
A 17 años de la Ley de Bosque Nativo no hay mejoras para nuestros ecosistemas
En julio se cumplen 17 años de la publicación de la Ley de Bosque Nativo (2008), uno de los hitos más relevantes de la historia ambiental del país, y que tuvo que superar 16 años de tramitación, debido principalmente a la resistencia de sectores productivos.
A pesar de tratarse de una “ley corta”, su publicación contribuyó a frenar la sustitución de bosques nativos por plantaciones de especies exóticas, reguló la corta de bosque nativo exigiendo normas de protección ambiental ante el cambio de uso de la tierra y estableció incentivos para promover el manejo forestal.
Desde su promulgación, la ley y sus reglamentos han sufrido modificaciones, que en la mayoría de los casos corresponden a regresiones ambientales, como ocurrió el 2012, cuando se modificó el reglamento, afectando a las formaciones vegetales conformadas por cactáceas, suculentas y matorrales nativos, dejándolas en un estándar de protección inferior al de los bosques nativos.
Sin embargo, no ha habido ninguna modificación que apunte alcanzar efectivamente el objetivo de la ley: la protección, la recuperación y el mejoramiento de los bosques nativos. Por desconocimiento, omisión o negligencia, no se ha dado urgencia a la promoción del manejo forestal en ecosistemas nativos.
La necesidad de perfeccionar la ley ha sido manifestada transversalmente por los diferentes actores vinculados al sector forestal y respaldada por cinco evaluaciones realizadas a la ley. Al respecto, se produce la paradoja que, a la fecha, la ejecución de la Ley no ha superado el 30% del presupuesto anual asignado.
El manejo en ecosistemas forestales nativos corresponde a la gestión de largo plazo, con objetivos claros, y con la cronología de intervenciones a aplicar (es necesario conocer la biodiversidad, el estado del ecosistema, formas de crecimiento e interacción de especies, capacidad de respuesta, etc.).
Con una proyección hacia el futuro se apunta a la provisión permanente de bienes y servicios ecosistémicos, asegurando cobertura vegetacional permanente y sin comprometer a la biodiversidad, la protección de suelos y las reservas de agua. Esto se efectúa independiente de que el objetivo sea productivo, de preservación, de protección, de uso múltiple o de restauración. Claramente el manejo de bosque nativo no es sinónimo de tala rasa.
El manejo forestal de ecosistemas nativos es una herramienta que permite prevenir situaciones adversas, buscando atenuar impactos generados por los efectos del cambio climático. La intensificación de plagas, incendios, sequías, inundaciones y la desertificación están afectando progresivamente el vigor de los ecosistemas nativos e influyendo significativamente en su capacidad de recuperación.
Es aquí donde instrumentos como esta ley toman un rol fundamental y estratégico para la seguridad social y ambiental. ¿Cuántas especies se están regenerando en los ecosistemas forestales nativos? ¿cuántos bosques nativos de conservación y protección (aquellos que protegen suelos y aguas) están siendo protegidos ante la expansión de proyectos de inversión y cuántos están siendo recuperados tras ser afectados por incendios y sequías?
¿Cuántas personas propietarias de superficie de bosques, cactáceas, suculentas y matorrales nativos que buscan su protección, recuperación y mejoramiento se han visto afectadas socioeconómicamente por decisiones políticas?
La modificación de la ley es clave para mejorar la condición de los ecosistemas nativos y el bienestar de las personas en los territorios. Se debe mejorar exigencias medioambientales, diversificar el manejo forestal, reorganizar recursos para fomento, reducir la burocracia e incrementar medidas sancionatorias.
Si ello no ocurre, el manejo que promueva el SERNAFOR será insuficiente, y por consiguiente será imposible alcanzar metas declaradas en materia medioambiental y en la lucha contra los efectos del cambio climático. Las políticas forestales son las más importantes para la recuperación de la cobertura vegetacional nativa en los territorios.
Quedan ocho meses para que termine este gobierno, y dentro de las promesas establecidas en su programa se encontraban la modificación de esta ley. Hacemos el llamado a ser proactivos y eficaces para alcanzar este propósito, convocando a una mesa de trabajo intersectorial en la que se prioricen los artículos más relevantes que contribuyan a fortalecer el objetivo de la ley: proteger, recuperar y mejorar los ecosistemas forestales nativos.
Establecer un número acotado de artículos a modificar, puede generar un impacto enorme para el resguardo para la conservación de los bosques, cactáceas, suculentas y matorrales nativos.