
Estados Unidos está evitando la inminente transición de poder
Estamos presenciando la decadencia de la principal potencia mundial. Estados Unidos continúa perdiendo influencia a nivel global, mientras que, internamente, se polariza cada vez más. Donald Trump llegó a su actual mandato amenazando a países rivales con aranceles y ultimátum, provocando una reacción más tensa y agresiva en las relaciones internacionales.
Se puede vislumbrar una notable decadencia de la hegemonía estadounidense, porque ya no utiliza los mecanismos de seducción y persuasión (poder blando), ahora tiene que recurrir a las amenazas (poder duro) para mantener su superioridad e influir en el comportamiento de otros países.
Por su parte, la potencia rival de EE.UU., China, está aumentando su presencia en el mundo y compite para expandir su influencia en instituciones internacionales. Además, gracias a la Iniciativa Franja y Ruta, su presencia ha incrementado en regiones como África, Asia y Latinoamérica. En el caso de Chile, China se ha convertido en su principal socio comercial.
El regreso de Trump a la Casa Blanca trajo una serie de aumento de aranceles, sobre todo a China, con el objetivo proteger la economía nacional. En su primer mandato, Trump ya tuvo una guerra comercial contra China, pero esto es un síntoma de un tema más profundo: Estados Unidos está perdiendo su estatus de potencia dominante y se ve amenazado por una potencia rival.
Organski explicó en la teoría de transición de poder que hay una mayor probabilidad de conflicto cuando una potencia en posición secundaria desafía a la primera potencia. Si la brecha de poder se cierra, esto podría provocar la reestructuración del sistema internacional.
Antony Blinken, Secretario de Estado de la administración Biden, reconoció que estaban enfocados en el desafío más serio para el orden internacional: China. Porque, según Blinken, es el único país con la intención de remodelar el orden internacional y que cuenta con el poder económico, diplomático, militar y tecnológico para hacerlo.
Estados Unidos teme que su poder económico sea desplazado y se construya un sistema al margen de ellos. Donald Trump confesó que, si perdieran el dominio global del dólar estadounidense, sería “como perder una guerra mundial". Desde los Acuerdos de Bretton Woods el dólar se estableció como moneda de reserva mundial.
Sin embargo, las naciones BRICS intensifican los esfuerzos para construir alternativas financieras y, de ese modo, reducir la dependencia del dólar. En respuesta, Trump amenazó con aumentar los aranceles a los países que se vinculen con las “políticas antiamericanas” de los BRICS.
Las tensiones no se han limitado a los países rivales, también a sus socios. Recientemente, Trump firmó un decreto que añade 25% de aranceles sobre los productos de la India. ¿Su pecado? Comprar petróleo ruso. Como consecuencia, la India no tuvo más opción que acercarse a su vecino, China, pese a las complejas relaciones que mantenían.
Este lunes se reunieron los cancilleres de la India y de China para aliviar las tensiones y dar un impulso positivo a los lazos bilaterales, después de un enfrentamiento fronterizo de cinco años que perjudicó las relaciones entre los dos rivales asiáticos.
En síntesis, mientras EE.UU. amenaza a los países por no seguir su política exterior, China busca la cooperación con los países emergentes. Mientras EE.UU. busca retirarse de organismos internacionales, como la OMS, China, por su parte, anuncia una donación de 500 millones de dólares a la OMS.
Cuando una potencia deja un espacio de poder vacío, otra potencia ocupará su lugar. Esto es tan evidente que pareciera que Trump lo hace a propósito. Lejos de “Hacer América Grande”, Trump está acelerando su decadencia.
El cambio de la distribución de poder puede desempeñar un rol importante en el comienzo de un enfrentamiento militar. En este punto uno se pregunta: ¿es inevitable una guerra entre las principales potencias del mundo?
En una investigación, un politólogo de Harvard descubrió que, en los últimos 500 años, de 16 veces que una potencia en ascenso desafió el poderío de la principal potencia, 12 casos han terminado en guerra. Por lo tanto, es probable que se pueda desencadenar un enfrentamiento militar y que, por consiguiente, se termine reestructurando el sistema internacional, tal como ocurrió al finalizar la Segunda Guerra Mundial.