Dominique Viera cuenta con una trayectoria de más de 10 años en el ecosistema minero, industria caracterizada por ser altamente masculina.

La vicepresidenta de Operaciones del Holding Metaproject, pertenece a los directorios de la Asociación de Proveedores Industriales de la Minería (APRIMIN), y del Consorcio Metraproject-ICSA, responsable entre otros de la Inspección Fiscal del Aeropuerto Internacional de Santiago. Además,  es vicepresidenta de la Cámara Minera de Chile.

Desde 2011 ha liderado y coordinado la puesta en marcha y control de calidad de importantes servicios en los sectores de minería, energía e infraestructura, y ha sido acreedora de diferentes reconocimientos nacionales e internacionales por su trabajo.

En conversación con El Desconcierto, la ingeniera analizó la brecha de género en el rubro de la minería, que alcanzó una disminución importante en el último tiempo, y el proyecto de ley del Gobierno que pretende incluir más mujeres en los directorios de empresas. 

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—Dominique, eres una ejecutiva reconocida en un sector de hombres. Cuéntame cómo evalúas que desde el Gobierno se promueva este proyecto de ley que será ingresado a fines de este mes. 

Lo encuentro valorable, aunque tengo que decir que esto igual llega un poco tarde, porque las empresas, las asociaciones, al menos desde el punto de vista de la minería que es mi área, hemos estado trabajando en esto desde hace muchos años.

De hecho, tuvimos la primera empresa certificada en la norma de equidad de género y conciliación familiar, y fue una empresa proveedora minera.

Yo también soy directora y secretaria de APRIMIN, que es la asociación de proveedores mineros y me enorgullece el hecho de que haya sido el mismo directorio el que propuso tener alguna cuota. Dijimos “vamos a dejar dos cupos que son para mujeres”, pero al final tú te das cuentas que hay un cambio social porque los cupos se llenaron sin necesidad de necesitarlos. Ellas tuvieron mayorías y quedaron como directoras sin el hecho de utilizar esta cuota. Creo que este tema es una señal que hace que cambiemos.

—Crees que, desde que comenzaste en el mundo minero ha existido un avance en materias de género o crees que, por el contrario, los avances a lo largo de estos años son mínimos …

Desgraciadamente sigue siéndolo (un rubro masculinizado), pero ha habido avances enormes, desde el punto de vista de que tenemos más diversidad en los cargos. Antes, cuando yo entré, las ingenieras éramos pocas y generalmente los cargos para mujeres eran más administrativos. La verdad es que no era tema, existía el pensamiento general por parte de hombres y mujeres de que no había diferencia de género, y cuando uno va escarbando en las cifras te das cuenta de que la diferencia es enorme y que era sumamente normalizado que te dijeran “sácame a esta niñita del proceso de selección, porque pa qué… o va a tener guagua, o sabís que este trabajo es duro”. Eso socialmente ya no es bien visto.

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¿Por qué queríamos que entren más mujeres? Por varias cosas: uno porque es un tema de justicia social, pero hay que decirlo, es también para que tengamos los mismos derechos para entrar (al rubro) y los mismos beneficios que conlleva trabajar en minería. Además, está probado que trae beneficios económicos para las empresas el tener un equipo diverso. Finalmente, también en la gestión han cambiado los sistemas de turno, que terminan siendo más amigables y humanos, tanto para hombres como para mujeres.

—¿Qué crees que aportan las mujeres en los directorios, específicamente en la minería, con un ambiente históricamente masculino?  

Primero que todo creo que la meritocracia. Como el mundo minero es chico y todos se conocen, al final era normal llamar al directorio a un amigo, pero ahora se tiene que hacer el trabajo de buscar por mérito. Después viene el trabajo de la mujer, y de decir “yo estoy aquí porque tengo las capacidades”, demostrando que dentro de los directorios o de cualquier puesto de mando nosotras somos capaces. Aunque hay un riesgo, porque un par de veces me ha tocado ver que por llenar una cuota, no se pone a la persona idónea, y eso es lo que tenemos que evitar.

