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Chile: Hacia una política progresista en el plano internacional
Agencia Uno

Chile: Hacia una política progresista en el plano internacional

Por: Jaime Ensignia | 14.05.2025
Seis claves -de seguro, de muchas otras- atingentes a una política internacional de un país como Chile, en el escenario mundial.

Habemus un mundo en caos

Es de una realidad de un porte de una Catedral, que el tablero internacional está en un punto de extrema gravedad.

Esto lo avala la continuación de la guerra ruso-ucraniana y un posible cese al fuego de menor intensidad; el genocidio perpetrado por el gobierno sionista en Gaza y en contra del pueblo palestino, así como las constantes amenazas de Netanyahu a Irán y otras naciones del Medio Oriente; la reciente confrontación de dos naciones con poder atómico, India y Pakistán; los constantes bombardeos de los EE.UU. a Yemen; la guerra comercial y arancelaria de EE.UU. contra el mundo, y la irrupción de la ultraderecha en importantes naciones del globo terráqueo.

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En este escenario internacional, la irracionalidad de las grandes potencias –sobre todo de una- está a la orden del día en este controvertido e inseguro mundo.

1-. ¿Qué hacer? Pues bien, un apoyo absoluto al multilateralismo y a las más diversas organizaciones internacionales de Naciones Unidas y de la sociedad civil internacional. Son éstas las instituciones que con las reformas que hay que realizar en muchas de ellas, las llamadas a mediar en los conflictos globales. Señalarlo es fácil, realizarlo es lo difícil.

2-. Un apoyo irrestricto a una política de defensa de los DD.HH., en cualquier nación del mundo, y también a nivel de nuestra frontera, fortaleciendo a las organizaciones que son las defensoras de estos derechos universales, sobre todo en los actuales escenarios políticos, en donde las fuerzas políticas de derecha y ultraderecha tienen como objetivo cercenar estos avances civilizatorios. Se están violando los DD.HH., los derechos laborales y de las minorías étnicas en una gran cantidad de naciones del orbe.

3-. Una política decidida de integración regional y de acercamiento a los países vecinales. En términos generales ha habido excesiva retórica en la construcción de una Integración Regional en América Latina y el Caribe. Creación de numerosas organizaciones internacionales de integración, en las más diversas áreas de interés.

La mayoría de ellas –por no decir todas- han fracasado. Pero, aún no ha logrado despegar una organización regional que auné a los más diversos intereses, sean estos, los políticos, los económicos, los comerciales, los sociales-laborales, los culturales, los ambientales, los étnicos, los de las minorías sexuales (LGBTI), por nombrar algunos.

La experiencia de la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR), creada el 2008 fue relativamente exitosa al respecto, sin embargo, por intolerancia ideológica fracaso, como así también fracaso la efímera organización regional creada por los gobiernos conservadores de la región, el PROSUR. La que se nos presenta con más vigor y futuro en la actualidad es la Comunidad de Estados Latinoamericanos y caribeños (CELAC).

Chile debería ser parte activa de ésta última, con más determinación, profundizándola, y fortaleciéndola. Con los países vecinales (Argentina, Perú y Bolivia), Chile debe tener un política mucho más activa y propositiva, de acciones comunes. Algo, se está consiguiendo con Bolivia. Habría que fortalecer mucho más los lazos con estas naciones más allá de las dificultades que se puedan encontrar.

4-. To be or not to be, that is the question. Por qué no ingresar a los BRICS. Éste, es un tema relativamente silenciado por las más diferentes autoridades del espectro nacional en materia internacional. Por diversos motivos se ha evadido el debate, y la decisión política de ser parte o no de ese bloque. Los BRICS, creado 2010 por Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica, posteriormente, se han incorporado Arabia Saudí, Emiratos Árabes, Egipto, Etiopia, indonesia e Irán.

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A la reciente reunión de los Cancilleres del BRICS realizada en Rio de Janeiro el 22 de abril pasado, se han sumado los siguientes países: Bielorrusia, Bolivia, Kazajistán, Cuba, Malasia, Nigeria, Tailandia, Uganda y Uzbekistán. Este bloque se declara como un Foro Político y Económico Internacional. Se los ha denominado la Voz del Sur en el escenario global.

Los BRICS representan el 51% de la población global y el 40% del PIB mundial. Chile debería ser parte de este importante Foro Mundial a la brevedad posible, confrontando las opiniones anti brics de muchos ex cancilleres, y de otros expertos en materia internacional a nivel nacional.

5-. Defensa del medio ambiente, nacional e internacionalmente. Vale la pena enunciar como un importante elemento la firma bajo el gobierno del presidente Boric del Acuerdo Regional sobre el Acceso a la Información, la Participación Pública y el Acceso a la Justicia en Asuntos Ambientales en América Latina y el Caribe -Acuerdo de Escazú-, que fue ratificado por el Congreso.

La firma de ese Acuerdo, como el de migraciones han sido pasos estratégicos para reposicionar a Chile en estos tópicos de interés nacional. Sin embargo, es necesario fortalecer mucho más estos ámbitos claves de la política exterior del país.

6-. Modernizar la Cancillería para los nuevos tiempos y desafíos. Desde el retorno a la democracia (1990) a la fecha, uno de los ministerios del Estado que no ha tenido una reforma profunda, es el Ministerio de Relaciones Exteriores. No se puede negar, que ha habido transformaciones en dicha repartición del Estado.

Pero, no han sido de la profundidad necesaria de lo que se necesita, en consonancia a los cambios que el escenario internacional ha experimentado desde la caída del Muro de Berlín, la disolución de la Unión Soviética, la lucha brutal de aniquilamiento étnico en la antigua Yugoslavia, por nombrar algunos de estos hechos internacionales.

Hasta el día de hoy, con los convulsionados tiempos, que ya hemos señalado al principio de esta columna, el instrumento de política exterior ha permanecido más como un ministerio del siglo XX, que del siglo XXI. Como ejemplo, según conocedores del que hacer de la Cancillería no existe una unidad de análisis estratégico, que sería tan necesaria para entender estos tiempos impetuosos del escenario mundial, y de cómo actuar frente a estos nuevos desafíos.

Finalmente, hay que fortalecer la potestad presidencial para el nombramiento de Embajadoras/es. No es aconsejable en política exterior que la presidencia no tenga la total independencia de nombrar sus representantes en el exterior. Por cierto, tomando en cuenta a los funcionarios que laboran en RREE.

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