Súmate a nuestro canal en: WhatsApp
Maritza Farías, directora de

Maritza Farías, directora de "NINA": “Hasta las mujeres más progresistas hoy tienen cuestionamientos impuestos por la sociedad y la Iglesia”

Por: El Desconcierto | 09.10.2025
Desde el puerto de Valparaíso y con la dirección de Maritza Farías Cerpa, llega a la capital NINA, obra escrita en 1935 por la dramaturga Gloria Moreno. En el texto, su protagonista debe sortear las opresiones de género que operan con naturalidad, a pesar de su independencia económica. Esta obra rescatada por una investigación con mirada feminista se estrena en Teatro UC este jueves 9 de octubre.

La historia de las mujeres es sin duda la historia de la lucha por la libertad. Como las opresiones que experimentan van cambiando, las demandas también hacen lo mismo. ¿Qué tienen en común en este sentido las mujeres de inicio del siglo XX con las del siglo XXI? Esto es parte de lo que el público de la capital podrá conocer con la obra “NINA”, de la dramaturga Gloria Moreno, pieza que fue escrita en 1935 y que fue estrenada en 1937 y que llega a Teatro UC a contar de este 9 de octubre gracias al trabajo de un grupo de artistas de la Región de Valparaíso.

En la obra, Nina, una joven de 25 años, dirige un taller de costura en su departamento y trabaja junto a sus operarias. Aunque es laboralmente independiente, su esposo, su suegra y su madre limitan todo el tiempo su libertad. A pesar de sus opiniones progresistas, Nina se siente atrapada por el matrimonio y las expectativas sociales. Una posible historia de amor y desobediencia podría cambiar su destino.

[Te puede interesar] Su hija entregó claves a un falso ejecutivo y el banco lo culpó del robo para no reponer montos: Corte rechazó demanda

Una de las características de la obra es su temporalidad. Fue escrita hace casi un siglo. ¿Cómo marca este aspecto su trabajo de puesta en escena en la actualidad?

—El diseño de la obra fue pensado en la época de los 30, quisimos conservar este factor porque la puesta en escena pone el texto íntegro en escena. Hay pequeños cortes que se realizaron a favor de la narración y de las decisiones direccionales. Es un texto de los años 30 y eso no lo escondemos, no era de mi interés como directora contemporanizarlo ni darle otro sentido, yo quería que el texto fuese entregado a las/los espectadoras/es de esa manera, que lo conocieran, porque si no ¿cómo? Este es un texto muy bello y así se quiso transmitir. No todas las obras tienen que ser “contemporanizadas”. ¿Por qué?, si uno de los valores más importantes es la recuperación del texto. Cien años no es un espacio de tiempo menor, es un siglo, tomemos el valor a eso.

—Uno de los temas principales es la opresión de género que vive la protagonista, Nina. ¿Cuán similares son estas opresiones a las actuales? ¿Cómo esas similitudes o diferencias pueden ayudar a comprender la actualidad?

—Las opresiones de género siguen existiendo. Hay personas que creen que estas opresiones ya no existen o que ya fueron superadas, pero no. Hay muchas mujeres que siguen siendo maltratadas por sus maridos, muchos “deberes ser” que nos atraviesan sin siquiera a veces darnos cuenta. El catolicismo sigue teniendo vigencia en nuestra época, que no exista una ley de aborto libre y seguro es una prueba concreta de eso. Aún hay hombres que siguen matando a sus esposas, y así podría seguir infinitamente. Ahora mismo estamos ad portas de perder derechos si sale Kast. En NINA se da cuenta de cómo el peso de la Iglesia Católica recae en las mujeres, en cómo la Iglesia nos manejó desde el siglo XIX y nos creyó que éramos de ella, que la Iglesia era responsable de nuestra formación y esto es un dato histórico, no anecdótico. Cada vez que veo NINA pienso en el daño que les ha hecho y les sigue haciendo la religión a las mujeres. Pienso también en cómo, hasta las mujeres más progresistas, hoy tienen cuestionamientos o culpas impuestas por la sociedad y la Iglesia.

