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Francisco Huenchumilla y Comisión para la Paz :

Francisco Huenchumilla y Comisión para la Paz : "Que este acuerdo llegue en medio de una campaña electoral condiciona"

Por: Giglia Vaccani | 04.05.2025
El conflicto mapuche ha sido uno de los temas más complejos y sensibles para los últimos gobiernos. En este contexto, el senador Francisco Huenchumilla, quien ha tenido una participación reconocida en el proceso, analiza el impacto del informe de la Comisión de la Paz y el papel del actual gobierno en la negociación con los diversos sectores involucrados.

Definir claramente la demanda de tierras de las comunidades mapuches y presentar soluciones concretas. Esos son los objetivos a cumplir con la propuesta de la Comisión para la Paz y el Entendimiento en Chile entregada recientemente, que, aunque no alcanzó la unanimidad, sí logró el respaldo de siete de los ocho participantes, considerando 22 propuestas clave para abordar el conflicto en la Macrozona Sur que incluye un catastro digital de tierras, cambios a la Ley Indígena y reparación para víctimas.

Pero ha habido críticas, especialmente por la falta de consenso provenientes de sectores de derecha representado por el líder de la Asociación de Agricultores Victoria Malleco, Sebastián Naveillán, el único en votar en contra.

Un rechazo para el senador DC y miembro de la Comisión para la Paz, Francisco Huenchumilla Jaramillo, se trató, derechamente, de una "decisión política".

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-¿Le sorprendió el voto disidente, contra el acuerdo, del comisionado líder de la Asociación de Agricultores Victoria Malleco, Sebastián Naveillán?

-Tengo la impresión de que la derecha se dio cuenta en el último minuto que no le gustaba el tema porque durante los dos años en que trabajamos nunca tuvimos un indicio de problema. Incluso, hasta el día anterior, había solamente uno o dos temas que quedaban pendientes y al momento de la votación nos dimos cuenta que estaban rechazando todos con ese voto disidente. Entonces, ¿en qué minuto ese voto disidente que trabajó los dos años, hasta el día anterior a la votación, se dio vuelta y votó en contra?. Quiere decir que hay una decisión política, no personal, sino que vinculada a los movimientos que hizo el Partido Republicano y otros grupos de derecha, probablemente, llevaron a que ese comisionado votara en contra. No creo que sea una decisión personal, de él, porque él trabajó normalmente y bien, y nunca planteó esos temas. ¿Por qué votó en contra en el último minuto? Probablemente por los movimientos de intereses, digamos, de ciertos grupos relacionados con el conflicto, no sé, de derecha. O de los partidos a raíz de la cosa electoral... no tengo respuesta para eso.

-El acuerdo de la Comisión para la Paz ha sido calificado de histórico por muchos. Sin embargo, ¿cree que esta comisión está funcionando como una verdadera solución al conflicto mapuche, o se ha convertido en una herramienta política más, en medio de la contienda electoral?

-Creo que la Comisión para la Paz se presentó en un escenario político nacional muy complicado. La propuesta que entregamos inicialmente estaba prevista para noviembre del año pasado, pero debido a la complejidad del tema y la naturaleza negociadora de esta comisión, que es diferente a las anteriores, se ha postergado. Los integrantes fueron seleccionados políticamente por el gobierno, negociados con diferentes partidos y sectores. No se trataba de hacer un diagnóstico y luego elaborar propuestas: el objetivo era encontrar un mecanismo de solución diferente al actual, que representara al Estado, a las forestales, a los agricultores y al mundo mapuche. Sin embargo, las negociaciones se complicaron a medida que los intereses de estos sectores se han encontrado en constante conflicto.

-¿Entonces, el conflicto se ha vuelto más económico que político? ¿Es la tierra el único eje de la discusión?

-No se trata solo de una discusión económica. El diagnóstico inicial, sobre todo desde la derecha, decía que el actual sistema de reparación de tierras no era suficiente. El gobierno compra alrededor de 8.000 hectáreas al año, gastando unos $60.000 millones, pero si seguimos con ese ritmo, tardaríamos más de 100 años en solucionar el problema. Se propuso, entonces, un mecanismo distinto que acelerara la entrega de tierras y calmara el conflicto en el sur, donde la población ya no cree en la solución que el sistema actual ofrece. No obstante, el hecho de que este acuerdo llegue en medio de una campaña electoral condiciona las discusiones, ya que todo se examina a través de la lente de la confrontación política.

