El feminicidio de la activista Macarena Valdés Muñoz en Liquiñe
La tarde del lunes 22 de agosto de 2016, Macarena Valdés Muñoz apareció muerta en su casa, en Tranguil. Su cuerpo estaba colgado. Según cuentan cercanos, trataron de hacerlo pasar por suicidio, pero su vértebra cervical no se había roto, que es lo que debería suceder cuando alguien se cuelga. “Se produce el rompimiento de la vértebra cervical y la persona muere instantáneamente. Si eso no sucedió con Macarena, es que fue muerta antes de ser colgada”, explica Marcelino Collío, dirigente político mapuche y suegro de Macarena.
El certificado del Servicio Médico Legal decía “muerte por asfixia y ahorcamiento…” y otras cosas “poco claras para una persona que no sea especializada en el lenguaje médico”, cuenta Marcelino. Por ello un médico debió explicarle a la familia que las características de la muerte supuestamente “por ahorcamiento”, no coinciden con lo sucedido al cuerpo de Macarena.
Por otra parte, todo lo que los criminales le hayan hecho a la activista antes de darle muerte, lo hicieron delante de su pequeño hijo de sólo 1 año y medio de edad, que estaba con ella y, posiblemente, contempló el crimen.
El sueño de Macarena
Macarena tenía 32 años y decía que “antes de hacerse vieja quería cumplir su sueño”. Salir del contaminado Santiago donde vivía en Ñuñoa e irse al sur era un proyecto de pareja con el que habían soñado con Rubén Collío Benavides por años. Cuando mataron a Macarena hacía ya tres años que lo habían cumplido.
Antes habían sido parte de redes mapuche de apoyo a la causa y habían conocido gente de comunidades. Surgió la opción de irse al sur y la tomaron.
Se fueron a vivir a la comunidad Newen-Tranguil, el Liquiñe, (XIV Región), con 3 hijos chicos. Decidieron casarse a través de una ceremonia mapuche y tener un cuarto hijo. Todo parecía estar resultando como ellos habían querido y como Macarena había soñado.
Solía repartir su tiempo entre el activismo y el cuidado de sus hijos. Tenía cuarto medio y había ido especializándose de manera autodidacta en conocimientos ecologistas como la conservación de los alimentos, y con su pareja había aprendido sobre los daños para la salud de la carga electromagnética, sobre sus consecuencias de cáncer, tumores, malformaciones y hasta muerte, todo ampliamente documentado.
Rubén, su pareja, es ingeniero ambiental y entre él y Macarena habían ido estructurando una manera de explicar a la gente sobre todo esto. Ella fue un aporte en la Comunidad Newen-Tranguil. Capacitó en conservación de alimentos para que las cosechas que sólo se dan en algunas épocas del año pudiesen alimentar a la comunidad el año entero, y explicaba a la gente sobre los daños de las empresas eléctricas. En su vida personal, aunque la gente que había dejado en Santiago la hubiese preferido cerca, Macarena les relataba lo feliz que estaba por los nuevos rumbos de su vida en el sur, “y por eso su madre y hermanas dieron gracias en su funeral porque ella había sido feliz ahí”.
Holding RP Global
La comunidad ya había constatado que la empresa austro-chilena RP Global Chile Energías Renovables S.A., holding del que es parte Saesa, amenazaba su vida. Para operar, destruyeron un cementerio, jamás les consultaron sobre la instalación de una “central de paso” y violaron terrenos de las comunidades mapuche contraviniendo el Convenio 169 de la OIT (al cual el Estado chileno está suscrito).
La gente estaba descontenta con las obras de RP Global y Rubén Collío, como ingeniero ambiental, comenzó a dar asesorar a las comunidades entregando la argumentación técnica para denunciar y tomar acciones legales concretas. La empresa -que tiene su sede principal en Viena, Austria, y que cuenta con sucursales en Chile- es un holding formado por capitalistas austríacos, españoles y chilenos entre otros, que construyen “mini centrales hidroeléctricas de paso" y “parques” –como le llaman ellos- de energía eólica. Según denuncian en las comunidades, RP Global, para operar, interviene territorios, depreda y amenaza la salud y la existencia de todo lo viviente. Rubén y Macarena llegaron a la comunidad a aportar maneras de enfrentar la amenaza empresarial.
El 1 de agosto, Macarena Valdés estuvo todo el día en el corte de camino que realizó la comunidad para lograr que la empresa no instalara cables de alta tensión. El corte duró desde temprano en la mañana hasta las 4 de la tarde, cuando finalmente la Gobernadora de Valdivia, Patricia Morano Büchner, se comprometió con la comunidad a una reunión para revisar la situación y ordenó por teléfono que RP Global se retirara del terreno.
La reunión comprometida se hizo el 19 de agosto, pero la Gobernación, según cuentan los asistentes, planteaba cuestiones generales y amplió el plazo porque, en resumen, aún no había fiscalizado. En este ambiente, el domingo 21 de agosto llegó al territorio un vehículo con logo y chofer de la empresa RP Global. En él iban dos hombres, Edgardo Jaramillo y Juan Luengo, quienes le exigieron a la lamngen Mónica Painemilla, dueña del terreno donde vivían Macarena y su familia, que les desalojara. La lamngen Mónica les respondió que ella estaba contenta con la familia, pero no la convencieron. Jaramillo y Luengo entonces, explícitamente, replicaron que algo muy malo podría pasarles a alguno de ellos si insistían en quedarse. Al día siguiente Macarena apareció muerta.
La mañana del martes 23 de agosto, con la activista Macarena ya asesinada, la lamngen Mónica intentó colocar una denuncia por las amenazas que habían hecho Jaramillo y Luengo en representación de RP Global, pero la Policía de Investigaciones de Chile (PDI), no la tomó pues los efectivos le respondieron que ella no era familia de Macarena. Ese mismo mediodía llegó otra vez la obra de RP Global, escoltada por efectivos del GOPE, Fuerzas Especiales de Carabineros de Chile y de vehículos blindados a cargo del Teniente Francisco Sánchez, a la casa de Macarena -mientras Rubén había ido a retirar su cuerpo-, para insistir en la instalación de los cables de alta tensión. La gente de la comunidad opuso resistencia, ahora con más rabia y pena que antes, hubo empujones y violencia policial. A la una de la tarde nuevamente la Gobernación dio la orden de que RP Global se retirara del terreno. Esa noche se veló a Macarena y el jueves 25 de agosto se hizo su funeral. Igualmente, el día 13 de octubre, la empresa volvió a la carga, esta vez con un mayor número de uniformados, carros policiales y tanquetas, y logró instalar los cables de alta tensión violando todos las leyes y los acuerdos políticos con las autoridades.
Hoy existe una medida de protección por 60 días, colocada el 23 de agosto ante la Fiscalía de Panguipulli contra las obras de la empresa RP Global en el territorio y la familia de Macarena colocó una querella contra quienes resulten responsables por su crimen.