
Crítica literaria| Informe de lectura del poeta selfie: "Referencias personales" de Matías Rivas
En Referencias personales. Literatura y autobiografía (Seix Barral, 2024) de Matías Rivas (Santiago, 1971), observamos un concierto de lecturas que combinan literatura y experiencias íntimas desde el lugar de pertenencia del narrador: un burgués temeroso de lo colectivo y de la metrópolis. Esta obra está escrita por un “intelectual”, que supuestamente se mantiene al margen del sucio mundo, uno esperaría que de la experiencia y el talante de Rivas como crítico y pensador emanara algo de iluminación. No obstante, la escritura reposa en grandes autores y con aspavientos, sin mediar una interpelación, ni tampoco actualizar su lectura dentro de la contingencia.
Si como poeta carece de fuerza, como ensayista se vuelve soporífero. Matías Rivas exhibe lecturas donde se refiere a sí mismo y promueve la literatura el estado de suspensión. Me refiero a que perspectivas literarias, fuera de una trama histórica se queda en el autorretrato. Nada peor que el ombliguismo y la autocomplacencia.
El autor se vanagloria de su habilidad para la contradicción y lo ambiguo. Así afirma que “La contradicción es inherente al desarrollo del pensamiento” (26) y para ello se basa en los ensayos de Michel de Montaigne: “Sus ensayos no dan respuestas, sino altas dosis de escepticismo. Al contar sus elucubraciones despliega una enorme cantidad de referencias” (42). De lo mencionado, estas notas quedan sumamente desplazadas al no querer situarse, pero lo más llamativo es que esto es un aspecto lateral, alejándose con ello de la figura del intelectual como aquel que abre nuevas formas de lecturas contemporáneas, no aquel que está atrapado en la cultura decimonónica y lo anticuado.
El intelectual Rivas, le da la espalda a la sociedad y se siente como un elegido, un ser privilegiado y distinto a la masa. Así lo muestra para la protesta del 88’ contra el dictador Pinochet: “Me generan desconfianza (…) Salía incómodo de esos encuentros”. Este resquemor hacia las multitudes y a las personas da cuenta de su condición burguesa: “es un rincón donde me oculto para prescindir del bullicio y el exceso de interrupciones”.
En las 148 páginas de anotaciones en Referencias personales (2024), Matías Rivas está lejos de producir un pensamiento con espesor sobre los acontecimientos en el país. Por su ensimismamiento y desprecio social, Rivas es más que un intelectual, un opinólogo enceguecido consigo mismo.