Convivencia con el lobo demanda soluciones para necesidades de comunidades rurales
Un estudio realizado en España sobre la convivencia con el lobo ilustra la importancia de trabajar con las comunidades rurales para encontrar soluciones adaptadas a sus necesidades y condiciones locales, según publica Frontiers in Conservation Science.
La investigación, dirigida por la Universidad de Leeds (Reino Unido) y con participación de la Universidad de Oviedo, estudió las condiciones en las que humanos y lobos pueden coexistir de forma sostenible.
España alberga una de las mayores poblaciones de lobos en Europa y el estudio se centró en tres tipos de comunidades rurales: una con presencia permanente de lobos, otra en la que han regresado y otra en la que se espera su vuelta en la próxima década.
Los resultados ilustran la importancia de trabajar con las “comunidades individuales para encontrar soluciones adaptadas a sus necesidades y condiciones locales, en lugar de soluciones técnicas y legales generalizadas”, señala la Universidad de Leeds en un comunicado.
Se requiere de una persistencia estable de los carnívoros
Los investigadores señalan cuatro condiciones claves para la coexistencia satisfactoria de las personas y los grandes carnívoros.
Entre ellas, la existencia de instituciones eficaces, tanto formales como informales, que proporcionen apoyo e incentivos, una toma de decisiones transparente y participativa y que puedan adaptar las exigencias de las prioridades globales de conservación a las condiciones locales y mediar en las disputas que surjan.
Además, se necesita una persistencia estable de los carnívoros, con condiciones locales que permitan la supervivencia a largo plazo de una especie, incluidos el hábitat en el que vive, la abundancia de presas y la diversidad genética de la población.
Otra de las condiciones es la legitimidad social, basada en la confianza en los responsables locales y la aceptación pública, tanto del procedimiento como de los resultados de la toma de decisiones.
Y por último señalan la existencia de niveles bajos de riesgo o vulnerabilidad, con una interacción mínima entre personas y grandes carnívoros, el mantenimiento de la resistencia de los medios de subsistencia y capacidad de las personas y los carnívoros para adaptar su comportamiento a la vida en la proximidad de unos y otros.
La autora principal del estudio, Hanna Pettersson, de la Universidad de Leeds, pasó la mayor parte de 2020 en España para tratar de entender los ingredientes claves de la coexistencia con los lobos en diferentes zonas.
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Las comunidades de coexistencia tienen que prosperar
Actualmente se está viendo el regreso y la expansión de grandes carnívoros, como los lobos, a muchos tipos de paisajes en toda Europa.
Para que este movimiento “sea justo y sostenible, es importante que trabajemos de forma proactiva en las comunidades que compartirán espacio con estos grandes depredadores”, prepararlas y apoyarlas para que puedan adaptarse y prosperar, agrega.
Algunas comunidades como la estudiada en la Sierra de La Culebra (Zamora) han convivido con los lobos durante generaciones, adoptando diversos métodos de convivencia con éxito.
En España, “los pocos subsidios disponibles para métodos preventivos se han centrado hasta ahora en comunidades donde los lobos han regresado y han provocado un conflicto social”.
Para Petterson, si no se “reconoce, celebra y apoya” a las zonas donde hay una relación armoniosa con el lobo, “será casi imposible” que transmitan su modo de vida y conocimientos a las generaciones futuras.
Sin apoyo, “los ganaderos de coexistencia siempre estarán peor que los que viven en zonas sin lobos, y eso envía una señal equivocada”.
Las comunidades de coexistencia tienen que prosperar para “dar un ejemplo positivo e ilustrar a aquellos que están anticipando el regreso de los lobos que vivir con ellos es posible”.