
Atacameños caminaron durante dos días por el desierto para protestar contra impactos de la minería en salares y mares
Crece la demanda por cobre y litio para la transición del mundo hacia energías limpias, pero para comunidades atacameñas y ambientalistas del norte esto significa una intensificación de la minería, con impactos en el territorio que habitan.
Ahora, un grupo de indígenas, vecinos y ambientalistas del salar de Atacama y alrededores, caminaron durante dos días cruzando cerca de 100 kilómetros por el desierto desde San Pedro hasta Calama, para reclamar por los impactos de la actividad minera.
Las y los caminantes fueron recibidos por más de 200 personas de una veintena de organizaciones territoriales, que firmaron una carta entregada a la delegación presidencial provincial de El Loa.
Reclaman que la vigorización minera se está dando sin garantías de que los pueblos no sufrirán efectos en la salud por la contaminación, o degradación de su entorno por el uso de agua, el impacto de las desaladoras en los mares y el impacto minero en los salares que no solo albergan biodiversidad sino también modos de vida de las comunidades altiplánicas.
En contraposición, advierten sobre la falta de peso que tienen los mecanismos para que los pueblos participen en estas decisiones, llamando a que las consultas indígenas ordenadas por el convenio 169 de la OIT sean vinculantes y criticando el proyecto de ley de permisos sectoriales, por “acortar los procesos de evaluación ambiental y debilitar la participación ciudadana”.
En la declaración, alertan por los problemas de salud causados por la contaminación minera y critican proyectos estratégicos como la extracción minera del salar de Atacama hasta 2060 o la instalación de plantas desaladoras de agua de mar, que han crecido en el norte sin que exista claridad sobre el impacto sostenido de las descargas de agua de rechazo en los ecosistemas costeros.
Movimiento plurinacional
Durante octubre también se realizó una caminata por el agua para los pueblos de Jujuy en Argentina, donde comunidades indígenas caminaron durante casi 300 kilómetros por la puna del norte argentino desde La Quiaca hasta San Salvador de Jujuy.
De manera similar, reclaman que la mega minería ha traído problemas a la salud y divisiones sociales en las comunidades, así como problemas con el abastecimiento de agua, sin que las personas de la zona tengan mecanismos reales para influir en las decisiones que afectan sus modos de vida.
Esta semana también se está realizando en San Pedro de Atacama la 6° cumbre plurinacional del agua, donde llegaron movimientos ambientalistas y comunidades indígenas de distintos países del altiplano para conocer experiencias sobre monitoreo ciudadano del agua y mapear los conflictos hídricos con la minería.
Atacameños y los salares
En Chile, los pueblos atacameños han denunciado incluso por medio de acciones legales el daño que la minería ha provocado en salares del norte. Luego de que se conociera un estudio de la Universidad de Chile, donde se descubre que el salar de Atacama se hunde dos centímetros por año por la extracción de agua para la minería, el Consejo de Pueblos Atacameños interpuso una denuncia contra las mineras que operan en el ecosistema.
Similares acciones se han tomado con apoyo del Consejo de Defensa del Estado, también por el daño de la minería del cobre en acuíferos de salares como Punta Negra o el salar de Huasco, llegando muchas veces a millonarias conciliaciones con grandes mineras, que comprometen inversiones para remediar el daño ambiental.