
Crecer pero ¿cómo?: La importancia estratégica de atraer inversión extranjera para un crecimiento sostenible
La economía chilena enfrenta el desafío de crecer y que este crecimiento sea sostenible en el tiempo. Este tema forma parte de una de las preocupaciones centrales del debate de los y las candidatas presidenciales.
Crecer no es fácil, pero se puede lograr. La inversión extranjera directa ya se ha convertido en un componente clave del crecimiento para complementar la inversión pública y privada nacional, pero es necesario ser más proactivos y salir a buscar las empresas que puedan invertir en Chile, especialmente aquellas que nos ayuden en la tarea de industrializar nuestro país en concordancia con la lucha contra el cambio climático.
Chile es una de las economías más sólidas y estables de América Latina. Sin embargo, en los últimos años ha experimentado una desaceleración, pasando de un promedio del 6,7% anual en la década de 1990 a un 2,5% en 2024 y se proyecta un 2,7% en 2025 (Banco Central de Chile).
Para retomar el camino del crecimiento, más allá del 4%, es importante comprender que la inversión extranjera directa cumple un rol insustituible en nuestra estrategia de desarrollo. El depender del estímulo a la demanda interna o de los impuestos o las concesiones para cofinanciar la inversión pública, no basta para generar un círculo virtuoso. Se hace necesario sumar significativamente un mayor nivel de inversión y una mayor actividad económica, para reducir el desempleo, desarrollar la economía, crecer y distribuir.
Las proyecciones actuales respecto de la economía de Chile son de un crecimiento moderado en los próximos años. Por lo tanto la pregunta a responder es: ¿qué hacemos para crecer más, en menor tiempo y de forma sostenida?
Según un catastro de la Corporación de Bienes de Capital, un 77% de la inversión privada proyectada a 2028 corresponderá a empresas extranjeras, frente a solo 23% de capitales nacionales. Pero, ¿qué podemos ofrecer como país receptor de inversión?. Chile tiene un mercado pequeño, medianamente desarrollado y que se encuentra en un ciclo de crecimiento positivo, producto de la electrificación de la economía global.
El contar con grandes reservas de cobre y litio; y el poder generar grandes cantidades de energía eléctrica renovable de manera no contaminante (eólica y solar) a costos marginales bajos, nos permite utilizar este insumo como base para generar hidrógeno verde (H2V), exportarlo a otros países, y desarrollar encadenamientos productivos con proyectos locales intensivos en
Elex ministro de Economía, ahora ministro de Hacienda, Nicolás Grau ha comentado acertadamente que “convertir el interés internacional en proyectos concretos se traduce en más empleo y crecimiento económico” para el país. De forma similar, la directora de InvestChile, Karla Flores, subraya que la proporción de la inversión extranjera directa en el PIB chileno es más alta que en el resto de la región, lo que evidencia de que la inversión extranjera es una “herramienta de desarrollo potente” para Chile.
Las empresas extranjeras no solo traen capital: instalan proyectos de largo plazo, confiando en fortalezas locales como la solidez institucional, responsabilidad fiscal, certeza jurídica y oportunidades en sectores de alto potencial. En suma, la inversión extranjera directa potencia el crecimiento y el empleo de calidad, crea posibilidades de mayor conocimiento y mejora los equilibrios fiscales.
Chile puede y tiene que evolucionar de ser un país exportador de minerales, frutas, vinos y pescado, entre otros, a agregar valor a materias primas e impulsar la industrialización verde. Un objetivo país es aumentar el valor agregado de los bienes que exportamos, sumando tecnología y manufactura para desarrollar industrias más sofisticadas. La inversión extranjera es clave para lograrlo, aportando patentes, conocimientos, cadenas de suministro globales y capital de riesgo, que permitan industrializar sectores y crear empleo donde Chile tiene ventajas comparativas.
Por ejemplo, el litio es indispensable para baterías y vehículos eléctricos. El gobierno ha buscado socios extranjeros para fabricar productos de mayor valor en Chile en vez de solo exportar carbonato de litio. En 2023, la empresa china BYD obtuvo una cuota preferente de litio a cambio de instalar una planta de cátodos en Antofagasta por US$290 millones, con miras a construir en Chile la mayor cadena de valor agregada de litio en Latinoamérica.
Si bien ese proyecto enfrentó obstáculos posteriores, ilustra una estrategia para atraer empresas tecnológicas globales, que nos permita desarrollar localmente componentes avanzados: materiales catódicos, baterías, etc. Mientras tanto, se exploran alianzas público-privadas en cobre para producir bienes manufacturados (aleaciones especiales, cables o componentes electrónicos), aprovechando nuestra posición como primer productor mundial de cobre.
¿Qué debemos hacer para atraer inversión extranjera y -especialmente- aquellos proyectos que nos interesan como país? Para atraer inversión privada, Chile necesita enfocarse en los pilares claves que fomenten un ambiente de negocios atractivo y competitivo:
Asegurar la independencia y eficiencia del poder judicial, así como la transparencia y rendición de cuentas en el gobierno.
Garantizar el cumplimiento de los acuerdos y la protección de los derechos de propiedad.
Fomentar la colaboración entre el sector público y privado para construir consensos sobre políticas que impulsen la inversión.
