histórica que tiene el Estado chileno hacia los pueblos indígenas, especialmente pensando que este gobierno venía con banderas de mayores avances en estos ámbitos.
Las políticas desarrollistas y de seguridad no bastan, se debe cambiar las políticas en otras áreas que no sea solamente la económica, no solamente para poder manejar conflictos de mejor forma (como sería el conflicto en la macrozona sur), sino para realmente avanzar en una mejor calidad de vida y reconocimiento de los pueblos indígenas que habitan Chile.
Todavía no es tarde, quedan dos años de gobierno, así que esperemos que el gobierno de Gabriel Boric movilice sus esfuerzos políticos por cambios más estructurales. Cambios que los pueblos indígenas vienen necesitando hace ya muchos años.
Autor de la columna: Álvaro Zavaleta Sahr
Crédito foto: Agencia Uno