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Ofertón electoral: ¡Cárcel para todos!
Agencia Uno

Ofertón electoral: ¡Cárcel para todos!

Por: Anais Moris y Patricio Saavedra | 12.05.2025
No debemos olvidar que la justicia va más allá del deseo generalizado de infringir sufrimiento, y que el surgimiento de propuestas milagrosas para erradicar el delito deben llevar a cuestionarnos si aquellos que las proponen consideran el impacto que éstas puedan tener sobre la proliferación de más y más complejos delitos. Al final, no todo lo que brilla es oro, y en materia de seguridad lo rápido puede salir demasiado caro.

Ad-portas de las próximas elecciones presidenciales no resulta sorprendente la proliferación de ofertones electorales de todo tipo, de los cuales la seguridad ciudadana y el combate al crimen se han vuelto objeto recurrente.

“Si se roba un super-8 termina pagando con cárcel” fue la propuesta que recientemente un candidato entregó en materia de seguridad, donde destacó la noción de “siempre pagar un mínimo” en lo que a condenas refiere. Este discurso fue acompañado de la idea de construcción de nuevas y más cárceles de mínima seguridad, así como la agravación de medidas alternativas y sustitutivas para quienes cometen delitos.

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Lamentablemente, proponer que todo se pague con cárcel es otro ejemplo de medidas cortoplacistas, las que exacerban la idea de que simplemente con implementar “mano dura” se pueden abordar problemáticas complejas como son el auge de los delitos de mayor connotación social y los altos niveles de inseguridad, con los que conviven una parte importante de nuestros conciudadanos.

Si bien es frívolo e irresponsable sostener (como lo ha hecho parte de la academia y el mundo político) que los dos fenómenos antes mencionados serían exclusivamente ‘meras sensaciones’ o ‘distorsiones de la realidad por parte de los medios de comunicación’, resulta más irresponsable aún ofertar propuestas que en el corto o mediano plazo podrían poner en mayor peligro a las personas, sus familias, y la sociedad en su conjunto ¿Por qué?

Porque la búsqueda de seguridad ciudadana debe ser consecuente con el impacto que esas mismas medidas pueden tener en la proliferación de más y nuevos delitos. Porque el hacinamiento que se vive en las cárceles nacionales ha probado ser un factor facilitador para la mantención de actividades delictivas, por parte de los reclusos por medio del contagio criminógeno, la generación de redes ilícitas o del reclutamiento por parte del crimen organizado.

Así, el sobre encarcelamiento que proponen algunos candidatos presidenciales no sólo fallaría en combatir al crimen, sino que también pondrían a la sociedad en peligro, esto al meramente esconder ‘la basura bajo la alfombra’ mientras la criminalidad al interior de las cárceles seguirá mutando y complejizando al son de medidas inefectivas pero que aseguran popularidad a candidatos que ponen en peligro creciente a quiénes dicen defender.

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¿Y qué pasa más allá de la cárcel? ¿Qué pasa con quienes tienen que volver a la sociedad una vez cumplida sus condenas? ¿Con sus núcleos familiares y comunidades? Quizás éstas serían preguntas críticas que realizar a los candidatos en materia de seguridad.

Sin embargo, como sociedad también tenemos la tarea de preguntarnos ¿Para qué encarcelar? ¿Con qué objetivo?, así como reflexionar sobre si los ofertones electorales en temas de seguridad efectivamente mejoran nuestra calidad de vida o simplemente nos dejan a merced de un peligro aún mayor.

Para esto, no debemos olvidar que la justicia va más allá del deseo generalizado de infringir sufrimiento, y que el surgimiento de propuestas milagrosas para erradicar el delito deben llevar a cuestionarnos si aquellos que las proponen consideran el impacto que éstas puedan tener sobre la proliferación de más y más complejos delitos. Al final, no todo lo que brilla es oro, y en materia de seguridad lo rápido puede salir demasiado caro.

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