—La obra viene de un trabajo de investigación en el que participaste con el colectivo NICE. ¿Por qué elegiste en particular esta obra para montarla?

—Porque es una obra en la que los discursos del “deber ser” de la mujer están muy claros y marcados. Son impositivos y violentos, suenan muy agresivos cuando se leen y cuando se escuchan. Las palabras que se dicen por parte del personaje de Jorge, el marido, y de Herminia, la suegra, son palabras hirientes, fuertes, que denostan a cualquier mujer.

También me gustó el que Nina fuese una mujer independiente económicamente y moderna en su accionar y que se enfrentara, a pesar de ser así, esta contradicción tan grande entre lo que se quiere y lo que se debe. Y finalmente algo muy importante, fue un texto de Nina, cuando le explica a Andrés porque ella no se puede separar: “perdería la poca libertad que tengo”, dice. Nina es muy lúcida pero en ella se aloja una contradicción vital.

¿Cómo describirías el trabajo de puesta en escena? ¿Cómo eligieron representar ese imaginario de 1930?

—La decisión direccional más importante fue que el peso de la obra recae en las actuaciones. Le propuse al elenco trabajar con principios del realismo contemporáneo, como una especie de otro realismo, un realismo fugado, un realismo que se encarna en el cuerpo y sus reacciones y que no sea tan sicológico sino que se evidencien las reacciones en el cuerpo y no puramente en el intelecto. Uno de los valores de la puesta en escena de NINA es que se fisicalizan las emociones, el mundo interno de los personajes se manifiesta a través de las acciones, de detalles, de profundidades. El imaginario de los años 30 se puede apreciar en el diseño escenográfico y de vestuario bellísimo diseñado por Tamara Figueroa y realizado, de forma extraordinaria, por Julio San Martín, y principalmente el texto. El texto es de los años 30 y no está actualizado, no hay chilenismos actuales sino que el habla es el de los años 30.

Vienen con un elenco y un primer estreno desde Valparaíso. Puede sonar que estamos cerca pero de alguna forma el trabajo de teatro desarrollado en regiones tiene una impronta, y un valor que puedan venir a la capital. ¿Cómo ves esto último?

—Creo que seguir teniendo funciones, y esta vez, en Santiago es lo que toda obra de teatro desea. Recorrer Chile sería lo ideal. Estaremos en el Teatro de la Universidad Católica gracias su directora Gabriela Aguilera con quien compartimos como NICE y siempre se interesó mucho por el trabajo de recuperación de dramaturgia que hicimos. Creo que es una apuesta que hizo el Teatro por nosotras y nosotros al abrir el espacio a este trabajo realizado en Valparaíso con un elenco y equipo completo que habita en la Región.

Significa un valor, como tú lo dices, porque en Santiago hay más gente, hay más espacios dedicados al Teatro y aunque lo queramos o no, es una vitrina para que la obra sea más vista. En Valparaíso tuvimos tres funciones de estreno con 350 espectadoras/es y aquí en el TUC tenemos la oportunidad de tener 7 funciones que puede duplicar esa audiencia.

—¿Qué invitación le harías al público para que vaya a Teatro UC?

—Les invitaría a que vayan a ver una obra que pone en escena un texto de una dramaturga chilena desconocida, Gloria Moreno, que escribió en los años 30 y que da cuenta del Chile de esa época. Una obra que no se montaba, desde su estreno original, hace casi 100 años.

Que vayan a ver NINA porque es un bello texto y es una forma también de pensar en nuestro presente. Las recuperaciones de texto responden a una responsabilidad con el pasado, a una preocupación por el presente y al deseo de trabajar por un futuro que sea mejor. Y por último, les invito a ver un elenco de la Región de Valparaíso que lo hace muy bien y que se entregaron muy generosamente al proceso de creación. El trabajo actoral es fundamental en este montaje, todo está centrado en la actuación.

[Te puede interesar] Israel sigue matando a palestinos que buscan comida pese a conversaciones para lograr la paz