Día de la educación parvularia: Infancias al museo
Durante años, los museos se dirigieron a la infancia sin realmente escucharla. Algunas décadas atrás, cuando quienes hoy somos adultos visitábamos estos espacios, recibíamos una cálida bienvenida e incluso encontrábamos material educativo diseñado especialmente para nosotros.
Sin embargo, en la manera en que se concebían aquellas experiencias no se consideraban nuestras vivencias ni opiniones. El énfasis estaba puesto -principalmente- en los contenidos que se buscaba transmitir, más que en el lugar que los niños y niñas podían ocupar como protagonistas.
Hoy, quienes trabajamos en museos buscamos generar experiencias memorables para niñas y niños en sus primeros años de vida. Para lograrlo, es fundamental incorporar el diálogo y la retroalimentación como pilares de nuestro quehacer, pues ambos implican participación activa y un respeto por las voces infantiles, elementos esenciales de la mediación cultural.
En sus ocho años de existencia, el Museo de Bomberos de Santiago (MuBo) ha consolidado una oferta diversa para distintos públicos, a través de programas e iniciativas especializadas. Desde nuestros primeros años, un grupo particularmente relevante ha sido la primera infancia; para ella diseñamos instancias y espacios a la medida que combinaran aprendizaje y diversión, como el Cuartel de Lectura y la Sala Interactiva ZIM MuBo, orientada al autocuidado y la prevención de incendios.
Pero para que niñas y niños usen efectivamente estas instancias como parte de su desarrollo, es necesario trabajar mancomunadamente con educadoras y educadores de párvulos, quienes juegan un rol fundamental en su formación. Una parte esencial de este trabajo es reconocer su labor, porque su complejidad y alcance no siempre se ponen en valor como corresponde.
En el MuBo hemos recibido en los últimos cuatro años a estudiantes en práctica de Educación Parvularia; también hemos desarrollado Encuentros Docentes en conjunto con el Programa PIPE del PAR Explora Sur Poniente, especialmente diseñados para trabajar con educadoras(es), y bautizamos noviembre como el “Mes de la educación parvularia”, ofreciéndoles entrada gratuita sin que tengan que venir con sus cursos, sino para su disfrute personal. Estas iniciativas han permitido fortalecer vínculos y crear comunidad con quienes están en la primera línea de la educación inicial.
Estamos felices con estas iniciativas y esperamos seguir adelante con ellas y otras más. Sin embargo, sigue habiendo un porcentaje importante de niñas y niños que, en sus primeros años de vida, no están llegando a los museos. El MuBo, en particular, es un museo muy amigable para la primera infancia, y es sabido que bomberos -y hoy bomberas también- son un tremendo referente para las niñeces. En 2024, tomando en cuenta jardines infantiles y colegios, las visitas que recibimos hasta kínder fueron el 20,5% del total. Es una cifra significativa, pero teniendo en cuenta la amplia oferta y el enfoque especializado en las primeras edades, aún vemos mucho espacio para crecer.
Para que más niñas y niños accedan a estas experiencias, necesitamos esfuerzos coordinados. Museos, establecimientos educacionales y familias debemos facilitar las iniciativas que levantan las educadoras(es) de párvulos, agilizando autorizaciones y resolviendo las dificultades de traslado que muchas veces limitan estas visitas. Integrar estas salidas a la oferta básica de la primera infancia no solo es posible, sino necesario. Porque infancias felices, estimuladas y nutridas culturalmente son un gran presente, y al mismo tiempo una inversión en términos de consumo cultural y calidad de vida.