
Polarización, Fake news y baja participación: las elecciones en Buenos Aires que develaron la estrategia de la ultraderecha
Los recientes comicios legislativos realizados en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA), marcados por la polarización, la fragmentación opositora, las fakenews y un récord de baja participación ciudadana parecen conformar el espacio ideal para la ultraderecha regional que ve en la democracia de baja intensidad un espacio propicio de desarrollo.
Si bien se trató de comicios locales para renovar la mitad de las bancas del cuerpo legislativo de la ciudad trasandina, es decir 30 de los 60 escaños que componen la Legislatura de la CABA, el Gobierno de Javier Milei logró “nacionalizarlos” instalando la idea de que la elección era entre “La Libertad Avanza (LLA), su partido, o el kirchnerismo”, sin presentar propuestas específicas y enfocado en consignas nacionales y en la confrontación con el peronismo.
Dinámica de la derecha radical
Los resultados, con el triunfo del libertario Manuel Adorni (30,1%), seguido por el el radical filo peronista Leandro Santoro (27,4%), la macrista Silvia Lospennato (15,9%) y el anterior Jefe de Gobierno de la Ciudad y ex macrista Horacio Rodríguez Larreta (8,1%) marcan sobre todo el desplome del partido PRO, la derecha tradicional encabezada por Mauricio Macri que gobernó la ciudad durante 17 años y cuyo electorado parece haber sido absorbido en proporción no desdeñable por la ultraderecha.
Este fenómeno responde a una dinámica de la derecha radical y su funcionamiento global que, como señala el escritor y psicoanalista argentino Jorge Aleman, es conveniente representársela no como un partido, sino como “una agenda que se disemina en el territorio de las derechas históricas y en el interior del neoliberalismo” para presionarlas hasta el punto de modificarlas internamente.
Si bien las experiencias no son extrapolables, la ultraderecha chilena -históricamente marginal- ha ido también permeando el discurso de la derecha tradicional especialmente en su defensa del legado de la dictadura de Pinochet, en relativizar los crímenes de la dictadura y en la adopción de un discurso autoritario, nacionalista y conservador en lo social y cultural.
Esto se refleja en la retórica antiinmigración, populista y antiestablishment que ha sido incorporada en parte por sectores de la derecha.
Al igual que en el resto de las expresiones de este tipo en el mundo, la ultraderecha chilena impulsa candidatos cuyo discurso asegura operar en los márgenes de lo político aunque en la práctica legitima patrones tradicionales que implican la transferencia de recursos desde los sectores más empobrecidos hacia los grupos más concentrados.
Por ello, mutatis mutandis (es decir, cambiando aquello que hay que cambiar), resulta imperativo observar los desarrollos de este sector en el mundo y especialmente en la región en el entendido de que, al menos en un porcentaje, éstas pueden constituir un spoiler de la experiencia chilena en ciernes.
Fakenews
Una de las características más sobresalientes del proceso electoral argentino es que la utilización de fakenews, videos falsos, desobediencia a la veda electoral y suplantación de identidades en redes irrumpieron de modo mucho menos subrepticio que en ocasiones anteriores.
En un espacio digital activo, con una alta penetración de redes sociales y dispositivos móviles, las fakenews en el país trasandino ya no constituyen una herramienta en los márgenes de información pública sino que empiezan a ocupar un sitial cada vez más naturalizado y aceptado por la derecha radical, e incluso con la venia del presidente Milei.
Dos días antes de los comicios y con la intención de arrastrar votos desde la centroderecha hacia los libertarios apareció en redes un video realizado con inteligencia artificial en el que un falso Mauricio Macri aseguraba que había ordenado bajar la postulación de la candidata de su partido, Silvia Lospennato, y pedía que todos esos votos fueran al candidato libertario Manuel Adorni.
Horas después, Milei El Presidente amparó la divulgación del falso video al señalar que se trata de “un ejercicio de libertad de expresión”. Lo que da cuenta:
"La libertad de expresión está por encima, es una locura el planteo de perseguir a los que están en las redes sociales. "Eso es cercenar la libertad de expresión. Usted, por tres tipos que hacen tonterías, va a regular a todos”.
En 48 horas, el video fake fue visto por 14 millones de personas.
Democracia de baja intensidad
La estrategia de líderes como Milei combina un discurso anti-élite ("casta política") con una performance populista que moviliza a sectores desencantados, lo que genera fragmentación, debilidad organizativa y un creciente desinterés en las instituciones democráticas.
En los comicios del domingo hubo un récord de baja participación (53%) lo que da cuenta de un fenómeno de desinterés en las instituciones democráticas. Además, los barrios más ricos en el norte de la Capital registraron un promedio de 60% de asistencia a las urnas, mientras en los barrios más pobres, en el sur, el promedio fue de 40% con pisos de 20%.
No se trata de un fenómeno local, sino de una estrategia que sintoniza con los vientos de época. El ex asesor presidencial estrella de Trump, Steve Bannon, reclamaba sin tapujos la necesidad de crear un caos muy grande que deslegitime todas las instituciones. “Llenarlo todo de mierda” era su expresión predilecta sobre el punto aludiendo a la estrategia de repartir por todos lados noticias falsas, dudas y caos cuyo objetivo es que se pierda la confianza en algo tan simple como ir a votar.
Así lo han hecho líderes de extrema derecha o populistas en todo el mundo. Lo hizo el mandatario turco Recep Tayyip Erdogan, el húngaro Viktor Orbán, Narendra Modi en India y Bolsonaro en Brasil con el objetivo de explotar nuestra desorientación, sembrar divisiones y tensiones entre los ciudadanos.
Se trata de un mecanismo biopolítico muy apoyado en las redes sociales y ahora también en la inteligencia artificial cuyo uso sin controles ciudadanos afecta mucho a la democracia.