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Foto: Wikimedia Commons

"Annus horribilis" en un mundo convulso: La ola parda invade no tan solo a América Latina y el Caribe

Por: Jaime Ensignia | 27.12.2025
La nueva Estrategia de Seguridad Nacional, dada a conocer hace algunos días atrás, disipa la verdadera política exterior del gobierno norteamericano. Sus socios europeos, que por décadas estuvieron bajo la égida de los EEUU, son señalados como “socios débiles que se enfrentan a su propia destrucción, debido a que son políticamente correctos”. De este modo, se abre una brecha profunda en las relaciones de los EEUU con la UE.

El año 2025 está llegando a su fin, y podemos observar un mundo convulso, en permanente agitación social, con altos grados de inestabilidad política en importantes zonas geográficas del planeta. Con una ultraderecha irrumpiendo y asediando al sistema democrático en una importante cantidad de naciones en el mundo actual. Nadie niega que son tiempos de crisis: políticas, económicas, ambientales, laborales y de inseguridad ciudadana producto del aumento del narco tráfico, y del crimen organizado.

Multiplicación de guerras locales y regionales, y de una sostenida carrera armamentista nunca vista desde el fin de la II guerra mundial, y particularmente desde fines de la guerra fría. La caída del Muro de Berlín, y del derrumbe de la Unión Soviética, entre otros muchos otros factores económicos y financieros como la crisis del capitalismo del 2008 han contribuido de manera sustantiva al estado actual del escenario internacional.

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El orden global y sus instituciones internacionales están severamente alterados y puestos en cuestión.

El 2025 siguió con el derrotero de los años anteriores con la condenable agresión de Rusia en Ucrania, desatando una guerra cruenta que ya dura más de tres años, y en donde la comunidad internacional, particularmente la Unión Europea (EU) han fracasado y, han sido marginados por la administración de Trump en los intentos de lograr un cese de las hostilidades, y en la búsqueda de una paz duradera. También, se ha fracasado en detener horrible genocidio en la franja de Gaza llevado a cabo por el gobierno sionista y ultraderechista de Netanyahu, y de sus ansias expansionistas bélicas en el Medio Oriente.

En Europa, especialmente, la guerra ruso-ucraniana ha traído una enorme tensión, particularmente en la elite política y militar debido a la excesiva exacerbación del “peligro” que podría provocar una política de conquistas de territorios por parte de Rusia. Es una realidad, el deseo expansionista de Putin, que, según algunas analistas, podría ir más allá de Ucrania, pero llegar a una guerra con otras naciones europeas, es algo que se pone en duda. Ucrania resiste con el apoyo de los países más importantes de la UE y el Reino Unido.

Es un hecho, que Ucrania pierde territorios frente al avance militar ruso. Hay una fuerte opinión de expertos, de que la guerra está perdida para Ucrania. A esta situación, hay que añadir, que el presidente Zelensky tiene problemas internos con su cúpula militar y algunos de sus generales han debido dimitir. La sociedad ucraniana manifiesta cada vez más su cansancio con el estado de la guerra, y se descubren grados importantes de corrupción de funcionarios del gobierno del presidente ucraniano.

El segundo gobierno de Donald Trump agrava de manera profunda este “mundo convulso”. Las agresiones del presidente norteamericano, primero con su política arancelaria -sin precedentes- a casi la totalidad de las naciones del globo terráqueo. La presencia arrolladora del presidente norteamericano, asumió el gobierno el 20 de enero del presente año y prometió, ahora sí, hacer: “Que Estados Unidos vuelva a ser grande” abreviado como MAGA.

Con esta administración trumpista observamos la ofensiva más brutal de los EEUU a nivel económico y geopolítico no visto desde la 2da. guerra mundial. Esto se manifiesta: en su carácter expansionista, asedio y deseo de pertenencia del Canal de Panamá; dominio de Groenlandia, poniendo en jaque a Dinamarca y, por ende, a la UE; el deseo fracasado de convertir a Canadá en un estado más norteamericano; en la ruptura y un nivel de desprecio hacia los valores democráticos y liberales de los europeos y de sus líderes por parte de funcionarios neurálgicos del gobierno de Trump y, de su política de abandono de sus responsabilidades en la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN).

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Nadie se libra de la ira e irracionalidad proteccionista, de los aranceles impuestos por Trump, Pero éste ha debido retroceder con su política de guerra arancelaria, con China, con India con las naciones de la UE, y con muchos países del planeta. En América Latina lo más destacable ha sido el pie atrás de los aranceles con Brasil. Su presidente, Lula, enfrentó con éxito al todo poderoso, pero al mismo tiempo, decadente Trump.

Pero el mandatario estadounidense, no lleva cabo tan sólo su política arancelaria, sino también entra en el terreno de inmiscuirse en la política interna de diversos países. En Europa es archiconocido su simpatía con gobiernos autocráticos y con líderes políticos de la ultraderecha europea. El apoyo al gobierno de Orbán en Hungría, lo mismo con el gobierno italiano de Meloni, simpatías con la Alternativa para Alemania (AfD), Vox en España, Le Pen en Francia y muchos otros movimientos y partidos de la ultraderecha europea.

La nueva Estrategia de Seguridad Nacional, dada a conocer hace algunos días atrás, disipa la verdadera política exterior del gobierno norteamericano. Sus socios europeos, que por décadas estuvieron bajo la égida de los EEUU, son señalados como “socios débiles que se enfrentan a su propia destrucción, debido a que son políticamente correctos”. De este modo, se abre una brecha profunda en las relaciones de los EEUU con la UE.

El mismo documento, señala el impulso nuevamente de tener a América Latina y el Caribe (ALyC), como el patio trasero de su imperial deseo. Se revitaliza, la antigua Doctrina del presidente J. Monroe “América para los americanos”. Ahora, con la Doctrina Donroe, se vuelve a volcar el interés político y económico de los EEUU hacia ALyC. De este modo, luego de casi tres décadas de abandono de la influencia de los norteamericanos, bajo la actual administración trumpista, los EEUU activan fuertemente su interés en el continente de Las Américas.

El creciente interés por las tierras raras, el petróleo, el litio, el agua, las diversas materias primas del continente latino americano, son enormemente atractivas para el proyecto tumpista. Por cierto, no debemos perder de vista el apoyo de Trump a sus aliados ultraderechistas en El Salvador, en Ecuador, en Argentina, en Costa Rica, en Paraguay, en Bolivia, con el reciente cambio de gobierno, y en otras naciones del continente latinoamericano.

El trumpismo estará pendiente en las actitudes y políticas críticas a su gestión en países como México, Colombia y en Brasil. Y, en el caso de Chile, tras el triunfo del candidato presidencial de la extrema derecha, José Antonio Kast, la ultraderecha llegó al gobierno, por lo que, nuestro país andino, se une a la ola parda que invade al continente de ALyC.

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