La nueva estrategia alimentaria de Chile: Agricultura familiar y resiliente al cambio climático
Alimentos sanos, nutritivos, accesibles para toda la población, producidos de forma sustentable y en sistemas resilientes a los embates del cambio climático. Estas son las líneas generales de la nueva estrategia alimentaria suscrita por Chile y otros 30 países de cara al 2030.
La estrategia está plasmada en el Plan de Seguridad Alimentaria y Nutricional y Erradicación del Hambre 2030 de la Comunidad de Estados Latinomericanos y Caribeños (CELAC), ratificado durante la tercera semana de enero por los países de la región. La estrategia se enmarca en la Agenda 2030 de desarrollo sostenible de la ONU.
[Te puede interesar] Anuncian $14 mil millones para comprar alimentos para Junaeb a campesinos del país
El plan cuenta con cuatro pilares, 15 líneas de acción y 142 medidas orientadas a promover políticas públicas integrales y procesos a poner en marcha en cada país según su contexto local, para erradicar el hambre y mejorar la nutrición de la población regional.
Claves de la estrategia
El acuerdo llama a crear políticas públicas y un marco institucional que ponga como prioridad la seguridad alimentaria del país, reconociendo el derecho humano a la alimentación adecuada, creando un comité nacional de seguridad alimentaria y promoviendo la participación de la ciudadanía y la academia en el desarrollo de estas políticas.
[Te puede interesar] ¿Agroecología contra incendios?: Comprueban en Chile que los suelos fértiles se queman menos
Según el acuerdo, el sector clave a potenciar para obtener alimentos nutritivos, sanos y sostenibles, es la agricultura familiar campesina, la pesca artesanal, y todas formas de producción agrícola a pequeña escala.
El plan llama a incentivar que jóvenes, mujeres, pueblos indígenas y afrodescendientes se desempeñen en este rubro, y que los alimentos producidos bajo esta lógica se integren a las cadenas de valor, y sean parte de las compras públicas y los programas de alimentación escolar, fomentando patrones de alimentación nutritiva y saludable.
[Te puede interesar] Rattan Lal: Recomendaciones del Nobel experto en suelos para transformar la agricultura
Además, los Estados firmantes se comprometen a promover y facilitar el comercio intrarregional de alimentos con base en la seguridad alimentaria y la nutrición saludable, así como la cooperación entre países de la región para intercambiar conocimientos, experiencias y capacidades en esta materia.
Otro gran enfoque del plan es mejorar la logística y cadenas de suministro para que alimentos sanos, nutritivos y producidos a pequeña escala se distribuyan y estén disponibles a la población, reduciendo el desperdicio de alimento, levantando iniciativas de recuperación y revalorización de alimentos, compostaje y gestión de residuos.
Todo lo anterior debe desarrollarse considerando el contexto de crisis climática, y tomando medidas para que la pequeña agricultura se adapte y genere resiliencia ante el cambio climático. Se llama a restaurar los ecosistemas que son base de la alimentación nutritiva y a implementar prácticas agrícolas respetuosas con la biodiversidad, como la agroecología y la agricultura orgánica.
Experiencias en Chile
Chile ya tiene cierto camino avanzado en algunas de estas materias, como los programas del Ministerio de Agricultura para incentivar las prácticas agroecológicas en la agricultura familiar campesina.
También se puede mencionar el proyecto de ley para reciclar y compostar residuos orgánicos presentado por el Ministerio de Medio Ambiente durante el 2023, o la alianza público privada entre Agricultura, la Vega Central, Lo Valledor, ferias libres y otras asociaciones para aplicar iniciativas como bancos de alimentos, recuperación de productos en buen estado y compostaje.
En 2023 también se modificaron las bases del Programa de Alimentación Escolar para integrar productos de la agricultura familiar campesina local en la alimentación de niñas, niños y adolescentes en edad escolar.
Durante los últimos años en Chile también se ha hecho evidente la necesidad de adaptar los sistemas de producción agrícola local al cambio climático, luego de los estragos causados por inundaciones, sequías y olas de calor.
Como ejemplo, durante los primeros días del 2024 una ola de calor extremo llevó a que el Ministerio de Agricultura recomendara una política de “faena cero”, llamando a interrumpir la actividad agrícola en el país para evitar incendios forestales.