Desarrollar y mantener una infraestructura moderna y eficiente, incluyendo carreteras, puertos, aeropuertos, redes de energía y telecomunicaciones.
Facilitar activamente la instalación de aquellos proyectos que nos permitan impulsar una industrialización del país, respetuosa con el medio ambiente.
Necesitamos avanzar en un clima de negocios atractivo para los inversionistas, que nos permita destacar como destino de las inversiones: reduciendo y digitalizando la burocracia y los tiempos de espera para obtener permisos y licencias. Adaptar las leyes y regulaciones a las nuevas tecnologías y modelos de negocio; y eliminar toda barrera de entrada, promoviendo la libre competencia en los mercados.
Hay que avanzar hacia un amplio acuerdo país, que considere incentivos fiscales y beneficios complementarios a las empresas extranjeras que realicen inversiones significativas en el país en sectores claves, para proyectos amigables con el medio ambiente, con alto potencial de crecimiento y desarrollo, como las energías renovables, la ya mencionada producción de hidrógeno verde, la tecnología para la fabricación de partes y piezas necesarias para la electro movilidad, el turismo y la agroindustria, entre otros.
Mientras que los recursos fiscales y la inversión local son limitados, los flujos de recursos de la inversión extranjera directa pueden financiar iniciativas de gran envergadura que de otro modo no se desarrollarían. En definitiva, la inversión extranjera no es un complemento opcional sino un pilar estratégico para que Chile alcance un crecimiento robusto, inclusivo y sostenible en las próximas décadas, agregando valor a sus recursos y mejorando la calidad de vida de sus habitantes.
Junto con avanzar en el acuerdo país, un requisito fundamental es configurar un equipo de trabajo, de alto nivel, -probablemente a nivel de la Presidencia de la República- que salga a buscar estas inversiones específicas, capaz de dialogar a alto nivel con gobiernos y empresarios, y con capacidad para enfrentar las diferencias culturales, estableciendo canales de comunicación claros y efectivos, para construir relaciones de confianza que permitan concretar estas inversiones claves y arrimar a Chile la tecnología y el conocimiento que se requiere.
¿Qué tipo de empresas, amigables con el medio ambiente, podrían instalarse en Chile? La combinación de abundantes reservas de cobre y de litio; y la creciente disponibilidad de energía renovable barata, crea un escenario atractivo para interesar el desarrollo de proyectos industriales.
Empresas de generación de energía renovable: Nuestro país tiene un gran potencial en la producción de energías renovables, como la solar y la eólica. Hoy, aparece atractivo invertir en hidrógeno verde (H2V), lo que atrae a empresas que desarrollan proyectos de producción de amoniaco verde, el que principalmente sería destinado en una primera fase a la exportación. Una parte de esta producción podría no solo abastecer a las ciudades y comunidades cercanas, sino que también disponer esta energía para proyectos industriales, transporte y otros usos.
Empresas de base tecnológica: CORFO, está impulsando el desarrollo de la industria tecnológica, ofreciendo incentivos y apoyo a empresas de software, desarrollo de aplicaciones, inteligencia artificial y otras áreas relacionadas. Al mismo tiempo, los Centros de Datos pueden aprovechar la buena conectividad a la red internet y la energía barata que es un factor clave para su rentabilidad. Hay que superar, en este último caso, el uso intensivo de agua, pero pueden explorarse lugares específicos que permitan que estos centros operen sin entrar en conflicto con las comunidades.
Empresas de base industrial: contamos con una base metalmecánica y mano de obra calificada. Esta base puede ayudar a la instalación de proyectos que se dediquen a la producción de alambrón de cobre, barras, tuberías, planchas y otros productos de cobre. Estos productos pueden ser utilizados como materia prima para otras industrias que los requieren, de mayor valor agregado, como cables y conductores eléctricos; partes, piezas y componentes para la industria automotriz, electrónica y de la construcción.
Otras industrias como la de cerámicas y vidrios se pueden ver beneficiadas de la energía barata y ser una alternativa a la importación asiática: baldosas, azulejos, loza sanitaria, vajilla y porcelana.
En el ámbito del vidrio: la fabricación de vidrio plano, la producción de envases de vidrio, parabrisas, ventanas laterales y lunetas, incorpora tecnologías avanzadas como vidrios laminados de seguridad, vidrios con control solar y aislamiento acústico. La integración de soluciones especializadas para vehículos eléctricos, como tecnologías de paneles de visualización y espejos inteligentes.
Empresas de la electromovilidad (E-Mov): El litio es un componente clave para las baterías de vehículos eléctricos. Empresas que se dediquen a la producción de cátodos y baterías de litio podrían instalarse en Chile, aprovechando la cercanía a la materia prima y la energía barata, que también es clave en sus costos de fabricación.
Al mismo tiempo, pueden ser atractivas las condiciones para productores de motores eléctricos, cargadores y otros componentes críticos, los cuales se pueden exportar a las fábricas ensambladoras de automóviles en Argentina y Brasil. Estas son solo algunos tipos de empresas industriales que podrían instalarse en Chile, aprovechando nuestras buenas condiciones país y superar así la dicotomía entre crecimiento y sostenibilidad.
Por último, se debe tener siempre presente que la transformación hacia una economía verde está vinculada a las cadenas de suministro, comerciales y tecnológicas globales en oriente y occidente, y a la capacidad de crear relaciones justas y sostenibles.