
La deuda pendiente: Ovodonación y el derecho a formar familia en Chile
En un país que enfrenta una de las crisis de natalidad más profundas de su historia reciente, incorporar la ovodonación al sistema de salud pública, a través de FONASA, se vuelve no solo urgente, sino también un acto de justicia social.
Hoy, quienes desean ser madres y requieren de este tratamiento enfrentan altos costos que muchas veces hacen inviable su sueño de formar una familia. El acceso a la ovodonación no debería ser un privilegio de quienes pueden pagar, sino un derecho para todas las mujeres que, por razones médicas o de edad, necesitan esta técnica para concebir.
La baja natalidad en Chile tiene múltiples causas: precariedad laboral, altos costos de vida, falta de corresponsabilidad en la crianza y proyectos personales postergados por la inestabilidad. Ante este escenario, proponer un bono de un millón de pesos por hijo, como lo hace el candidato de la ultraderecha José Antonio Kast, es reducir un problema complejo a una solución simplista, populista y que no responde al tema de fondo.
La maternidad no es un negocio; es un proyecto de vida que merece un apoyo real, sostenido y digno, no marketing electoral. Más aún, cuando hay tantas mujeres que sí desean ser madres, pero no pueden hacerlo por razones biológicas o económicas. ¿No sería más sensato facilitarles ese camino a ellas?
Resulta llamativo que quienes hoy gritan “crisis de natalidad” -los mismos republicanos que ofrecen bonos por hijo- hayan rechazado el financiamiento de Chile Crece Contigo en la Ley de Presupuesto. Un programa real, que acompaña a madres e hijos desde la gestación. Lo repuso el Senado, pero la contradicción es clara: cuando no da votos, no les interesa. No les importan las madres, los padres ni los hijos, les importa la elección.
La incorporación de la ovodonación en FONASA sería, en cambio, una medida concreta para abrir caminos a quienes desean ser madres. No es la única solución -por supuesto que necesitamos políticas de apoyo a la conciliación laboral y familiar, sistemas de educación y salud pública de calidad, y acceso real a viviendas dignas, acceso a una educación parvularia de calidad-, pero sí es una señal de que entendemos que la maternidad también se debe respetar y garantizar cuando el cuerpo necesita ayuda médica para lograrla.
Frente a un desafío demográfico que nos interpela como sociedad, es hora de pensar en políticas públicas que respeten la autonomía de las personas, que reconozcan las diversas realidades y que, sobre todo, estén basadas en la dignidad, no en la caridad. Apoyar la incorporación de la ovodonación en FONASA es dar un paso en la dirección correcta.