-Pero una de las mayores críticas es justamente que, en la práctica, este conflicto ha quedado reducido a un asunto económico, de tierras y forestales...

-... El conflicto tiene una raíz política, pero, efectivamente, también es económico. Si no se resuelve la demanda territorial mapuche, los intereses de agricultores y forestales se ven directamente afectados. Esto hace que el conflicto no solo sea de naturaleza política, sino también económica. Lo que me preocupa es que el tema se ha transformado en una cuestión que se percibe principalmente como una disputa sobre tierras y recursos, algo que, en mi opinión, distorsiona la verdadera magnitud del problema. La solución debe ser más que una simple transacción de tierras, debe abordar las expectativas políticas y sociales de todos los involucrados.

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-¿Cree que es posible que los actores involucrados en el conflicto estén finalmente dispuestos a llegar a un acuerdo que realmente resuelva la situación alguna vez?

-La propuesta que se presentará al presidente la próxima semana está diseñada para responder a las necesidades actuales del conflicto. Sin embargo, la pregunta es si esta solución será aceptada por el mundo mapuche. Nosotros trabajamos para que sea una solución del siglo XXI, no del siglo XIX, porque el conflicto viene desde esa época. Lo importante ahora es entender que el contexto ha cambiado, y la solución debe ser acorde con las experiencias internacionales de otros pueblos indígenas. Pero el proceso ha sido lento y, a última hora, algunos sectores de la derecha se han alejado de la propuesta, lo que refleja la presión política interna, especialmente en un año electoral.

Presidenciables, candidatos y lecturas

-Sobre presidenciables: ¿Cómo ve el tema del conflicto mapuche en el discurso de los candidatos? Algunos, como Carolina Tohá, hablan de una política permanente, mientras que otros, como Jeannette Jara, ponen el foco en el reconocimiento constitucional y la calidad de las tierras.

-Lo primero que hay que distinguir es si los candidatos tienen voluntad política para afrontar el problema. Es positivo que hayan manifestado su disposición a abordar el conflicto. Sin embargo, es crucial que sus equipos estudien a fondo la propuesta y no opinen sin conocer los detalles. No basta con mostrar voluntad política; deben leer y entender la propuesta para poder debatirla con seriedad. El futuro de este tema dependerá de la capacidad de los políticos para entender la complejidad del conflicto y de que no se sigan tomando decisiones a partir de una visión superficial.

- Y a propósito de candidatos ¿qué papel cree jugará su partido, la Democracia Cristiana, en este panorama electoral? ¿Está en posición de negociar con la centro-izquierda?

-La Democracia Cristiana está decidida a formar parte de un gobierno de centro-izquierda. Nuestro interés principal es lograr un acuerdo parlamentario que nos permita avanzar con las fuerzas progresistas.

-¿Fuera o dentro de las primarias oficialistas?

-Las primarias son importantes, aunque lo esencial es asegurarnos de que podamos alcanzar un acuerdo parlamentario que garantice la unidad de la centro-izquierda.

-Con las elecciones a la vista, ¿qué aspectos considera cruciales para la negociación parlamentaria en los próximos meses?

-Lo fundamental es la voluntad política de trabajar juntos. Vamos a tener que estudiar cómo distribuir las circunscripciones y los distritos para que todos los partidos puedan tener representación. Además, debemos llegar a un acuerdo sobre las bases programáticas, lo que nos permitirá unificar nuestras diferencias y presentar un programa presidencial coherente. Este proceso debe ser inclusivo, ya que la unidad en torno a un programa será clave para dirigir el país durante los próximos años.

 -¿Irá a la relección por el Senado?

-Eso habrá que verlo en su momento.

División versus unión

-Cómo ve la situación de la derecha y sus posibilidades de tener un próximo gobierno?

-La derecha está fragmentada. La llegada de la ultraderecha ha profundizado esas divisiones. Este fenómeno ha impedido que la derecha se una de manera efectiva, lo que les ha restado poder. Si no logran superar esas diferencias, podrían dejar espacio para una centro-izquierda más unida.

-Desde su larga experiencia política, ¿qué le recomendaría a la coalición de gobierno para terminar su mandato con éxito?

-Lo más importante ahora es cerrar filas y mostrar unidad. Aunque no formamos parte del gobierno, es crucial que el resto de las coaliciones trabajen juntas para cumplir con las metas establecidas. La gestión política debe centrarse en resolver los problemas y mostrar una imagen de unidad ante la ciudadanía.

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