Súmate a nuestro canal en: WhatsApp
Refugios Marinos: La oportunidad de oro para activar los nuevos incentivos para la conservación comunitaria en Chile
Foto: Fundación Capital Azul

Refugios Marinos: La oportunidad de oro para activar los nuevos incentivos para la conservación comunitaria en Chile

Por: Rodrigo Sánchez Grez | 05.12.2025
Una primera mirada a cómo una trifecta de nuevos reglamentos del SBAP podría transformar el costo de oportunidad de los Refugios Marinos en un modelo de negocio sostenible para la pesca artesanal y una inversión estratégica para el sector privado.

¿Qué ganamos nosotros con dejar de extraer recursos en nuestra Área de Manejo? Esa es una de las principales preguntas que surgen al interior de las organizaciones de la pesca artesanal al momento de discutir y reflexionar junto al equipo de Fundación Capital Azul acerca de la posibilidad de establecer un Refugio Marino al interior de las Áreas de Manejo y Explotación de Recursos Bentónicos (AMERB) que estas agrupaciones administran.

[Te puede interesar] Los riesgos de una invasión estadounidense en Venezuela según expertos de Flacso: "Esto no es el Panamá de Noriega"

A casi una década del inicio del programa de Refugios Marinos impulsado por Fundación Capital Azul, los datos levantados a través de los monitoreos de biodiversidad submareal demuestran que, cuando existe un fuerte compromiso por el cuidado y la conservación, alrededor del quinto año empiezan a registrarse resultados positivos: allí donde la comunidad decide proteger, el mar comienza a florecer.

Los datos hablan, y los pescadores y comunidades también: sus propios ojos han sido testigos de esta restauración de los ecosistemas marino-costero que tuvo su génesis en la región de Valparaíso y que hoy, poco a poco, comienza a abarcar los maritorios de las regiones de Los Ríos y Los Lagos, toda vez que los Refugios Marinos fueron incluidos como Zonas Voluntarias de Protección en la Ley Bentónica (Ley N° 21.651) promulgada a principios de 2024.

La protección de los Refugios Marinos resguarda servicios ecosistémicos clave para las comunidades, como refugio para la reproducción y cría de especies; provisión de fuentes de trabajo y alimentos (efecto spillover); protección y control de la erosión costera; y recreación y observación de la naturaleza; entre muchos otros beneficios que entregan estos ecosistemas a la sociedad y que contribuyen al bienestar humano.

“Valió la pena el sacrificio de haber perdido un poco de ‘lucas’, pero sí estamos recuperando algo para las futuras generaciones”, nos reconoció hace poco Sergio Veas, presidente del Sindicato de Pescadores de Zapallar.

Pese a todo, persiste esa sensación de que hay un costo de oportunidad por establecer Refugios Marinos. La ecuación es simple: hay un costo económico para las agrupaciones de la pesca artesanal, ya que dejan de recibir ingresos económicos -al menos en el corto plazo- por dejar de extraer especies como el loco en sus Zonas Voluntarias de Protección.

[Te puede interesar] El Partido Republicano contra Chile: Las 25 medidas sociales que votaron en contra para aplastar derechos sociales

Pero hoy este 'sacrificio' está a punto de transformarse en un modelo de negocio sostenible. La reciente aprobación de un paquete de reglamentos asociados al nuevo Servicio de Biodiversidad y Áreas Protegidas (SBAP) no trae una, sino tres herramientas financieras complementarias que validan el modelo de Refugios Marinos. Esta 'trifecta' de incentivos (Compensaciones de Biodiversidad; Contratos de Retribución por Servicios Ecosistémicos; y el Sistema de Certificación de Biodiversidad y Servicios Ecosistémicos) busca crear por primera vez un ecosistema económico para la conservación comunitaria.

En la práctica, esta 'trifecta' de incentivos significa que una agrupación de la pesca artesanal con Refugio Marino podría: 1. Recibir una retribución directa (RSE) de, por ejemplo, una empresa turística local por el servicio de mantener el agua con abundante vida marina; 2. Recibir fondos de compensación de un proyecto industrial por el impacto generado en otra zona, convirtiendo su Refugio Marino en un 'banco de biodiversidad' receptor; y 3. Vender sus locos (del AMERB) a un precio premium gracias al Sello de Certificación que avala su gestión sostenible.

Estos reglamentos representan grandes oportunidades para reconocer formalmente el esfuerzo y compromiso con la conservación y restauración de ecosistemas marino-costeros que tienen pescadores y pescadoras artesanales de localidades como La Polcura, Zapallar, Cachagua, Maitencillo, Ventanas y Huiro, pioneros en el establecimiento de Refugios Marinos. Eventualmente, podrán encontrar en la institucionalidad un apoyo para proyectar su trabajo a largo plazo, canalizando recursos y compensaciones a iniciativas de conservación que poseen datos refrendados por los monitoreos de biodiversidad.

En el proyecto GEF Incentivos para la Conservación de la Biodiversidad, donde Fundación Capital Azul es garante de conservación con las experiencias demostrativas de Maitencillo y Ventanas, nuestro desafío es que estos reglamentos no se queden en la teoría legal sin alcanzar a las organizaciones de base. Durante los próximos dos años, los Sindicatos de Pescadores Artesanales de Maitencillo y Ventanas podrían dar pasos decisivos hacia la consolidación de un nuevo estándar global de conservación liderado por comunidades.

El desafío que planteamos es doble. Por un lado, habrá que navegar con agilidad para que la 'letra chica' de estos reglamentos no frene el impulso comunitario. Y, por otro lado, se presenta una oportunidad para instalar los incentivos adecuados para cambiar nuestra relación con los ecosistemas que habitamos, y de los cuales dependemos, haciendo que su conservación sea viable en el largo plazo.

[Te puede interesar] La historia de 160 familias que dieron $170 millones a proyecto habitacional que no prosperó y que juicio terminó sin condenas