
Bosques comestibles: La tendencia que crece en ciudades de Chile para buscar la soberanía alimentaria con especies nativas
Buena parte de la pérdida de bosque nativo en Chile se ha debido a un impulso por usar el suelo para fines productivos, reemplazando el bosque por plantaciones forestales o agrícolas de especies exóticas. Además de la pérdida de biodiversidad, esto ha generado un aumento en el riesgo de mega incendios, erosión del suelo y sequía por el uso intensivo de agua en algunas zonas del país.
Ante este escenario, están tomando impulso alternativas para el uso sostenible del bosque nativo, buscando modos de vida y desarrollo local que impulsen a proteger la biodiversidad en vez de reemplazarla o dañarla.
Una de estas tendencias es la de los bosques comestibles, que se están instalando en ciudades del mundo y también de Chile. Estos proyectos ayudan a comunidades a explorar la soberanía alimentaria mientras generan hábitat para las especies nativas que habitan en la ciudad, llevando más naturaleza a las áreas urbanas.
Bosques comestibles en Chile
En los últimos años han surgido diversas iniciativas y proyectos piloto para crear bosques comestibles en ciudades y zonas rurales de Chile. Los bosques comestibles son ecosistemas diseñados para simular la capacidad de un bosque nativo para generar alimento y autosostenerse en el tiempo con poca mantención externa.
En él, pueden interactuar diversas especies que van desde hortalizas y hierbas medicinales, hongos y árboles con frutos, semillas y flores comestibles que varían según el clima de cada zona del país. Al no ararse o talarse nunca, los bosques comestibles mantienen la captura de carbono en el suelo y los árboles ayudan a proteger de la erosión y fijar nutrientes para la mantención del ecosistema.
Un caso emblemático es el del bosquicultor Ricardo Valdés, que creó un bosque comestible en un área de seis hectáreas en Linares llamado Huelemu, al mudarse en 2011 al campo en desuso de su familia. Ricardo se ha convertido en un referente de esta práctica para el país por su experiencia, dictando talleres y asesorías en distintos lugares de Chile.
Otro caso es el del bosque comestible que están creando estudiantes de la Universidad Austral de Chile (UAch), en el fundo Teja Norte en Valdivia, que se usa como centro demostrativo y de investigación. Allí, estudiantes y docentes están plantando plantas donadas por Conaf, con especies que pueden entregar frutos como el maqui pero también especies con flores como el ulmo o la tiaca, con las que se pueden eventualmente traer abejas para la producción de miel.
Llevando esta práctica a zonas urbanas con escasas áreas verdes, se desarrolla un proyecto para crear tres bosques comestibles en juntas vecinales de Lo Hermida en Peñalolén, entre la fundación Ecosur y el Gobierno Regional Metropolitano. En estos pequeños bosques recién plantados interactúan herbáceas, raíces, trepadoras y árboles grandes como canelo, maqui y boldo.
Especies comestibles de Chile
A lo largo de Chile existen especies nativas que sirven para entregar alimento. Entre las hortalizas está la quinoa, el choclo y distintos tipos de tubérculos como el camote, ajíes y porotos. Hay hongos comestibles como el digüeñe y el changle. Entre las plantas comestibles del sur de Chile destaca la nalca, cuyo tallo se come en ensaladas.
Hay muchos árboles y arbustos de Chile que dan frutos comestibles como el maqui, la murta, el avellano y el chilco en el sur, o el chañar o el algarrobo. Esto sin contar el piñón; un fruto seco que sale de la araucaria y que es fundamental para la gastronomía mapuche.
Otras especies entregan miel tanto a través de su savia por goteo, como la palma chilena, como a través del néctar de sus flores extraído por abejas, como ocurre con el ulmo, el quillay, la tiaca y el tineo o palo santo.