Buzos con los huesos corroídos: El otro costo humano de la industria salmonera
Esta semana, un reportaje del medio The Guardian recoge los testimonios de cientos de familias que perdieron a un ser querido que trabajaba en la industria salmonera.
El artículo alerta a los consumidores internacionales de salmón chileno que el producto “acarrea sangre humana”, debido a las 83 muertes de trabajadores del sector en accidentes laborales desde 2013.
Así, la salmonicultura chilena tiene la tasa de muertes en el trabajo más alta del sector acuícola en todo el mundo, según se declara en el reportaje. En Noruega, otro gran exportador de salmón, se han reportado solo tres trabajadores en los últimos 34 años, según datos de la fundación Ecocéanos.
Además de las vidas cobradas debido a accidentes en el trabajo, la industria salmonera en Chile ha generado otro costo humano: la cantidad de buzos salmoneros que padecen una enfermedad llamada osteonecrosis disbárica. Esta situación fue develada en un reportaje del medio Ladera Sur.
Esta enfermedad puede afectar a los buzos cuando son obligados a trabajar bajo condiciones inseguras, sin descansos intermedios y sumergiéndose a mayor profundidad de la permitida.
La enfermedad produce dolores crónicos e invalidantes por la necrosis en los huesos y suele ser detectada en los buzos cuando ya está avanzada y no tiene tratamiento. Los estudios periódicos que les solicitan a los trabajadores en la industria no sirven para la detección temprana de esta afección, cuando aún es tratable.
En noviembre de 2025 se aprobó una ley que reconoce a los buzos dentro del Código Laboral y establece medidas para mejorar la seguridad y salud de estos trabajadores.