Pero por supuesto, los directorios también ganan, porque tenemos la diversidad que siempre es mejor en cuanto a opiniones, porque las mujeres a veces vemos cosas que los hombres no ven, y nos es más fácil empatizar.

—En una columna de opinión, Fernanda Hurtado, gerenta general de Fundación Generación Empresarial, dice que abordar este tema como un eje prioritario de política pública en estos momentos “refleja cierta desconexión con los grandes problemas de crecimiento que estamos enfrentando”. ¿Cuál es tu opinión al respecto? 

Yo le encuentro cierta razón, y te voy a explicar por qué: cuando estamos en estos puestos nos toca ver números y a veces debemos tomar decisiones difíciles. Estamos viviendo una crisis, por lo que necesitamos un esfuerzo grande en fomentar la inversión y un montón de otras cosas. Hoy día en este  puesto, estás escuchando a tu socio, tu representado, estás más preocupada de que la cosa funcione. Por eso, desde ese punto de vista creo que puedo empatizar (con la opinión de Hurtado).

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Por otro lado, el tema de la mujer ha ido avanzando bastante rápido, sobre todo en minería. Hoy día, por ejemplo, en APRIMIN, a través de los proveedores llegamos a un 17 % de representatividad femenina, algo que es bastante difícil de lograr.

Además, se han promovido muchas veces leyes o esta cuota de 50 y 50, y en el caso específico de la industria, sobre todo cuando necesita mano de obra calificada, el mercado no tiene abasto para poder llenar esa demanda. No es que nosotras nos opongamos a que exista una ley 50 y 50, sino que si tú ves el número de mujeres que van saliendo de la carrera de ingeniería civil en minas o similares, por ejemplo, nos vamos a estar quitando las mismas niñas independiente del mérito.

Entonces hay un problema de números, porque no va a haber una oferta de mujeres capacitadas para los cargos. Por eso creo sumamente importante que haya políticas, por ejemplo, para fomentar que niñas quieran meterse a este tipo de carreras, que nosotros por nuestra parte hagamos nuestra pega y veamos que trabajar en mineras o trabajar en industrias masculinizadas sea atractivo o sea equivalente con tener otras aspiraciones de vida, y así atraer a más mujeres a la industria.

—En redes sociales muchas personas consideran necesaria la inclusión de más mujeres en directorios, pero se muestran en desacuerdo con que sea una obligación para las empresas, ¿qué piensas de este tipo de comentarios?  

Yo conozco pocas mujeres, en puestos de liderazgo, que piensen que la ley de inclusión forzada, per se, es algo positivo. Ahora, sí somos conscientes de que este tipo de norma genera acción, y son sumamente exitosas, por el mismo hecho de tener que buscar talento femenino. Lo peligroso es no poder llenarlo, o finalmente, hacerlo con gente que no tenga las capacidades.

-Y para ir cerrando, me gustaría preguntarte por cifras actualizadas en el ámbito de la minería. 

Sí, tengo una cifra y un mensaje que me gustaría dejar. Hay que dejar de pensar la minería como extractiva, y no olvidarse de que es un ecosistema de muchas empresas, que a veces tienen incluso una mejor renta de lo que se gana directamente en las mineras. Hay más empresas proveedoras, donde un 17 % de participación femenina la tienen estas empresas, con un número mayor de empleadores que la minería.

De hecho, en la minería, dependiendo del ránking que elijas, tienen entre un 12 al 14,6 %, que es un buen aumento, pero no es lo mismo el 14 por ciento de 100 que el 17 por ciento de un millón.

La invitación es que, si vamos a evangelizar, a tratar de traer mujeres, a capacitarlas, también debemos abrir los ojos al ecosistema minero y dejar de pensar que la minería solamente es su parte extractiva.

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