Río Mapocho recupera biodiversidad tras 15 años de saneamiento: Experto explica claves del proceso y desafíos pendientes
A 15 años del inicio del proyecto Mapocho Urbano Limpio, la región Metropolitana celebra la recuperación de su principal río. El saneamiento total de las aguas residuales ha permitido el regreso especies como peces y coipos, transformando un cauce que en la década de 1990 era considerado una cloaca urbana en un ecosistema que alberga vida silvestre.
César Mattar, director del Magíster en Medio Ambiente y Desarrollo Sustentable de la Universidad Mayor, destaca que este proyecto cuenta con raíces más profundas. "Esto partió con el gobierno de Ricardo Lagos, durante el periodo de la Concertación el año 2001, con la primera planta de tratamiento de aguas servidas, que es El Trebal, después vino La Farfana", explica el especialista.
Según Mattar, la presencia de peces y coipos en el río indica la recuperación de los distintos eslabones de las cadenas tróficas. "Tenemos recuperación de bacterias, de insectos, larvas de insectos, macroinvertebrados bentónicos, que son larvas que están en el fondo de los ríos, y que son la base que le da el sustento, el alimento, a los bagres y otras especies nativas", apunta el académico.
Metales y medicamentos
El proyecto ubicó a Santiago dentro del 28% de la población mundial que vive en zonas libres de aguas servidas. Sin embargo, el académico advierte que el río no está completamente libre de contaminantes. "Si bien las aguas son tratadas, son tratadas en términos de los parámetros de una calidad de agua considerada para riego, que es la norma 1333 del año 78, aún vigente", precisa.
El especialista explica que en la naciente del río San Francisco, que alimenta el Mapocho, existen tranques de relaves con procesos de drenaje ácido. "Llegan cargas de cobre, de arsénico, de manganeso, así que nuestro río Mapocho, si bien está libre de coliformes fecales, sí puede tener importantes concentraciones de metales", detalla.
Además, las plantas de tratamiento no eliminan sustancias como estrógenos de anticonceptivos, moléculas antidepresivas, antiinflamatorios, paracetamol y cafeína, que pueden encontrarse en el cauce.
Cooperación ciudadana
Mattar enfatiza la responsabilidad ciudadana en el cuidado del río. "Cuando evitamos tirar basura, no tiramos colillas de cigarrillo al piso o a la orilla de un río, cuando tenemos una educación que busca proteger y cuidar nuestro entorno, vamos a cuidar también el río", afirma el director del magíster.
El académico agrega que el agua del Mapocho, que fluye hacia la cuenca del río Aconcagua perteneciente a la cuenca del Maipo, alimenta una región rica en actividad agrícola. "Al regar con una mejor calidad de agua contribuimos a la salud pública en general", sostiene.
Sin embargo, Mattar identifica una amenaza persistente: perros asilvestrados. "Estamos recuperando ecosistemas hídricos que van a albergar biodiversidad, llegan aves nativas y si tenemos perros vagando por la ciudad van a cazar esas especies", advierte. El experto considera que este es "un tema que aún sigue pendiente y no hemos podido resolver".
Potencial sustentable
En cuanto al futuro del tratamiento de aguas residuales, el especialista menciona el potencial de las biofactorías de La Farfana y Mapocho Trebal, basadas en economía circular.
"La generación eléctrica a través del biogás es un potencial uso que pueden tener los tratamientos de aguas servidas", concluye, aunque reconoce que aún falta avanzar en tecnología para incorporar plenamente esta energía al sistema eléctrico nacional.