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Dauno Tótoro, escritor:
Fotografía: Cedida

Dauno Tótoro, escritor: "Los algoritmos de hoy son herederos directos del Plan Camelot de Kennedy"

Por: Matias Rojas | 29.07.2025
En entrevista con El Desconcierto, el periodista y escritor aborda su investigación sobre el proyecto de intervención estadounidense que utilizó a Chile como laboratorio social en los años 60 y sus conexiones con las actuales formas de manipulación digital. "Estamos siendo auto-encuestados de modo permanente a través de nuestros teléfonos celulares", asegura.

El Plan Camelot fue un proyecto de la Agencia de Inteligencia de la Defensa de Estados Unidos que en los años 60 utilizó a Chile como laboratorio para estudiar las condiciones sociales, económicas y políticas que permitieran evitar el desarrollo de movimientos revolucionarios a nivel mundial. Más de medio siglo después, el periodista Dauno Tótoro Taulis investigó en profundidad este plan y sus proyecciones hasta nuestros días en su libro "Camelot", donde conecta aquella operación de espionaje con las actuales formas de manipulación a través de algoritmos y redes sociales.

La historia llegó a sus manos de forma inesperada. María Maluenda, exdiputada comunista de los años 60, le entregó una caja con cerca de 3.000 páginas de documentos de la comisión investigadora que el Congreso formó para investigar este plan. Era una tarea que originalmente había pensado encargar a su hijo, José Manuel Parada, uno de los tres degollados en 1985, quien nunca pudo realizarla.

"Camelot" es una novela de no ficción que combina investigación periodística rigurosa con elementos narrativos que hacen accesible una historia compleja. La obra, reeditada este año por Ceibo Ediciones, muestra cómo las técnicas de manipulación social desarrolladas en los años 60 han evolucionado hasta el presente, donde las empresas tecnológicas han tomado el relevo de los estados en el control de la información y la influencia social.

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La caja que cambió todo

- Leyendo el libro, hay una cuestión que queda difusa y que lo hace muy entretenido de leer, cuánto hay de verdad y cuánto hay de ficción, cuánto es investigación periodística y cuánto se fue ficcionando para entregar esta historia de forma distinta.

El libro está dividido en tres grandes capítulos: Camelot 1.0, Camelot 2.0 y Camelot 3.0. En el primero, que es el más extenso, me pareció fundamental que el lector siguiera el proceso de investigación. Era tan interesante el objetivo mismo de la investigación como el proceso, que fue sumamente dificultoso. Esto le da un aspecto de thriller donde el lector va descubriendo junto al periodista.

En Camelot 2.0 y 3.0, todos los antecedentes son reales en términos generales. Todas las organizaciones y procesos responden a investigación, pero están actualizados. Muestro cuáles fueron las proyecciones de este plan de intervención de inteligencia, ya no estatal norteamericano, sino de las grandes empresas de tecnología. Esta parte está más novelada porque son aproximaciones sobre el presente y proyecciones futuras.

- Te llega una caja a través de una persona que está en una reunión de la Comisión Investigadora de la Cámara de Diputados sobre el Plan Camelot original...

Esto fue uno de estos azares de la vida. Hace unos 15 años me llamó María Maluenda, quien fue diputada del Partido Comunista en los años 60. Cuando se denunció la existencia del Plan Camelot, la Cámara de Diputados formó una comisión investigadora que sesionó durante muchas reuniones. Las actas se fueron guardando, pero una vez que concluyó la comisión, producto de maniobras políticas y de la injerencia de Estados Unidos, esta carpeta investigativa desapareció.

María Maluenda conservaba las actas. Ella quería que su hijo José Manuel Parada, sociólogo, hiciera la investigación, pero por razones evidentes no pudo realizarla. Guardó la caja durante muchos años y cuando se sentía delicada y estaba por fallecer, decidió llamarme. Me conocía personalmente y me encargó la tarea: "Quiero que hagas esta investigación sobre el Plan Camelot. Yo quería que la hiciera José Manuel, pero no pudo". Me estaba obligando ética y moralmente.

Me llevé la caja con cerca de 3.000 páginas: viejas, arrugadas, amarillentas, con partes borrosas y elásticos pegados. Traté de entender, pero no conocía a los protagonistas, nunca había oído hablar de ellos. Al no entender nada, guardé todo en una caja de cartón y la archivé.

