
Alejandro “Mono” González: “Soy un trabajador del arte, un ciudadano comprometido con la historia de mi país”
En medio de la conmemoración del 11 de septiembre y los 52 años del golpe de Estado en Chile, en el Espacio de Memoria del Estadio Nacional, el destacado muralista Alejandro “Mono” González, se reunió con la ministra de las Culturas, las Artes y el Patrimonio, Carolina Arredondo, y la prensa, para agradecer y reflexionar sobre lo que simboliza el Premio Nacional de Artes Plásticas 2025, que el artista recibió el pasado lunes.
Llegó a Santiago durante la mañana desde ciudad de México, donde participó en la Feria Internacional del Libro de las Universitarias y los Universitarios organizada por la Universidad Autónoma de México, y se fue directo al Nacional, a su primera actividad pública luego de ser contactado a través de una videollamada, donde la ministra le comunicó que, con más de cinco décadas dedicadas al muralismo y arte en espacios públicos, era reconocido con la máxima distinción que entrega el Estado en el ámbito de las Artes.
El encuentro, según las propias palabras del Mono, no podía ser en un día más significativo que el 11 de septiembre. “La escuela de la calle me ha enseñado que la memoria es un derecho, y esa memoria debe ser atendida desde el Estado. Un derecho que nos hemos ganado con los compañeros detenidos desaparecidos, los torturados, los que estuvieron presos en este mismo estadio como es el caso de mi hermano. Cuando quisimos empezar a trabajar con los compañeros detenidos para conmemorar los 50 años del golpe desde este espacio, la cantidad de memoria, de historia, de dolores, de solidaridad que había entre ellos… fueron invadiéndonos de muchas maneras, porque la historia nutre al arte, y de esa manera hemos ido creando un patrimonio de Chile, un patrimonio de pueblo, un patrimonio de memoria, sin nostalgia, sino que con esperanza, y desde ahí doy las gracias por el premio que me han entregado”
Por su parte, la ministra Arredondo destacó la trayectoria del Mono en la democratización del arte a través del espacio público, y en la formación de escuela para cientos de jóvenes y todos quienes lo acompañan en su empeño de transformar los muros en lienzos.
“Es un artista que insiste, y que persiste, en ese trazo, en ese color, y a través de ello va dejando huella, una huella que está anclada además en las luchas sociales de nuestro país. Este reconocimiento, que es el más importante que entrega el estado de Chile a sus artistas, no solo es muy merecido, sino que además nos da la posibilidad de demostrar que el arte popular en Chile tiene hoy un reconocimiento, y ese reconocimiento es institucional”.
El arte nos permite sensibilizar a la sociedad
Visiblemente emocionado, el muralista de 78 años, nacido en Curicó y formado como artista en los territorios, como él mismo lo aclara, se define como un trabajador del arte, un ciudadano comprometido con la historia de su país.
“Durante el gobierno de la Unidad Popular construimos una cultura que venía desde abajo para arriba, de la periferia, de la calle. Vengo llegando de México, fuente del muralismo social latinoamericano, pero la diferencia es que allá el muralismo venía desde arriba, desde la institucionalidad, y en Chile, nosotros los brigadistas, pintando en las calles, trabajando en las poblaciones, logramos construir una cultura, junto con el diseño gráfico y la nueva canción chilena, que persistió como memoria viva, a pesar de la dictadura”.
Asimismo, explicó que todos los movimientos sociales en la medida en que surgen y logran unidad, van creando su propia cultura. “Eso fue lo que pasó con las brigadas colectivas como la Ramona Parra, fuimos construyendo país en la calle y en los muros. Creando una identidad capaz de sensibilizar a la sociedad a través del arte y la cultura popular. Y queremos seguir construyendo un país con memoria, un país más justo, desde un arte que es político, comprometido, militante y social, construir un país para todos, lejos del fascismo y la ultra derecha que actualmente nos amenaza”.
Marcelo Acevedo, presidente del Sitio de Memoria Estadio Nacional, se sumó destacando al recién galardonado no solo como artista visual, sino como constructor de memoria. “Desde sus inicios, como parte de la Brigada Ramona Parra, el Mono entendió que el arte no debía limitarse a los muros de una galería, tenía que salir a las calles, tocar a la gente, acompañar las luchas sociales y formar parte activa del alma de este país”.
“Su obra no embellece la memoria, la dignifica, no la suaviza, la enfrenta, no la adorna, la sostiene, en cada trazo, en cada figura, en cada mural, el Mono nos enseña que recordar no es un acto pasivo, sino que una responsabilidad activa y profunda. Y por eso este premio no es solo un reconocimiento a su maestría técnica o a su trayectoria, es sobre todo un homenaje al compromiso, la ética, la convicción, que ha utilizado el arte como una herramienta de transformación social. Querido Mono, gracias por enseñarnos que los muros pueden hablar, que los colores pueden ser bandera, que la memoria puede y debe ser pública, viva y visible”, concluyó Acevedo.