
El Día Nacional del Vino: Celebración enológica y vitivinicultora
Esta semana hay distintas actividades celebrativas en torno al Día Nacional del Vino que oficialmente en nuestro país, desde el año 2015, recuerda una carta enviada al Rey Carlos V de España donde se expresa la necesidad de contar con “vides y vinos para evangelizar Chile” fechada un día 4 de septiembre de 1545 según lo indagado por historiadores.
Siendo esto el momento significativo relacionado al cultivo de la vid que hoy es parte de esos quehaceres que le dan identidad a nuestra nación. Varias de las instituciones que lideraron este proyecto, que fue firmado por la Presidenta de Chile en esa época, Michelle Bachelet, están coordinando distintas actividades oficiales principalmente convocadas por la Asociación de Ingenieros Agrónomos y Enólogos de Chile, la Cofradía al Mérito Vitivinícola de Chile y la Asociación de Vinos de Chile, entre otras.
Aunque, lamentablemente, la celebración pertinente de este día aún no alcanza una concientización popular que pueda fortalecer una concepción más cultural e identitaria sobre este producto que acompaña el desarrollo histórico, económico y social del país.
El vino chileno hoy cuenta con un reconocimiento mundial, que en el ámbito comercial encuentra hitos contemporáneos en figuras como Aurelio Montes, Felipe de Solminihac, Miguel Torres, que aportan gran parte de la imagen internacional que se posee de éste.
Esa imagen internacional es la que posibilitó nuevas tendencias en la actividad enológica donde resaltan protagonistas como Marcelo Retamal y Pedro Parra, hoy convertidos en autoridades mundiales en este rubro, que además goza de importantes cultores que permiten visualizar un buen itinerario presente y futuro con los trabajos que vienen realizando.
Entre otros, destacan Leo Erazo, Álvaro Espinoza, Enrique Tirado, Toti Undurraga, Paco Leyton, Francois Massoc, Pablo Herrera, Mauricio Veloso, Ricardo Lowick, Javiera Órtuzar, Carla Rojas, Roberto Carrancá, Ricardo Rivadeneira, Rodrigo Romero, Eduardo Camerati, Ana María Cumsille, Ignacio Pino Román, Macarena del Río, Edgard Carter, Karin Mollenhauer, Viviana Navarrete, Jorge Gutiérrez, Pilar Miranda, etc; entre tantos enólogos más menciono algunos para que se les vaya reconociendo el importante trabajo que realizan dándole un soporte seguro a la calidad del vino.
Además de estos enólogos es necesario hacer un reconocimiento a ese movimiento de pequeños viñateros que han rescatado tradiciones familiares y campesinas, las que muestran una forma genuina a través de la resistencia que hacen con la elaboración de vinos naturales, trabajando sus proyectos, con convencimiento profundo en la necesidad de las buenas prácticas con orientaciones agroecológicas, las que permiten un mayor cuidado de la tierra y la generación de vinos nobles.
Este movimiento que se comienza a organizar de manera más articulada y con manifestación de principios, en donde destacan los esfuerzos de Carolina Alvarado y Arturo Herrera, junto a varios productores notables, expandidos en los diversos valles.
Podríamos decir que hoy contamos con más de una visión, donde aparecen dos miradas definidas: una que podemos considerar como “enológica” y otra como “vitivinicultura”. Ambas entregan una imagen potente de lo que son los vinos chilenos, remeciendo un poco la imagen que me expresaba Luis Santibáñez, hace unos días atrás, en una tertulia en donde me explicaba que en Chile la riqueza había generado la vid, a diferencia de otros países europeos en donde la expresión funciona a la inversa, es decir donde la vid había generado la riqueza.
La visión del vino chileno, junto con el trabajo de sus protagonistas, está en una dialéctica como bien lo interpretaba el geólogo, y master en terroir, Sebastián Fuentes, que hasta el momento no llega a su síntesis según mi parecer. Quizá esta característica inacabada sea la principal fuente que permite visiones novedosas que a la larga van favoreciendo el devenir y el trayecto de los mostos, que al ir ganando espacios culturales algún día permitirán la Fiesta Nacional del Vino en la cual nos congregaremos.