Años después, hace unos 7 u 8 años, comencé a interesarme en los algoritmos y cómo condicionan nuestras voluntades, aspiraciones y posiciones políticas, tanto individual como colectivamente. Investigaba de qué modo se puede influir en la sociedad para alterar posiciones sociales. Entonces algo me hizo clic con el Plan Camelot original. Saqué la caja y me di el trabajo de recompaginar todo el material.

Lo interesante es que no solo estaban las actas de las sesiones, sino también muchas anotaciones al margen y papeles sueltos intercalados. Me costó cerca de dos años entender de qué se trataba, y así empezó esta investigación.

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Kennedy y una nueva inteligencia

- Para entender mejor, ¿qué es el Plan Camelot y cuál fue el rol que cumplió John F. Kennedy al crear la Defense Intelligence Agency en el contexto de los años 60 y la Guerra Fría?

Cuando John F. Kennedy gana las elecciones en 1959 para asumir en 1960, se produce un conflicto interno muy fuerte porque era la primera vez que era elegido un descendiente irlandés y católico. Los irlandeses eran considerados una mafia por el aparato político norteamericano, entonces había mucha desconfianza de las instituciones de inteligencia y las fuerzas armadas hacia Kennedy y su equipo.

Apenas asume, se da cuenta de que las agencias de inteligencia no van a cooperar con su gobierno ni le van a entregar información. Entonces decide conformar una nueva agencia que opera en el Pentágono: la Agencia de Inteligencia de la Defensa. Como comandante en jefe, obliga a las agencias de inteligencia de las Fuerzas Armadas a condensar toda la información en un solo punto e informar diariamente al presidente.

Desde su campaña, Kennedy planteó a su equipo más cercano una tarea fundamental: responder a preguntas cruciales. ¿Cómo garantizar nuestra hegemonía mundial? ¿Cómo saberlo todo para predecirlo todo y así controlarlo todo? ¿Cómo prever, manipular, provocar o alterar los procesos de transformación social en cualquier sitio del mundo en el momento y del modo que nos convenga?

Es una pregunta tremenda y tremendamente difícil de contestar, sobre todo a comienzos de los años 60, cuando no existía la unificación de datos. Estados Unidos hasta ese momento operaba penetrando y financiando partidos políticos, con asesinatos selectivos o invasiones armadas. Pero no existía un trabajo de inteligencia que lograra entender el mundo y identificar conflictos sociales potencialmente insurreccionales que fueran en contra de la hegemonía norteamericana.

Chile como laboratorio

- Estados Unidos no conocía ese mundo, necesitaba sociólogos que le dieran ese trasfondo...

Exacto. Esto es fundamental porque hasta ese momento las decisiones políticas se tomaban exclusivamente a nivel económico, financiero, de relaciones diplomáticas y penetración de grandes empresas. Pero no había entendimiento de las sociedades extranjeras. En la guerra de Corea y luego en Vietnam fue tremendo para ellos, porque no sabían contra quién estaban. No conocían su lengua, tradiciones, costumbres. Lo único que podía hacer la Fuerza Armada norteamericana era desembarcar, bombardear, matar, quemar. Pero esas guerras se perdían porque no lograban el objetivo de instaurar un régimen que permitiera una hegemonía total de Estados Unidos.

El Plan Camelot buscaba resolver esto. Primero se conformó un equipo llamado Zorro para determinar cómo hacerlo. Se decidió que este trabajo debía incorporar las llamadas "ciencias blandas". Para entender la sociedad necesitaban un equipo poderoso de sociólogos, politólogos, abogados, antropólogos que pudieran estudiar detalladamente las sociedades de interés. Estos profesionales trabajan en universidades.

Se conformó una agrupación de 19 o 20 universidades norteamericanas que establecieron un equipo de trabajo. El Plan Camelot consistía en que este equipo penetrara la academia de distintos países, para que fueran los propios profesionales locales —sociólogos, antropólogos, politólogos— quienes aplicaran encuestas en sus territorios. Los datos crudos se entregarían a Zorro para ser analizados por la Agencia de Inteligencia de la Defensa.

- ¿Por qué deciden venir a Chile?

