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El nuevo clivaje político en Chile: Entre democracia y totalitarismo
Foto: Creada con IA (Gemini)

El nuevo clivaje político en Chile: Entre democracia y totalitarismo

Por: Jaime Ensignia | 07.12.2025
Algunos analistas de la plaza y políticos progresistas, relativizan equivocadamente el impacto político regresivo de un gobierno ultraderechista, el cual iniciaría el camino a un Estado totalitario. De ser así, Chile, entraría en el túnel de la oscuridad y de la incertidumbre a todo nivel. Eso ya lo conocimos y lo vivimos en la negra noche de la dictadura.

Enseñanzas de la historia, si realmente queremos aprender

El año 1933, en una Alemania con la casi fenecida República de Weimar, el Presidente Paul von Hindenburg nombraba como Canciller al máximo líder del Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán (NSDAP), el partido nazi, a Adolf Hitler, el 30 de enero de ese año.

El partido nazi contaba con más de un tercio de los congresistas. Con la coalición conformada por el Partido Nacional Popular Alemán y los Católicos del Partido del Centro, que votaron por Hitler, éste iniciaba la conquista del poder absoluto en la nación germana. Sabemos cómo termino la tragedia alemana bajo este régimen nazi totalitario de 1933 a 1945 y constatamos la responsabilidad de los partidos del centro y católicos, que creyeron que el fenómeno nazi, era un episodio pasajero.

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Hannah Arendt en su monumental obra “Los orígenes del totalitarismo” centra su lúcido tratado -tal como debía ser en ese momento histórico político- en la investigación de los totalitarismos nazi y soviético, y lateralmente de otros regímenes autoritarios de la época. La autora, entrega importantes elementos de análisis que sirven para la compresión actual de estos fenómenos políticos, sociales y culturales.

Arendt nos señala cómo estos movimientos totalitarios y autoritarios llegan al gobierno mediante elecciones y apoyo popular que votan por ellos -aunque no fuera el caso soviético-, y luego se hacen del poder absoluto. Derogan centralmente los derechos sociales, los derechos humanos, inician sus cruzadas restauradoras, reprimen cualquier intento de oposición social y política, y finalmente benefician a los grandes poderes económicos, y las políticas militaristas.

La ola parda se expande mundialmente

En la perspectiva actual, en muchos países del planeta la irrupción masiva de la ultraderecha -dirigiendo gobiernos- o se convierte en la primera o segunda fuerza política, o son parte de la instauración de regímenes dictatoriales, de gobiernos semidemocráticos o populistas represivos. Es una realidad que el clivaje central se ha desplazado hacia el binomio democracia versus totalitarismo.

En una gran cantidad de naciones hay democracias fallidas, asedio permanente al sistema democrático, debilitamiento del Estado y sus instituciones, ataques y políticas represivas constantes a los partidos políticos, y organizaciones sociales. Partidos políticos, movimientos sociales, organizaciones de los DDHH, sindicatos, ambientalistas, el movimiento femenino por la igualdad de género, el movimiento por las libertades sexuales -entre muchos otros- se ven severamente afectados por estos regímenes totalitarios y dictatoriales.

El balotaje no es cualquier trámite electoral más

Lo que enfrentará Chile el 14 de diciembre del presente año -en la 2da vuelta presidencial- no es tan solo una contienda electoral más. Es un desafío profundo e existencial para una debilitada democracia y sociedad chilena, agudizada por la imposición y acción constante de impedir cualquier transformación estructural y de avances democrático pos dictadura cívico-militar por parte de los poderes fácticos, económicos y políticos de la derecha política.

No exento de este debilitamiento democrático y político social, hay una responsabilidad objetiva de la centro izquierda, de sus gobiernos, de sus congresistas, de sus partidos políticos que no confrontaron debidamente, cultural e ideológicamente las atrocidades de la dictadura cívico militar de Pinochet y sus consecuencias en el tiempo con la imposición antidemocrática de un modelo económico neoliberal.

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Cómo no mencionar los errores políticos y de imagen, cuando se veían en las páginas sociales de El Mercurio (diario, que estuvo involucrado en el Golpe de Estado) en la década de los 90 a parlamentarios, ministros y otros funcionarios de gobierno concertacionistas cortejando con el Dictador Pinochet, y con algunos generales de las FFAA que estuvieron involucrados en los crímenes de lesa humanidad en el período dictatorial.

El blanqueo de esta derecha conservadora y posteriormente de la extrema derecha por parte de políticos y analistas de la centro izquieda de la época ha funcionado exitosamente para esa derecha y ultraderecha, y les ha dado frutos políticos desde esa época hasta el presente. La política de los consensos practicadas por los gobiernos concertacionistas en sus 20 años de gestión abandonó la lucha cultural y de hegemonía política y social, limitando en este ámbito el devenir del movimiento de los DDHH, y de los movimientos culturales y sociales.

Esto permitió que los cómplices pasivos de la dictadura denunciado por el expresidente conservador, Sebastián Piñera, de la derecha tradicional y la más extrema, reacomodara su política de apoyo y simpatía abierta a la dictadura y fuese ganando lentamente apoyo social y electoral.

A modo de conclusión

No se está tomando seriamente en cuenta el peligro para la democracia, para los avances socio económicos, sociales, culturales y políticos, que de alguna manera se han logrado en estos años de retorno a la democracia, el hecho que llegue al gobierno un ultraderechista como Kast.

El encuentro reciente del ex presidente, del segundo gobierno de la Concertación, Eduardo Frei Ruiz-Tagle con el candidato de la ultraderecha José Antonio Kast, no hace otra cosa, que confirmar que el influjo de este último sobre algunos(as) políticos(as) de la ex concertación esté funcionando para el balotaje.

Algunos analistas de la plaza y políticos progresistas, relativizan equivocadamente el impacto político regresivo de un gobierno ultraderechista, el cual iniciaría el camino a un Estado totalitario. De ser así, Chile, entraría en el túnel de la oscuridad y de la incertidumbre a todo nivel. Eso ya lo conocimos y lo vivimos en la negra noche de la dictadura.

Finalmente, la llamada derecha conservadora o republicana ha caído bajo los hechizos de la ultraderecha, y está siendo llevada a la irrelevancia política y social.

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