Rattan Lal: Recomendaciones del Nobel experto en suelos para transformar la agricultura
La agricultura, tal como se practica en su mayoría hoy en día, no solo contribuye a la erosión de los suelos, sino también al cambio climático, emitiendo grandes cantidades de dióxido de carbono (CO2) a la Atmósfera. Pero hay una forma diferente de hacer agricultura, que se centra en restaurar la salud del suelo en vez de agregarle fertilizantes, y que además de restaurar los suelos puede ser una gran forma de mitigar el cambio climático.
En este desafío trabaja Rattan Lal, galardonado científico de suelos que estará presente el Congreso Futuro, este jueves 19 de enero a las 11:00 horas. Lal recibió en 2020 el Premio Mundial de la Alimentación, y en el 2007 fue uno de los reconocidos como parte del Panel Intergubernamental para el Cambio Climático; institución que ganó el Premio Nobel de la Paz ese año.
Agricultura de conservación
Las prácticas promovidas y experimentadas por Rattan Lal forman parte de la llamada “agricultura de la conservación”.
Uno de los principios de esta agricultura es no arar el suelo, sino sembrar de forma directa. “El arado existe desde el comienzo de la agricultura, y ahora sabemos que no es necesario y que de hecho destruye la estructura del suelo y su salud”, explicó Lal en una entrevista a CNN Chile, ante su próxima participación en el Congreso Futuro.
Otro principio es asegurar que el suelo siempre tenga alguna cobertura orgánica, ya sea cultivos de cobertura o residuos del cultivo que en vez de ser desechados deben quedar en el suelo, aportando nutrición y protección al suelo.
Además se propone la rotación de cultivos y su diseño de paisaje a mayor escala, integrando a la agricultura con otros usos de suelo como la ganadería o el forestal.
La agricultura de conservación no solamente mejora la salud del suelo y elimina la necesidad utilizar varios insumos agrícolas, sino que además contribuye a que el suelo continúe siendo un sumidero de carbono, que pueda absorber mejor el agua disminuyendo la sequía y el riesgo de aluviones. El suelo, entonces, se convierte en un actor clave para mitigar el cambio climático.
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