Tres universidades logran 100% de eficiencia investigativa: Estudio confirma que el éxito científico no depende del presupuesto
Un estudio de la Universidad de Tarapacá reveló que el tamaño o el presupuesto de una universidad no determinan necesariamente su eficiencia investigativa.
La investigación, realizada por el académico del Departamento de Ingeniería Industrial y de Sistemas, Óscar Correa, analizó el desempeño de más de 50 instituciones chilenas de educación superior, incluyendo universidades estatales, privadas y regionales, para medir su productividad científica en relación con los recursos que utilizan.
De acuerdo con el estudio, la eficiencia investigativa se define como la capacidad de una universidad para generar resultados medibles —como publicaciones, patentes o proyectos— en comparación con el presupuesto, el número de académicos y la infraestructura disponible.
A partir de estos parámetros, la investigación concluyó que algunas universidades medianas o regionales, con presupuestos más acotados, alcanzan niveles de rendimiento similares o incluso superiores a los de instituciones con mayor financiamiento y tamaño.
“Los resultados muestran que la eficiencia no está correlacionada con el volumen de recursos o con la cantidad de académicos. Hay universidades pequeñas que logran altos niveles de productividad por cada peso invertido, lo que demuestra que el sistema puede optimizar su gasto”, explicó Correa.
Según el académico, el análisis utilizó herramientas de frontera estocástica y modelos de productividad que permiten comparar de forma objetiva los resultados de cada institución.
El informe también señala que la eficiencia investigativa en Chile tiende a concentrarse en universidades con estrategias más focalizadas, donde los equipos de investigación están cohesionados en torno a áreas prioritarias o con alta especialización.
Este fenómeno se da, por ejemplo, en instituciones regionales que han apostado por la innovación en sectores productivos locales, como la minería, la agricultura o la energía.
En contraste, el estudio identificó que algunas universidades con altos presupuestos muestran una eficiencia marginalmente menor debido a la dispersión de sus líneas de investigación o a la falta de mecanismos para medir el impacto real de sus proyectos.
“Un presupuesto elevado no garantiza necesariamente un uso eficiente de los recursos. Lo que importa es cómo se gestionan y orientan las inversiones en investigación”, señala el documento.
Los resultados del estudio apuntan a la necesidad de repensar los criterios de evaluación y financiamiento de la investigación en Chile.
Actualmente, gran parte del apoyo estatal se concentra en el número de publicaciones y proyectos adjudicados, sin considerar la eficiencia relativa entre instituciones.
En ese sentido, Correa propone que el Estado incorpore indicadores de eficiencia como parte del sistema de incentivos, con el fin de fomentar una distribución más equitativa y basada en resultados reales.
Asimismo, la investigación destacó la importancia de fortalecer los mecanismos de colaboración entre universidades.
Según el académico, la cooperación interinstitucional permite compensar limitaciones de escala y facilita el acceso compartido a infraestructura y equipamiento científico, aumentando así la productividad total del sistema.
“No se trata solo de cuánto produce cada universidad, sino de cómo las alianzas pueden multiplicar ese impacto”, añadió.
El estudio de la Universidad de Tarapacá busca abrir un debate en torno a la calidad del gasto en educación superior y al uso eficiente de los fondos públicos destinados a investigación.
En sus conclusiones, se plantea que medir la eficiencia podría ser una herramienta clave para orientar mejor los recursos y apoyar a universidades que, pese a tener menor presupuesto, aportan significativamente al desarrollo del conocimiento y la innovación en sus territorios.
En palabras de Correa, “la eficiencia no debe entenderse como una competencia entre universidades, sino como una oportunidad para construir un sistema más justo, donde cada peso invertido se traduzca en beneficios concretos para el país”.