Esto tiene que ver con el método científico. En los experimentos siempre necesitas un punto de comparación. Requerían una "placa Petri", un lugar súper controlable donde no hubiera sorpresas. Definieron que Chile era el país indicado: un territorio insular, cerrado, súper estable económica, social y políticamente, que no presentaba grandes sorpresas. Tenía una población pequeña, alfabetizada, con una industria pequeña, muy organizado y homogéneo. Podían aplicar el plan de manera sencilla y establecer patrones de resultados para compararlos con otros países.

Su primer objetivo fue Chile. Debían involucrar secretamente a las universidades chilenas, porque los profesionales no participarían si supieran que era un proyecto de la Agencia de Inteligencia de la Defensa norteamericana. A través del conglomerado de universidades norteamericanas, y con la justificación de investigaciones sociológicas que potenciarían el desarrollo de la sociología en Chile, enviaron a Hugo Nutini, antropólogo norteamericano de origen chileno, para buscar socios: universidades, académicos, estudiantes de doctorado y magíster.

Todo funcionaba con encuestas. La minería de datos —que hoy es instantánea a través de las redes— en esa época era mediante encuestas de papel. Necesitaban un gran ejército de encuestadores que recorriera los distintos estratos de la sociedad chilena. Había encuestas específicas para oficiales del ejército, estudiantes universitarios, académicos, obreros, iglesias.

Hugo Nutini llegó y su primer intento fue con el Departamento de Estudios Sociológicos de la Universidad Católica, dirigido por Raúl Urzúa. Venía con un discurso preparado para plantear que los académicos e investigadores de la Católica participaran en este "maravilloso programa académico norteamericano". Donde se equivocó fue al plantear un gran financiamiento de 6 millones de dólares y que no pretendían trabajar con la facultad directamente, sino contratar individualmente a los investigadores. Urzúa se espantó porque "así quebraríamos el mercado laboral académico", y entraron sospechas. La Católica rechazó la propuesta.

El segundo intento fue a través de la Facultad de Derecho de la Universidad de Chile, donde estaba el secretario general de la universidad, Álvaro Bunster, comunista e intelectual respetado que tenía un equipo destacado: el joven Ricardo Lagos, Edmundo Fuenzalida, Andrés Bianchi, grandes potenciales de la sociología y las leyes chilenas. Ahí lograron hacer contacto.

- ¿Cómo se terminó filtrando esta información y por qué apareció finalmente en El Siglo?

Luego un sociólogo noruego se entera de todo esto y le advierte a Álvaro Bunster, y en algún momento decide divulgarlo y lo filtran al diario El Siglo. Acá hay algo muy interesante sobre cómo opera la inteligencia militar. Cuando alguna información comienza a filtrarse y no quieres que se filtre, la metes dentro de un gran marco conspirativo absolutamente ridículo. Si algo específico sobre el desarrollo de un arma en la Fuerza Aérea Norteamericana empieza a saberse, lo metes dentro de la teoría de que son tecnologías extraterrestres del Área 51. Así desacreditas completamente a cualquiera que toque el tema, porque entra en la locura. En inteligencia esto se conoce como "esconder una perla en un frasco de bolitas". Si metes una perla en un frasco de bolitas, todas van a ser bolitas.

El Plan Camelot se estaba poniendo en evidencia. Ya Raúl Urzúa lo sabía y lo había rechazado, ya lo sabían Álvaro Bunster y su gente, se habían aproximado a otros sociólogos. Estaba saliendo a la superficie y se corría el riesgo de que se conociera. Por otro lado, estaba el sociólogo noruego que quería desenmascarar Camelot.

Entonces, ¿qué haces? Se lo tiras a quien menos credibilidad va a tener para denunciar la intervención imperialista. Prefieres tener en El Siglo un titular volado que diga "Descubierto plan de intervención norteamericana en Chile" —así, en rojo—, que un titular en primera plana de El Mercurio que diga "Actividad de la Defensa norteamericana descubierta en Chile". Tiene un impacto completamente distinto. Es decir, meten la perla dentro de la bolsa de bolitas.

De las teorías conspirativas de los 60 a la manipulación digital actual

- Esta técnica de "esconder la perla en el frasco de bolitas" suena muy actual. En el contexto de hoy, muchas narrativas conspiranoicas son cada vez más del día a día en internet. Pienso en el Pizzagate, donde se acusaba a Hillary Clinton y el Partido Demócrata de tener una organización criminal de abuso sexual de niños. ¿Cómo se relaciona esto con las formas actuales de manipulación?

