
Avances y desafíos frente a la crisis de natalidad
El panorama demográfico en nuestro país ha cambiado. La mayor esperanza de vida y el envejecimiento poblacional se combinan con una baja tasa de natalidad y una postergación de la crianza. En este escenario, existe una amplia preocupación respecto a la baja tasa de fecundidad, de 1.16 hijos por mujer, la que resulta inferior al nivel de reemplazo esperable, de 2.1.
Se trata de una tendencia global que nos exige encontrar soluciones serias, integrales y eficaces, pues detrás de estas cifras hay distintos factores que no debemos omitir, algunos de ellos extremadamente desafiantes, como son los asociados a las condiciones económicas y de tiempo que requieren las personas y las familias que desean y deciden tener hijos.
Pero también están aquellos que implican avances en los que no podemos retroceder, como es la exitosa disminución del embarazo adolescente, que solo en el período de 2017 a 2023, bajó de 472 a 164 embarazos en menores de 15 años, y de 16.823 a 6.428 en el grupo de 15 a 19 años.
Asimismo, de acuerdo a los estudios que existen al respecto, otro factor que influye en este fenómeno es la autonomía adquirida por las mujeres en las últimas décadas, es decir, su capacidad de generar y administrar sus propios recursos a partir de su participación en el mercado del trabajo y su mayor acceso a la educación formal y universitaria.
Si hoy las mujeres tienen más oportunidades que antes para decidir sobre sus proyectos de vida, tenemos que generar condiciones para que, aquellas que desean ser madres, tengan mayor seguridad de que la crianza no debe ser una tarea solo de las mujeres, sino también de los hombres y de la sociedad en su conjunto.
¿Qué hemos hecho como Gobierno?
Primero, en cuanto a corresponsabilidad social y de género, impulsamos la Ley “Papito Corazón” o de Pago efectivo de pensiones alimenticias, que desde 2023, ha permitido órdenes de pago por más de 1 billón 380 mil millones de pesos desde las cuentas bancarias, fondos de AFP y otros instrumentos financieros de los deudores.
Asimismo, estamos construyendo el Sistema Nacional de Apoyos y Cuidados “Chile Cuida”, que contempla una red de servicios y prestaciones para quienes cuidan y quienes necesitan de cuidados, y que buscamos institucionalizar y proyectar a través de un proyecto de ley que avanza en el Congreso.
La casa propia sigue siendo un elemento fundamental en esta ecuación, por eso, nuestro Gobierno sigue avanzando en un ambicioso Plan de Emergencia Habitacional que, al mes de marzo, ya ha permitido entregar viviendas a más de 188 mil familias, lo que representa un 72,61% de avance respecto de la meta propuesta del Presidente Boric. Asimismo, avanzamos en apoyo económico al costo de la crianza para familias sin empleos formales, a través de la ampliación del Subsidio Único Familiar.
Como mencionaba, hicimos ley medidas que contribuirán a que tener hijos no signifique renunciar a una carrera profesional. En esta línea podemos mencionar la Ley la reducción de la jornada laboral a 40 horas y la Ley de Conciliación de la Vida personal, laboral y familiar, y por eso también estamos impulsando el proyecto de Ley de Sala Cuna para Chile, que amplía el derecho a sala cuna a madres y padres trabajadores, independiente del tamaño de la empresa en que trabajan.
Si hoy todas y todos estamos de acuerdo en que tenemos que fomentar la natalidad, esperamos contar con los votos necesarios para la aprobación de esta iniciativa. Como ha señalado el Presidente, que la Agenda Sala Cuna para Chile sea ley es prioritario para nuestro cuarto año de Gobierno.
Y como siempre hemos señalado, las mujeres tienen derecho a decidir si desean o no ser madres y el Estado debe acompañarlas en esa decisión. Por eso, y gracias a las gestiones del Ministerio de Salud, este año FONASA ha incorporado el examen de medición de la hormona antimülleriana (AMH) a su Modalidad Libre Elección, lo que permitirá a las mujeres conocer su reserva ovárica de forma más accesible y económica, un elemento clave para evaluar su planificación familiar.
Debemos seguir avanzado, pero sin retroceder en los derechos alcanzados, y sobre todo, dando certezas a las mujeres de que la crianza no es una tarea que deben asumir en soledad y a costa de empobrecimiento, como lo han hecho miles en nuestro país.