El transformismo en la periferia: La lucha de la vikinga Katiuska Molotov (1976-2018)
A ratos un osito gominola, a ratos la primera dama de los gays. A ratos vikinga, a ratos el rostro oficial de Coca Cola. A ratos Faloon, a ratos Américo. En el día era el profesor Mauricio Burgos (38), y de noche la carismática transformista Katiuska Molotov.
Este domingo, mientras Stephanie Fox -la Botota- despedía a los artistas de su circo durante una presentación en Buin, Katiuska Molotov se desmayó en el escenario. Algunos pensaron que era parte de sus clásicas bromas, pero luego se dieron cuenta de que era en serio: la artista había sufrido un paro cardíaco. La Botota detuvo el show, se estuvo media hora tratando de reanimarle y se llamó a una ambulancia que llegó rápidamente al lugar, pero ya era demasiado tarde.
La noticia se sintió en la discotheque Fausto, que de inmediato reunió a su equipo para dar a conocer la noticia, mientras el público gritaba: "¡Katiuska, Katiuska!".
Con una fiesta que nada tenía que envidiarle a la discotheque, la noche de ayer lunes se llevó a cabo el velatorio en el Club Deportivo La Bombonera de Conchalí. Cumbia de fondo, gente bailando para despedir a su amigo, que yace en un ataúd con una bandera LGBTI, con retratos suyos y con distintos mensajes.
Uno de sus presentadores tomó un micrófono para dar ante todos una última presentación de la artista para su nuevo escenario:
—Damas y caballeros, cuando ya se pensaba que todo sobre el escenario había sido presentado, el circo celestial trae con ustedes a la espectacular bomba cuatro, ¡Katiuska Molotov!
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La vikinga
Era su número estelar para cerrar su show. Una rueda completa a pesar de sus 100 kilos -que en cierto momento llegaron a ser 150- y un aterrizaje de piernas abiertas.
https://twitter.com/Circotimoteo_/status/978141120038424576
La transformista Petra Pérez (Sergio Cantillano) vio por primera vez ese espectáculo en la discotheque Paradise, actualmente llamada Zero. "Esa vez no lo pude creer, porque este personaje gordo que saltaba y se daba vueltas de carnero, como perra galga anoréxica. Se veía increíble", asegura.
Un día la ex concejala Alejandra González le preguntó:
—¿Hueona cómo lo hacís?
—Es que yo soy vikinga. Tengo que defenderme po', hueona —respondió Molotov, quien decía que, en un mundo de transformistas de cuerpos maravillosos "hechos a mano y esponja", ella estaba peleando en una selva.
Si bien el tema de su propio peso era un elemento que ocupaba a su favor para el humor, también le trajo una serie de complicaciones de salud. Tenía antecedentes médicos de hipertensión, diabetes y en algún momento tuvo bulimia, vomitando todo lo que comía. Algo que, según una entrevista que dio a The Clinic, fue la razón de que llegara a bajar 50 kilos en cierto momento.
En sus clásicos backstage del reality show "Amigas y Rivales", le bajaba el pelo al asunto:
—¿Quién es quién para decir que en el transformismo hay perfección?
[caption id="attachment_202814" align="alignnone" width="960"] Facebook Katiuska Molotov[/caption]
"Ella representa la auténtica loca, disidente sexual que no reniega de su condición popular. No era la mujer fantástica, no recibió un Óscar ni estuvo en la alfombra roja, sino que construyó su propia fauna", dice Víctor Hugo Robles, el Che de los gay.
A pesar de actuar en muchas conocidas discotheques de Santiago y de bromear en sus videos con que era una cuica de La Dehesa, el centro de la vida de Mauricio Burgos estuvo en su comuna Conchalí.
Fue en esa comuna donde instaló un circo popular con su nombre. "Ella lo único que quería era tener su espacio propio, donde las transformistas más pobres pudieran entrar a trabajar para ganar sus lucas", cuenta Daniela Arraño, quien formó parte del primer elenco de ese circo.
Ahí Katiuska apuraba a sus compañeras para que estuvieran listas, incluso cuando no estaba siquiera armada la carpa, compartían un pollo entre varias y retaba a la gente que pillara robándose algún maquillaje. Siempre con la intención de ayudar a sus compañeras.
