Biodiversidad urbana: científicos proponen crear zonas libres de gatos en ciudades
El impacto de especies de animales asilvestrados sin supervisión sobre especies de fauna nativa es un problema a nivel global.
En Chile existen varios casos estudios que evidencian dicha problemática. Ejemplo de ello son los ataques a pudúes, guanacos, lobos marinos y otras especies por parte de jaurías de perros sin supervisión en zonas naturales.
En las ciudades esta situación se repite. Pájaros y reptiles son las víctimas principalmente de gatos sin supervisión, cazadores por instinto, aunque tengan suficiente comida, cuya presencia provoca graves efectos negativos a la biodiversidad urbana.
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Para estudiar esta problemática, un equipo de investigadores del Museo Nacional de Ciencias Naturales de Madrid (MNCN-CSIC) ha analizado con detalle cómo afecta la presencia de estas colonias de gatos a las aves. Para ello han tomado como base las distancias de huida de los pájaros. Los resultados han sido publicados en un artículo de la revista Science of the Total Environment.
En dicha investigación los científicos proponen establecer áreas acotadas en las ciudades donde no se favorezca la presencia de gatos, de cara a permitir la coexistencia ahora mismo imposible entre aves y felinos.
Las riberas de los ríos, parques y espacios protegidos urbanos serían los principales lugares donde los expertos proponen que se declaren libres de colonias de gatos.
Los investigadores se han centrado en el estudio de las distancias de huida de las aves ante la cercanía de un ser humano en condiciones estándar (FID por sus siglas en inglés). Para ello, analizaron durante la primavera de 2021 la distancia de huida de 694 aves de 34 especies diferentes, comparando las respuestas en zonas con y sin colonias de gatos callejeros según un mapa oficial actualizado facilitado por el Ayuntamiento de Madrid.
“Que un ave salga volando antes o después ante la aproximación de una persona nos aporta datos sobre su miedo”, explicó, al medio español 20 Minutos, el investigador del MNCN Mario Díaz. “Que la distancia a la que huyen sea menor, es decir, si permiten que nos acerquemos más, significa que están menos expuestos a las amenazas de los depredadores y que les resulta más fácil conseguir comida y reproducirse”, puntualiza.
Trabajando en áreas similares en cuanto a paisaje urbano, cantidad de gente o disponibilidad de alimentos, que tuviesen zonas próximas con o sin colonias, los científicos del CSIC comprobaron que en las zonas en las que hay colonias de gatos callejeros, la distancia de huida de las aves fue un 10% mayor, y las aves se encontraban a un 33% más altura que en las zonas en donde no se alimenta a los felinos.
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“Los datos recopilados confirman que las colonias de gatos aumentan el miedo en las aves, lo que disminuiría su abundancia aún sin contar con los efectos directos de la depredación”, señaló Díaz. “Para las aves, una de las ventajas de las ciudades es que albergan pocos depredadores naturales como rapaces o carnívoros. Los gatos callejeros eliminan esta ventaja, con efectos negativos sobre las poblaciones de pájaros. Para que todos puedan convivir y se mantengan los niveles de biodiversidad urbana, es necesario proporcionar áreas donde no se establezcan colonias de gatos callejeros donde las aves puedan desarrollar su actividad”, continúa el investigador.
Biodiversidad urbana
Las ciudades con zonas verdes y mayores índices de biodiversidad contribuyen a mejorar la calidad de vida y el bienestar de sus habitantes. Favorecer la supervivencia de unas especies frente a otras es uno de los efectos que provoca la intervención humana en la naturaleza.
A veces, esta intervención mejora la situación, pero otras, señala el CSIC, «se producen efectos colaterales no deseados». Es lo que ocurre con las especies mantenidas como mascotas que pasan a ser invasoras cuando escapan por accidente o se liberan en la naturaleza. También ocurre algo parecido con la sobreprotección de especies cinegéticas como el jabalí.
“En el caso de los gatos callejeros en las ciudades ocurre algo parecido. Se les da de comer y favorecemos su expansión, pero estas dinámicas tienen efectos también sobre otras especies que debemos analizar y, en su caso, gestionar para garantizar la coexistencia y los beneficios que aportan a la ciudadanía”, explicó Díaz.