
La apuesta del siglo: América Latina y el Caribe más verdes y prósperos
La crisis climática es una realidad que vivimos y en la que todas las personas de América Latina y el Caribe estamos involucradas. Desde los incendios forestales en la Amazonía, la pérdida de cosechas, la reducción o desaparición de territorios de comunidades tradicionales como pueblos indígenas y afrodescendientes, la contaminación de las reservas de agua, o el deshielo de los glaciares en el hemisferio sur, la región experimenta una compleja situación, donde las personas en situación de mayor vulnerabilidad son las más afectadas.
América Latina y el Caribe enfrentan una paradoja: a pesar de ser de las regiones más biodiversas, se encuentran entre las más vulnerables al cambio climático. Sus economías, con presencia de actividades ilícitas, enfrentan la expansión acelerada tanto del sector extractivo legal como ilegal. A ello se suma el avance de la frontera agrícola sobre áreas protegidas, que agrava sus desafíos socioambientales.
El interés y compromiso que tenemos con la causa ambiental, tiene amplia trayectoria. La apuesta desde y para América Latina y el Caribe, ha permitido sostener la presencia de la academia latinoamericana y caribeña en espacios de discusión global como la COP, así como la promoción de políticas públicas basadas en evidencias y articuladas a nivel regional. Es claro que apostar por una mayor integración de nuestros países, resulta fundamental ante la magnitud del reto y la necesidad de acciones integrales y coordinadas.
Resalto la existencia de plataformas de debate regional creadas sobre los retos del futuro, como los grupos de investigación en cambio climático, presentes en varios países, y que a nivel regional se vienen constituyendo como un espacio para discutir sobre el uso de inteligencias artificiales, la movilidad eléctrica, entre otras.
Dadas las complejidades existentes en el mundo actual, contar con centros académicos y de pensamiento que generen conocimiento y discusión independiente, permite desarrollar respuestas diseñadas para fortalecer las capacidades nacionales y regionales, e impulsar una orientación que responda a los intereses y prioridades de la región, que es altamente vulnerable a la emergencia climática.
No quiero terminar esta columna sin expresar nuestro compromiso como organismo internacional con la preservación de los recursos naturales en nuestra región, aportando desde el ámbito académico a la creación de estrategias y soluciones hechas desde y para los países de América Latina y el Caribe.