"Ella era reconocida en el barrio por todos a través de su nombre artístico y se destacaba por su lucha, a través del humor, contra la discriminación hacia las minorías sexuales. En lo personal, considero que esto fue de gran ayuda para todes los que formamos parte de esta disidencia, ya que en cierto modo, nos ayudó a posicionarnos dentro de un ambiente cargado de discriminación, violencia y odio", dice Benjamín Cortés, quien fuera uno de sus vecinos en Conchalí.
En su propio circo, Katiuska incluso le tocó vivir un violento asalto donde, a pesar de que rogó que no la golpearan, le terminaron rompiendo las muñecas, las piernas y su dentadura. Al no tener ninguna clase de seguro que cubriera los gastos médicos, se hicieron distintos eventos a beneficio para ayudarla.
"Muchas transformistas trabajan en condiciones de mucha vulnerabilidad, situaciones como la de la Katiuska nos tienen que recordar que las transformistas son trabajadoras y tienen que ser reconocidas como tales. Los empleadores tienen que tener en cuenta esto y no solamente tomarlas para el show y pagarle unas lucas", dice Víctor Hugo Robles.
[caption id="attachment_202812" align="alignnone" width="640"] Katiuska Molotov en su Circo. Facebook Daniela Arraño.[/caption]
Un espacio para sobrevivir
Además de agarrar a chuchada limpia a su público y de hacer increíbles piruetas, Katiuska Molotov también apoyaba a su manera las distintas luchas de la diversidad sexual.
Daniela Arraño, quien es activista en el Movimiento Unificado de Minorías Sexuales (Mums), asegura que Molotov siempre las apoyó animando eventos en las marchas y también en la Gay Fonda, donde apoyó causas como la Ley de identidad de Género.
"Ella en cierto sentido fue una compañera súper transgénera. Hablaba de política desde lo femenino y luchaba por ese tema. Siempre hablaba de los derechos humanos de las compañeras y decía que las transformistas también tenían que luchar por eso", asegura Arraño.
Otra causa política en la que se involucró fue en las tres campañas de la ex concejala de Lampa Alejandra González, en 2004, 2008 y 2012. Ahí llegaba Katiuska a bromear con el público, sin importar si fueran los huasos más difíciles de convencer.
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—¡Voten por mi amiga la Felipe! Miren que esta chu... todavía no se puede cambiar el nombre —decía.
Luego fijaba su objetivo en uno de los asistentes:
—Huachito, vota por ella porque después te vamos a pagar en carne.
En diciembre pasado, Alejandra González ganó un fallo en la Corte Suprema por infracción a la Ley Zamudio de parte de la alcaldesa Graciela Ortúzar (RN). Antes del fallo, Katiuska subía y bajaba a Ortúzar en cuanto acto podía, mientras que le decía a González:
—Si ella es zorra contigo, tenís que ser más zorra. ¡No seái hueona!
González resalta el cómo Molotov daba a conocer su postura política tras el disfraz del humor, y el cómo manifestaba su compañerismo. "Ella siempre acogió a chicas trans, a gays o a transformistas. Dio un espacio para que tuvieran una casa, para sobrevivir", dice.
Es por esto que la comunidad LGBTI ha llenado las redes sociales de lutos, de recuerdos, de gifs, de dibujos y de todo simbolismo que sirva como homenaje.
Uno de los activistas del Mums, Dimarco Carrasco, escribió:
—Dicen las locas que se fue en su ley, haciendo la rueda, como un gran sol en llamas. Murmuran que se fue al valhalla como una buena vikinga y noruega que fue. Comentan que recusito tres veces en busca de polvitos para la cara. El circo esta de luto grito una travesti desde la graderia mientras las tablas no se podian el cajon. Porque es de huesos anchos vocifero una desubica que no aguantaba el peso de la cama de palo que llevaba a la vikinga. Nadie atino a llorar en semejante despedida, se nos fue la profesora exiliada a pura porno aulero decia otra que le gritaba el pasado normalista que se rumoriaba entre bambalinas... el circo esta de luto, y ese gran espacio que rodaba nunca se pudo llenar. Adios Katiuska Molotov.