Aprueban carretera eléctrica entre Antofagasta y Santiago: Vecinos del Elqui lograron cambiar su trazado para evitar daños
Se aprobó este mes un proyecto que promete aliviar el cuello de botella que existe para la energía renovable que se genera en masa en el norte de Chile y que se desperdicia ya que no logra llegar a los centros de consumo.
Se trata de la mega carretera eléctrica Kimal-Lo Aguirre, que cruzará desde Antofagasta hasta Santiago y contempla más de 2500 torres de alta tensión. El proyecto ha generado polémicas con distintas comunidades y en su proceso de evaluación ambiental recibió observaciones negativas por parte de instituciones como Conaf por su impacto ambiental.
Pero algunas comunidades lograron intervenir durante el proceso de evaluación para generar cambios en el proyecto y lograr resguardar la naturaleza y la calidad de vida de las personas.
Es el caso de vecinos de localidades como El Molle en el Valle del Elqui, que levantaron la alerta ya que algunas de las torres de alta tensión iban a instalarse justo al lado de sus casas afectando el estilo de vida, el paisaje y el valor turístico y agrícola del lugar.
Vecinas y vecinos de la zona se organizaron, enviaron observaciones durante el proceso de evaluación y también presentaron una propuesta de trazado alternativa para evitar daños. Las comunidades lograron generar un proceso de diálogo y llegar a un acuerdo con la empresa, que presentó una adenda con un trazado alternativo que fue el finalmente aprobado.
Otras comunidades en disputa
Este caso de éxito por parte de las comunidades del Valle del Elqui se contrapone a la experiencia de otras localidades en Illapel, donde aún presentan malestar por el trazado del proyecto que pasaría a escasos metros de viviendas.
Los vecinos reclaman que no han logrado un diálogo con la empresa y que interpondrán una acción legal con el apoyo del senador Daniel Núñez, para generar un cambio en el trazado. Los comuneros de Tunga Norte y Tunga Sur en Illapel reclaman que la empresa no se hizo presente en el territorio y que utilizaron fotos satelitales de 2017 para el estudio de impacto ambiental, desconociendo los cambios en el territorio y la presencia de comunidades agrícolas.