"Es antidemocrático": pesca artesanal responde a la industria por intento de impugnar ley de fraccionamiento
La Alianza Nacional en Defensa de la Pesca Artesanal expresó su rechazo a la reciente ofensiva de la industria y de armadores del sector contra la Ley de Fraccionamiento pesquero, que entrará en vigencia dentro de dos semanas.
Para los dirigentes del sector artesanal, resulta “impresentable” que se busque impugnar la apertura de registros a nuevos actores justo antes de la implementación de la norma.
Hernán Cortés, presidente de la Condepp y vocero de la Alianza, aseguró que esta acción ante la Contraloría tiene como único objetivo “desacreditar al Congreso y al gobierno, que de manera democrática sacaron adelante la nueva norma, que sólo tiene como objetivo equiparar la cancha. Tratar de invalidar la nueva ley es antidemocrático”.
El dirigente además cuestionó el informe difundido por el Comité Científico Técnico (CCT) de Pequeños Pelágicos, que rechazó validar las cuotas de captura para 2026.
Según Cortés, “es muy extraño que justo ahora se filtre dicho informe científico, que asegura que la nueva ley ignora la biología de las especies y justamente sea usado por la industria para justificar su decisión de impugnar frente a la Contraloría".
En ese sentido, "Ss trata simplemente de una aberración y una maniobra política, porque no aceptan perder con las normas democráticas”.
Frente a esta situación, Cortés advirtió que la pesca artesanal no permanecerá inactiva: “Esperamos que el nuevo gobierno no acepte las maniobras de los industriales, porque nosotros vamos a defender una ley que nació del debate y una votación unánime en el Congreso. No vamos a bajar los brazos”.
¿En qué consiste la ley de fraccionamiento?
La ley de fraccionamiento pesquero "equipara" la cancha respecto a la distribución de cuotas de captura de los recursos marinos.
En total, son 22 las pesquerías en las que se modifican estas cuotas, que actualmente benefician en mayor proporción al sector industrial.
Uno de los debates más polémicos fue la distribución en torno a la merluza común, cuyas cuotas finalmente quedaron en 55% para la industria y 45% para el sector artesanal (con posibilidad de llegar a un 50%).
