
De Canadá a la Patagonia: Develan oscuro historial ambiental de la mayor salmonera del mundo, que también opera en Chile
Organizaciones de Chile y Estados Unidos publicaron un informe, en inglés y español, que sistematiza las infracciones ambientales de Cooke Aquaculture en los tres países donde concentra gran parte de sus operaciones: Canadá, Estados Unidos y Chile.
El documento titulado Los pecados ambientales de Cooke en Canadá, Estados Unidos y Chile, reúne los principales casos de contaminación, presión política y mediática, y a instituciones públicas, configurando un patrón de comportamiento que se repite en los tres países.
Cooke nació en 1985 en New Brunswick, Canadá, como una empresa familiar que con el tiempo se transformó en una de las mayores corporaciones privadas de productos del mar del mundo, con presencia en 14 países y ventas anuales cercanas a los 4.000 millones de dólares. Pero su crecimiento ha ido acompañado de un historial de sanciones y conflictos ambientales.
Estados Unidos y Canadá
En su país de origen, la compañía fue multada con 500.000 dólares canadienses en 2013, tras declararse culpable por el uso ilegal de pesticidas, lo que provocó la muerte de cientos de langostas en la bahía de Fundy. Años después, en 2020, un brote del virus ISA obligó a eliminar más de un millón de salmones en sus instalaciones de Newfoundland y Labrador.
En Canadá, la empresa también se identifican presiones para debilitar regulaciones ambientales. En 2024, su CEO Glenn Cooke pidió al gobierno de Newfoundland y Labrador retirar una propuesta de Área Nacional de Conservación Marina que buscaba proteger los fiordos de la costa sur del país. “Estas zonas están pensadas para beneficio y disfrute de toda la población”, señala el informe, que advierte cómo la compañía intenta incidir políticamente para mantener sus operaciones incluso en territorios propuestos como protegidos.
Por otra parte, en Estados Unidos, Cooke operaba originalmente tanto en el estado de Maine como en el de Washington, pero hoy sólo lo hace en el primero luego que el segundo prohibiera la acuicultura de salmón exótico en balsas jaulas precisamente por problemas que presentó la empresa. Esto, dado que previo a esta prohibición de 2018, Wild Fish Conservancy había demandado a Cooke por el colapso de sus instalaciones en el mar. El caso se resolvió por más de 2 millones de dólares.
Actualmente, Cooke opera principalmente en Maine, donde es la única productora industrial de salmón en mar abierto. Allí ha sido recientemente demandada por la organización Conservation Law Foundation (CLF) por violaciones reiteradas a la Ley de Agua Limpia. El recurso, presentado en enero de 2025, acusa a la empresa de descargar contaminantes no autorizados y de no cumplir con las normas básicas de control ambiental.
“Cooke Aquaculture, uno de los mayores productores de salmón del mundo, ha estado contaminando las aguas de Nueva Inglaterra durante años”, señaló en la ocasión Clare Soria, abogada del staff de la organización estadounidense Conservation Law Foundation (CLF). “Sus jaulas industriales de salmón actúan como tuberías de alcantarillado bajo el agua, sofocando la vida marina, poniendo en peligro a los peces silvestres y dañando a las comunidades costeras. Cooke debe contratar al personal necesario para monitorear la contaminación, mantener su equipo y proteger el Golfo de Maine de mayores daños. Las aguas de Nueva Inglaterra -y los océanos del mundo- merecen algo mejor”, concluyó la abogada.
Los antecedentes son graves: los residuos de las granjas se acumulan en el fondo marino, creando lodos contaminantes que asfixian la biodiversidad del Golfo de Maine, afectando a especies emblemáticas como el salmón atlántico -en peligro de extinción- y a actividades históricas como la pesca de langosta. Además, la empresa ha protagonizado escapes masivos de peces y la propagación de enfermedades y parásitos que amenazan a poblaciones silvestres.
Patagonia y las áreas protegidas
En Chile, Cooke llegó en 2008 tras comprar la empresa local Salmones Cupquelán, expandiendo sus operaciones a los fiordos de la región de Aysén. Al menos dos de sus centros -Huillines 2 y Huillines 3- se ubican dentro del Parque Nacional Laguna San Rafael, una Reserva de la Biósfera reconocida por la UNESCO.
Entre 2012 y 2020, la compañía produjo allí más de 35 mil toneladas de salmón, pese a tener autorizadas solo 1.625 toneladas. Por estas y otras infracciones, la Superintendencia del Medio Ambiente ha iniciado varios procedimientos sancionatorios, confirmados por el Tribunal Ambiental, que paralizó la siembra de salmones en esos centros.
El historial analizado en el documento incluye sobreproducción, instalaciones no autorizadas, vertimiento de residuos y evasión del Sistema de Evaluación de Impacto Ambiental. A principios de 2025, un tribunal de Puerto Aysén multó a la empresa con 34.000 dólares por negarse a entregar información esencial sobre la mortalidad de peces, y Sernapesca presentó una querella tras la muerte de una ballena cerca de sus concesiones.
“Este documento muestra cómo esta empresa no sólo insiste en operar en áreas protegidas en Chile, sino que tiene prácticas ambientales que denotan una falta de responsabilidad con la salud e integridad de los ecosistemas marinos”, afirmó Patricio Segura, parte del equipo de investigación y director de la Corporación Privada para el Desarrollo de Aysén (CODESA), organización parte de la campaña Salvemos la Patagonia, que busca lograr la salida de la industria salmonera de las áreas protegidas, sin relocalización.
Mientras Cooke promueve la venta de su “salmón orgánico” producido en la Patagonia, las comunidades y organizaciones ambientales denunciaron que la empresa busca limpiar su imagen sin cambiar sus prácticas. El desafío que plantean, no solo pasa por exigir responsabilidad empresarial, sino también por fortalecer la fiscalización y asegurar que los ecosistemas protegidos realmente lo sean.
“Podemos generar riqueza cuidando la naturaleza. Algo que, por desgracia, Cooke Inc. no ha sabido entender”, concluye el informe.
Lee el informe completo en español aquí.
Esta es una nota publicada en alianza con la campaña Salvemos la Patagonia.