El grueso de la población —yo diría que el 80 o 90%— se informa a través de reels en internet, YouTube o el teléfono, donde prima la información falsa y la desviación de la verdad. Cuando haces scroll en un reel, el algoritmo logra mezclar información verdadera —como la transmisión de un periodista en medio de un bombardeo en Gaza— con el siguiente reel que falsamente afirma que Tel Aviv fue completamente destruido por misiles iraníes. Ambos contenidos terminan en el mismo plano de credibilidad.

La gente es muy manipulable, especialmente cuando la base de formación para identificar verdad de mentira es muy baja. Es muy fácil manipular la opinión pública insertando la cuña del miedo. Cuando metes el pánico al extranjero, o conceptos falsos como que la tasa de criminalidad en Chile está al nivel de Sinaloa —lo cual es absolutamente falso—, generas efectos reales. Si comparas la tasa de homicidios por mil habitantes, Chile está muy por debajo del promedio latinoamericano. Sin embargo, la percepción que se inyecta a través de medios y redes hace que la gente tenga pánico. Hoy la principal preocupación del chileno medio es la delincuencia, y dice estar dispuesto a sacrificar grados de libertad personal por seguridad.

- Esto nos lleva directamente al Plan Camelot 3.0. Todo el rato estamos entregando información de quién somos, qué compramos, qué nos gusta, a través de los likes. ¿Qué rol tienen las empresas de Silicon Valley en esta nueva forma de manipulación?

Actualmente somos nosotros, todos los que tienen acceso a teléfonos celulares, quienes entregamos información en tiempo real sobre nosotros mismos. En Chile hay una alta penetración de dispositivos móviles, y ya no hay que hacer encuestas porque estamos siendo auto-encuestados permanentemente.

Cuando ves reels, reaccionas: haces nuevas búsquedas, compras por internet, reaccionas ante la publicidad. Aparecen centros de ventas que ofrecen las tres primeras compras gratis para ver qué compras. Tu información está completamente centralizada y ahí se produce la minería de datos.

La más importante de estas compañías se llama Palantir, que pocos conocen. Es una empresa norteamericana de Silicon Valley, la principal minera de datos mundial con capacidad de hacer minería, cruce de datos, análisis de resultados e informes a estados, instituciones y empresas privadas.

Palantir opera directamente con el gobierno norteamericano, el Departamento de Estado y el Departamento de Defensa. En la sala de situaciones, uno de los principales elementos es la información de Palantir en tiempo real. Cuando se toman decisiones militares importantes, como potenciales bombardeos a instalaciones nucleares, se basan en información que Palantir entrega. La empresa detecta el movimiento de celulares, las conversaciones, las palabras utilizadas, el movimiento geográfico con GPS, qué buscan las personas en internet. Entonces pueden decir: "Estamos a dos semanas de que esté la bomba, a dos días de que bombardeen Israel". Esta información puede ser manipulada por otro cliente: la industria militar, el complejo industrial militar que necesita vender productos al Estado norteamericano.

Esta información también hace que cuando vas en Waze y comentas que tienes hambre de pizza, empiecen a aparecer pizzerías en el camino. O que hagas un comentario y aparezca en toda la publicidad de Gmail. Desde esa cosa menor hasta bombardear instalaciones nucleares de un país.

- ¿Cuál es la diferencia fundamental entre lo que hizo Kennedy con el Plan Camelot original y lo que hacen hoy estas empresas tecnológicas?

En aquel momento, el principal interesado en manejar esta información eran los estados, sobre todo Estados Unidos. Ellos hacían la recopilación de información a través de organizaciones como Zorro y la NSA, pero eran mucho más precarias, sin tiempo real. Al no tener tiempo real tienes un problema: la información que recabas a lo largo de cuatro años de investigación está desfasada con la realidad.

Luego vienen las tech companies, este gobierno mundial tecnológico. Los estados dejan de ser quienes manejan la información y son estas empresas las que pueden influir de manera decisiva en la política internacional y nacional. Los algoritmos de hoy son herederos directos del Plan Camelot de Kennedy.